¿Qué celebramos hoy?

En plena canícula -periodo del año con mayor calor- de agosto, los romanos abandonaban las ciudades y pasaban las noches en los bosques. Festejaban a Vertumno, dios de la maduración de las cosechas; a Conso, deidad de los campos, y a Opi, diosa de la fertilidad. El día 13 encendían lámparas en honor de Diana. El 15 comían cabrito regado con vino y las vestales -sacerdotisas consagradas a la diosa del hogar Vestal- portaban antorchas de fuego sagrado. Se llamaban Feriae Augusti, en honor al emperador Octavio Augusto, quien decretó las fiestas en el año 18 antes de Cristo.

Dos mil años más tarde y los mismos días del año, los italianos abandonan sus ciudades dejándolas desiertas, también beben vino y encienden lamparillas nocturnas en honor a sus dioses. Ahora se llama Ferragosto (transformación de Feriae Augusti).

Otro ejemplo, en el caso del cristianismo, es el festejo a la Virgen María en sus diversas advocaciones. Desde 1950 existe
como dogma la asunción a los cielos en cuerpo y alma de la madre de Jesucristo. Sin embargo la motivación es la misma, porque los humanos, desde hace muchos siglos, tenemos la necesidad de frenar el tiempo ciertos días al año para dedicarnos a lo que tanto nos gusta: la fiesta.

El antropólogo Xavier Marín Torné, de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, escribe que “para orientarnos en el espacio temporal que nos atraviesa como humanos, que nos constituye como personas, lo que hemos hecho es introducirle discontinuidad, destacar ciertos momentos y lugares. Sería como querer romper la monotonía, jugando a delimitar lugares y espacios a los cuales concedemos un valor especial. Por lo tanto, la fiesta tendría mucho que ver con la capacidad humana de separar, destacar, subrayar, acentuar o definir“.

Nació en mayo.

Lo que después Marín Torné deduce es que no puede haber días de fiesta sin días laborables, y que carece de sentido una vida de ininterrumpido trabajo, como también otra de continuas vacaciones. “Cuanto más contrasta la fiesta con la vida normal que llevamos, más enriquecedora es; cuanto más se asemeja a lo que hacemos cada día, menos fiesta es“, asegura el investigador.

Lo imprescindible es que esa necesidad sea cíclica, única y colectiva. Para cumplir las tres condiciones se han inventado, mejor dicho, hemos llegado a ciertos consensos. La Navidad, por ejemplo, hacia mediados del siglo IV se fijó el 25 de diciembre. Fue el papa Julio I el que lo propuso y el papa Liberio quien lo estableció en el año 354. Las referencias de primeras celebraciones navideñas nos vienen de San Juan Crisóstomo y de San Gregorio Nacianceno.

Antes estaban otros eventos en las mismas fechas: las romanas Saturnales; en el norte de Europa, las Yule, o fiestas del solsticio invernal, en las que se pedía a los dioses que el Sol brillara con más fuerza; las dedicadas a Odín en Escandinavia, o a Mitra en la zona de Turquía. El hecho de que el día de Navidad no sea el del nacimiento de Cristo parece irrelevante. Con los indicios de las propias escrituras sagradas, la fecha podría aproximarse a mediados de mayo, mes en que se celebra la Pascua de Resurrección.

Al ser ésta también un renacimiento, la Iglesia, siguiendo su costumbre histórica, se apropió de la fiesta pagana y le dio su contenido religioso en lugar de prohibirla. Así ha sucedido con numerosas conmemoraciones antiguas, que tienen que ver con las estaciones climáticas o con las labores agrícolas, como San Juan (24 de junio, cerca del solsticio de verano), la cual se celebra en el Mediterráneo con esparcimientos relacionados con el fuego, el del Sol veraniego. Pero muy pocas conmemoraciones son tan universales e indiscutidas como la Navidad.

El 26 de enero, por ejemplo, Día de Australia, rememora la llegada de la flota británica en 1788 y la proclamación de su soberanía sobre el continente, aunque a los aborígenes les trae malos recuerdos. Desde hace ya algunos años hay una gran polémica al respecto, el escritor australiano John Passant, que pertenece al grupo Alternativa Socialista, escribió: “El Día de Australia perpetúa nuestros mitos fundadores y esclaviza a nuestros hermanos y hermanas aborígenes. En el espíritu de verdadera reconciliación debemos abolir esta celebración del genocidio. En cambio, celebremos los 65,000 años de historia indígena y su administración de esta tierra. ¡Y paguen la renta!“.

¿Quién toma la decisión?

