El presidente de la ciudad de los microbios

Cuando el reportero holandés Jop de Vrieze conoció sobre las bacterias que habitaban en casa, decidió aprender a administrar su propio organismo para mantenerlas felices – mientras se hacía más saludable en el proceso. A continuación te presentamos una informe de su experiencia.

ciudad miniatura

Me percaté de que tenía que comenzar a cuidad de las multitudes que viven dentro de mí – desde mi intestino, el centro de la ciudad microbiana, hasta los suburbios de mi piel. Una mala administración podría causar problemas (desequilibrios en la flora microbiana relacionados con diversas enfermedades – desde inflamaciones intestinales y diabetes tipo 2 hasta cáncer, enfermedades cardiacas y depresivas). Si empiezo a molestar a los microorganismos bueno, corro el riesgo de que los malvados invadan mi cuerpo. Entonces, ¿qué debo hacer exactamente para mantenerlos felices?

Comer verduras.

El intestino es la fuente de energía del mundo de los microbios. Un gran número de bacterias habita en mi intestino, alimentándose de los restos. Para descubrir de qué manera se veían afectadas por mi alimentación, seguí cuatro regímenes consecutivos. La primera semana comí lo que normalmente como – un poco de todo. En la segunda, seguí una dieta vegetariana y, en la tercera, di prioridad a las carnes y almidones además de eliminar las frutas y verduras del plato. En la cuarta semana, volví a mi dieta habitual, pero agregué un yogurt con probióticos (es decir, con microorganismos vivos) a las comidas. Al final de cada etapa de las dietas, recogí una muestra de heces.

cerdo feliz
© flyingdebris

Estos cambios trajeron alteraciones considerables al microbioma de mi intestino. Y la alteración más interesante tuvo lugar cuando deje de comer frutas y verduras. Durante esa semana rica en carnes, las poblaciones de ciertas especies responsables por reducir inflamaciones disminuyeron. Al mismo tiempo, otras especies surgieron para tomar ese lugar. Por ejemplo, se incrementó el número de Bacteroides, una especie de bacteria típica de las dietas ricas en proteína natural y grasa saturada que algunos estudios han asociados con la obesidad.

En cuanto a los yogurts con probióticos, después de una semana tuvieron poco efecto sobre el número de mis poblaciones. ¿Qué aprendí? Que debo continuar comiendo mis verduras y no preocuparme demasiado por el resto.

Guardar las heces.

Nada afecta más a las poblaciones intestinales que los antibióticos. Estos medicamentos no sólo matan a los agentes patógenos – también destruyen gran parte de nuestro microbioma. Esto puede traer diarrea severa y hasta enfermedad inflamatoria intestinal crónica. Tomar probióticos junto con antibióticos puede coadyuvar a minimizar el problema. La bacteria contenida en yogures y leches fermentadas no sustituye a todas las especies erradicadas, pero puede superar a los organismos oportunistas que intentan tomar su lugar.

niño con cara de asco

Para quien se preocupa por los efectos nocivos de los antibióticos existe una opción, digamos, más casera. Una científica holandesa dice que guarda dos frascos con heces de sus hijos en el refrigerador. Todavía no se ha visto en la necesidad de usarlos, pero casi lo haces después de que los niños fueron tratados con antibióticos. Usar las heces propias resulta más saludable que hacer un trasplante fecal, en el que se implanta una muestra de un voluntario saludable para reconstruir el microbioma del intestino. “Estos microbios están acostumbrados a su cuerpo y su cuerpo con ellos”, dice la científica. Yo, personalmente, todavía no me termino de convencer de reservar un espacio para esto en el refrigerador.

Mejor no bañarse a diario.

Había llegado la hora de aprender más sobre las necesidades de los microbios en mi piel. Durante cuatro días no me bañé y recolecté muestras de mis axilas, mejillas, de mi espalda y de las piernas. Cientos de especies fueron identificadas – y durante esos cuatro días la diversidad no hizo más que aumentar.

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Esto puede dar la impresión de que no bañarse puede hacer mal a la salud. Al contrario. En realidad, algunos investigadores creen que, al lavarnos la piel a diario, retiramos una especie de capa protectora natural. “Las bacterias nocivas presentes en la piel ayudan a formar una barrera física contra los microbios que pueden hacernos daño”, dice Elizabeth Grice, profesora del Departamento de Dermatología de la Universidad de Pensilvania, en los Estados Unidos. “Ellas nos protegen, educan al sistema inmunológico e impiden la entrada de agentes patogénicos o bacterias oportunistas”.

Se me presentó un dilema. Necesitaba decidirme entre a quien quería proteger más: mis microbios o a las personas a mi alrededor. Si simplemente me dejaba de bañar, me estaría arriesgando a la exclusión social. Al fin encontré un término medio: ahora tomo un baño un día sí, y un día no. Y hasta ahora no he perdido a ningún amigo.

Pellizcar menos.

De la misma forma que en el intestino, el equilibrio de las bacterias que habitan en nuestra boca depende de nuestros hábitos alimenticios. Una boca saludable cuenta con una gran variedad de especies, mientras que una poco saludable puede estar dominada por pocos tipos de bacterias. Algunas de ellas, como la Streptococcus mutans, producen ácidos al descomponer los azúcares. Otras, como la Porphyromonas gingivalis, desencadenan las inflamaciones.

golosinas

Escupí sobre un tarrito para ver como andaban mis bacterias bucales. Descubrí que el equilibrio entre las productoras y las neutralizadoras de ácido estaba alterado, lo que aumentaba mucho mis probabilidades de tener caries. “No es pecado comer o bebe cosas dulces y agrias”, dice Wim Crielaard, de la Universidad de Ámsterdam, en Holanda. “Pero cuando el ataque de los ácidos sucede con mucha frecuencia – más de siete veces por día – la saliva y las especies neutralizadoras no consiguen mantenerse”. Nota mental: no pellizcar comida con mucha frecuencia.

Retoma el contacto con los viejos amigos.

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© Mundokk

Graham Rook, un profesor de microbiología de la Universidad College London, propone la hipótesis del “viejo amigo”. A lo largo de la historia, microbios y humanos se desarrollaron simultáneamente. Los microbios fueron incorporados a nuestra fisiología, ya que regulan nuestro sistema inmunológico. Pero gracias a nuestro estilo de vida moderno, exiliamos a muchos de esos viejos amigos y, peor aún, acogemos nuevos enemigos. Las grandes comunidades urbanas y la intensa agricultura permitieron que los microbios nocivos florecieran y se esparcieran. Entonces, ¿cómo hago para reconquistar a mis viejos amigos? “No se trata de vivir en la suciedad”, dice Rook. “En un ambiente moderno, eso nos colocaría en confrontación con nuestros nuevos enemigos”. Pero el simple hecho de pasarle la mano a un gato puede ayudar. Las personas que poseen animales domésticos dividen las bacterias con éstos – y eso puede ser bueno.

Durante este largo e intrigante viaje, aprendí mucho sobre lo que me hace ser quien soy. Si eres un habitante urbano y omnívoro, es bastante probable que no seamos muy diferentes.

newscientist.com

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12 comentarios en «El presidente de la ciudad de los microbios»

  1. el post muy informativo, pero ni loca lo de las heces y lo del gato menos, a comer muchas verduras porque lo no bañarse diario la aplico siempre que es invierno un aseo en las zonas más sucias y listo.

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