La Asamblea General de la ONU establece, tras diversas propuestas, una serie de fechas en el año que aluden a determinados asuntos. El objetivo es hacer conciencia sobre un problema y tiene que ver con acontecimientos históricos, como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, que recuerda el asesinato por orden del dictador Torrijos de tres activistas dominicanas. A veces son organismos ligados a la ONU los que instituyen las conmemoraciones, como la Organización Mundial de la Salud o, muy activamente, la UNESCO. La diferencia entre Día Mundial y Día Internacional reside en que los primeros se celebran en todo el orbe y los segundos sólo en algunos países. También la ONU establece el mes, la semana o el año de un tema específico. Por ejemplo, 2010 fue el año internacional de la biodiversidad y 2011 será de la química y de los bosques. En muchos países sirven de recuerdo y excusa para realizar actividades relacionadas con el tema.

Raza y trabajo.

Con la llegada de Colón a América ha habido una discusión parecida. Es, según el lugar y la época en que se celebre, la fiesta del Descubrimiento de Dos mundos (en Chile, desde 2000), Día de la Raza (en España, Argentina y México), de Colón (el Columbus Day, en Estados Unidos), de las Américas (en Uruguay, desde 1915), de la Resistencia Indígena (en Venezuela, desde 2002), Fiesta Nacional de España y de la Hispanidad (desde 1981), y a partir de 1987, sólo Fiesta Nacional de España. El hecho histórico está en este caso bien datado, pues fue el 12 de octubre de 1492 cuando el almirante Vicente Yáñez y Martín Alonso Pinzón pisaron
la isla de Guanahaní, aunque el asunto a festejar es discutible. Hasta 1900 la celebración era la fiesta nacional en muchos países americanos, pero en las décadas de 1910 y 1920 gente como el religioso español Zacarías de Vizcarra propusieron denominarla Día de la Raza. Ramiro de Maeztu acuñó el término ‘Hispanidad’ una década más tarde. Ambos conceptos fueron discutiéndose hasta que Franco retomó el de la Raza y en 1958 también el de la Hispanidad, además del de la Virgen del Pilar.

El día 1 de mayo, otra de las fechas consensuadas en el ámbito internacional para dedicarla a los trabajadores, fue denominado en 1955 por el papa Pío XII, anticomunista y defensor de un concordato con los nazis, fiesta de San José Obrero. Lo curioso es que esta fecha, que recuerda la huelga del 1 de mayo de 1886 que hicieron miles de trabajadores de Chicago para reivindicar la jornada de ocho horas y que acabó con una masacre durante la revuelta de Haymarket, no se celebra en Estados Unidos. Allí el Labor Day es el primer lunes de septiembre, y conmemora un desfile que hizo en Nueva York la organización semilla del sindicato Knights of Labor en 1884.

Parece más propio recordar un desfile que una masacre, sin embargo en la mayoría de los casos no es así. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer o de la Mujer Trabajadora, rememora el encierro en 1908 de 146 obreras de una fábrica textil en Nueva York, quienes demandaban mejores condiciones salariales y de trabajo. Como se negaron a salir, las autoridades les lanzaron bombas incendiarias y todas murieron calcinadas.

Algunos historiadores actuales dicen que esa no fue la auténtica fecha del incendio, y que en realidad este día se ha elegido entre varias y difusas fechas de combates sindicales protagonizados por mujeres a principios del siglo XX.

Los días de lucha siempre son recordados, aunque a veces la historia es paradójica. Un año después de la Toma de la Bastilla, el 14 de julio pero de 1790, se celebró en París la Fiesta de la Federación, y acudió Luis XVI al Campo de Marte para celebrarlo. Tres años más tarde fue guillotinado a causa de la misma revolución que se había desencadenado con la toma de la cárcel parisina. A partir de 1880 el 14 de julio se instituyó como Fiesta Nacional de Francia.

Fechas difíciles y forzadas.

La conquista de derechos civiles merece alegres celebraciones, pero ¿cómo se recuerda a las víctimas de una enfermedad tan terrible como el sida? En 1988 la Cumbre Mundial de Ministros de Salud sobre Programas de Prevención del Sida alertó en la ONU que la enfermedad se había convertido en una pandemia, y la Asamblea General estableció que era necesario dedicar un día al año a hablar de ello y a denunciar que muchas personas no pueden acceder a medicamentos ni a programas de prevención.

Se eligió el día 1 de diciembre de 1981, porque en esa fecha se dio el primer diagnóstico de sida. Aunque antes, el 5 de junio del mismo año, científicos dieron noticia de neumonías oportunistas detectadas en varones homosexuales y, pocos días más tarde, de casos de sarcoma de Kaposi relacionados con el virus. Aún así, el paciente infectado más antiguo que ha podido ser documentado data de 1959. También en este caso la celebración se basa en varias fechas históricas y no sólo en una.

No inconcreta sino errónea es la celebración del Día del Libro el 23 de abril, con motivo de la coincidencia de las muertes de Shakespeare y Cervantes. Porque en realidad ninguno de los dos falleció ese día de 1616. El español murió un día antes, el 22 de abril, y fue enterrado el 23. Y el genio de Stratford-upon-Avon tampoco expiró en esa fecha, pues entonces Inglaterra se regía por el calendario juliano. La fecha real de la muerte de Shakespeare es el 3 de mayo de nuestro calendario.

Es común celebrar los nacimientos de personajes históricos, pero a veces no es así. El Día contra la Discriminación, por ejemplo, que es el tercer lunes de enero, es el Martin Luther King Day, y hace referencia al nacimiento del líder pacifista. Aunque hasta 1986 no fue fiesta laboral, y hasta 2000 no en todos los estados de la Unión Americana. La primera vez que se planteó -es una de las tres fiestas relacionadas con un personaje histórico en Estados Unidos-, la Cámara de Representantes la rechazó porque era demasiado cara y se trataba de una persona que nunca tuvo cargo oficial alguno.

No sólo los hechos históricos son discutibles y discutidos, también lo son los personajes. Desde luego, no es el único dirigente que incluye sus efemérides en las fiestas nacionales. El 16 de febrero, Corea del Norte hace fiesta nacional porque es el cumpleaños de su líder Kim Jong II.

Los días D.

El día D y la hora H son los términos usados en el ejército para señalar una fecha a partir de la cual se puede programar una operación militar, aunque desde la Segunda Guerra Mundial el Día D no es otro que el 6 de junio, fecha del desembarco en Normandía. Según algunos, la letra D viene de Doomsday, Día del Juicio, y después ha sido el nombre de un personaje de cómic (villano, por supuesto); pero tampoco está tan claro este origen para designar una fecha en la jerga militar. Por extensión, un día D se dice de cualquiera en el que se programe algo fuera de lo común.

¿El 11 es un día D para los terroristas islámicos? Al-Qaeda ha realizado en lo que va del siglo al menos cinco grandes atentados los días 11. El primero, el 11 de septiembre de 2001, en Nueva York; luego otro en Djerba (Túnez), el 11 de abril de 2002; más tarde el de Madrid, el 11 de marzo de 2004; el 11 de julio de 2006 en Bombay (India), y por último el 11 de diciembre de 2007 en Argel (Argelia). Es difícil que sea una casualidad, pero ¿cuál es la razón? Por un lado, el 11 de septiembre de 1922 fue el comienzo de la dominación británica sobre Palestina, y puede que se quiera señalar ese hecho. Por otro lado, las investigaciones más recientes sobre el atentado a las Torres Gemelas dicen que no era ésta la primera fecha prevista, sino en mayo. Acaso este primer atentado no tenía una fecha específica y a partir de él Al-Qaeda decidió que los días 11 los dedicaría a masacrar inocentes. La verdad es que ciertas fechas sería mejor no tenerlas que recordar cada año.

 

Días oficiales:

7 de enero – Memoria de las víctimas del Holocausto.

8 de marzo – Día Internacional de la Mujer.

21 de marzo – Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

21 de marzo – Día Internacional de la Poesía (UNESCO).

22 de marzo – Día Mundial del Agua.

7 de abril – Día Mundial de la Salud (OMS).

23 de abril – Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor (UNESCO).

3 de mayo Día Mundial de la Libertad de Prensa (UNESCO).

15 de mayo – DíaInternacional de las Familias.

21 de mayo – Día Mundial de la Diversidad Cultural (UNESCO).

22 de mayo – Día Internacional de la Diversidad Biológica.

31 de mayo – Día Mundial sin Tabaco (OMS).

5 de junio – Día Mundial del Medio Ambiente (PNUMA).

26 de junio – Día Mundial de la Lucha contra las Drogas.

9 de agosto – Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

12 de agosto – Día Internacional de la Juventud.

8 de septiembre – Día Internacional de la Alfabetización (UNESCO).

21 de septiembre – Día Internacional de la Paz.

1 de octubre – Día Internacional de la Personas de Edad.

10 de octubre – Día Mundial de la Salud Mental.

16 de octubre – Día Mundial de la Alimentación (FAO).

17 de octubre – Día Internacional de la Eliminación de la Pobreza.

10 de noviembre – Día Mundial de la Ciencia al Servicio de la Paz y del Desarrollo (UNESCO).

16 de noviembre – Día Mundial de la Filosofía (UNESCO).

16 de noviembre – Día Internacional de la Tolerancia (UNESCO).

20 de noviembre – Día Universal del Niño (UNICEF).

25 de noviembre – Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

1 de diciembre – Día Mundial del Sida (OMS).

2 de diciembre – Día Internacional de Solidaridad para la Abolición de la Esclavitud.

3 de diciembre – Día Internacional de los Discapacitados.

10 de diciembre – Día de los Derechos Humanos.

Amelia Díe – Muy Interesante.

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