¿Podemos controlar el clima?

Se entiende por control o modificación del clima la aplicación de tecnologías encaminadas a alterar los fenómenos meteorológicos para favorecer la actividad humana. Esto es opuesto al concepto de cambio climático, donde las variaciones ambientales son debidas al impacto de la civilización sobre el planeta. ¿En verdad podemos domar a la naturaleza y contrarrestar el calentamiento global? La ciencia nos da sus argumentos.

tornado

De acuerdo con Roelof T. Bruintjes, investigador del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, por sus siglas en inglés), en Colorado, Estados Unidos, las tecnologías disponibles para el control climático están estrechamente vinculadas con la administración de los recursos acuáticos y, en algunos casos, con suavizar catástrofes climáticas.

Antecedentes.

control clima

En 1946, Vincent Schaefer, un investigador que trabajaba para la General Electric (GE), inició la ciencia de la modificación climática cuando, armado con sus teorías y un kilo de hielo seco pulverizado, voló dentro de una nube en los cielos de Massachusetts con el fin de vaciar en ella su cargamento.

Junto con otros investigadores de la GE, Schaefer había estado estudiando los procesos físicos que se llevan a cabo dentro de las nubes para que llueva o no. El experimento buscaba probar que las partículas de hielo eran capaces de provocar la condensación de la humedad en la nube, al funcionar como núcleos para la formación de cristales de hielo más grandes que, por su peso, se precipitarían al suelo en forma de lluvia o nieve, dependiendo de la temperatura. Ese mismo año, otro investigador, Bernard Vonnegut, sustituyó el hielo seco por yoduro de plata, una sal con gran capacidad para absorber humedad y que surte un mejor efecto. Si bien la técnica despertó el escepticismo de muchos meteorólogos, a principios de la década de los 50, 10% de los cielos estadounidenses eran “sembrados” por empresas comerciales que ofrecían sus servicios para hacer llover.

Las propuestas y los resultados motivaron el interés del gobierno de EU y durante los siguientes 30 años destinó cientos de millones de dólares a proyectos de investigación que pudieran incrementar la lluvia, minimizar el daño agrícola por granizo y disminuir la niebla sobre los aeropuertos.

El proyecto más extenso de sembrado de nubes fue desarrollado a principios de los años 90 por científicos del NCAR en el estado de Coahuila, para tratar de terminar con la sequía que azotaba esa entidad. De todas las misiones lanzadas, 99 de ellas lograron incrementar un 40% la precipitación, de acuerdo con el coordinador del proyecto, Brant Foote.

La técnica que consiste en “sembrar” las nubes con productos glacigénicos, como el hielo seco o el yoduro de plata, sigue siendo la más aceptada y usada por la ciencia de control del clima. La comunidad científica reconoce que esta técnica es capaz de incrementar un 10% la cantidad de precipitación que alcanza el suelo (comparada con las lluvias que resultan de los procesos naturales) cuando el sembrado se realiza bajo condiciones atmosféricas favorables, explicó el investigador T.P. DeFelice en un artículo presentado en la Conferencia de Modificación del Clima de 2005.

MÁS DE 1,000 PROYECTOS.

La Weather Modification Organization, agrupación estadounidense abocada a la investigación y difusión de estas tecnologías, asegura que 24 países declaran llevar a cabo más de 1,000 proyectos encaminados a la modificación del clima. El experto Roelof T. Bruintjes señala que por lo menos otras 10 naciones realizan experimentos sin dar información sobre éstos. En un artículo presentado por el investigador T.P. DeFelice, en la Conferencia de Modificación del Clima de 2005, explica que muchos problemas socioeconómicos contemporáneos se deben a la falta de disponibilidad de agua y advierte que, para el año 2020, más de un 40% de la población mundial vivirá en áreas con escasez de este líquido, donde las tecnologías para el control del clima pueden ser aplicadas con éxito para facilitar el ciclo del agua.

Cómo domar un huracán.

huracan

Aplicar tecnologías de modificación climática para disipar huracanes o tratar de controlar su dirección todavía está en proceso de investigación, y algunas propuestas caen en el terreno de la especulación. Sin embargo, existe ya una larga historia de intentos, algunos de los cuales han resultado exitosos, al menos parcialmente.

Stormfury (furia de tormenta), desarrollado entre 1961 y 1971 por la marina estadounidense y el servicio federal de meteorología, fue de los planes más ambiciosos para el control de huracanes. El proyecto buscaba disolverlos antes de que golpearan las costas americanas. Para ello se enviaron misiones a sembrar con yoduro de plata las paredes del ojo del huracán. Según el plan, el aumento de lluvia debía restarle fuerza a los vientos. Las primeras cuatro misiones reportaron un descenso de entre 10 y 30% en la velocidad de los vientos. Sin embargo, las siguientes cuatro misiones no lograron el objetivo, por lo que se terminó el proyecto.

Ross N. Hoffman, meteorólogo reconocido y vicepresidente de una firma de consultoría ambiental, presentó otra propuesta. Él dijo que sería posible domar huracanes o al menos desviarlos, de hecho, ya lo ha logrado… de manera virtual. En simulaciones de computadora, Hoffman experimentó con los huracanes Andrew e Iniki, los más fuertes de 1992, y pudo desviar las tormentas virtuales 96.54 kilómetros aumentando dos grados la temperatura de las corrientes ascendentes en el centro del huracán.

El problema es que, actualmente, no hay tecnologías que logren tal efecto. Hoffman imagina un futuro con satélites capaces de colectar energía solar y transformarla en un rayo de microondas. La idea es disparar desde los satélites un rayo que alcance la tormenta e incremente su temperatura interior para modificar su curso.

Lluvia electrizante.

control climatico

La llamada electrificación local de la atmósfera terrestre, o ELAT, es una técnica para producir lluvia que no se parece a ninguna otra desarrollada hasta el momento. Su creador es el meteorólogo ruso Lev Pokhmelnykh, un investigador del Laboratorio de Protección Meteorológica de Moscú. La técnica ELAT consiste en instalar antenas capaces de emitir iones cargados eléctricamente a la atmósfera sobre ellas. Según sus creadores, esta carga eléctrica es capaz de alterar la distribución de humedad en la atmósfera generando corrientes, humedad y, por supuesto, lluvia.

La técnica fue importada a México a principios de los 90 con el apoyo de Heberto Castillo, entonces presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado. Castillo vio en esta tecnología una solución al largo periodo de sequía que dañaba severamente las actividades agrícolas y ganaderas del norte del país.

En una primera etapa se instaló una estación en el estado de Sonora, la cual reportó notables incrementos en la precipitación pluvial de la entidad, explica un artículo del Massochusetts High Tech, una publicación que analiza nuevas tecnologías. A partir de estos resultados, el gobierno mexicano apoyó la instalación de más estaciones en ocho estados de la República a finales de los 90.

Con 60 años de existencia y una polémica merecida, la ciencia del control climático aún está en pañales. Pero es un hecho que en los años venideros requeriremos herramientas más confiables que un cuchillo en la tierra o una novena a San Isidro labrador para lograr el clima perfecto.

El Clima como arma.

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Poder controlar el clima a voluntad implica tener a nuestra disposición una de las fuerzas más poderosas del planeta. “Weather as a Forcé Multiplier: Owning the Weather in 2025” (el clima como un multiplicador de fuerza: poseer el clima en el año 2025) es un documento redactado en 1996. El objetivo del trabajo fue examinar los conceptos, capacidades y tecnologías que Estados Unidos requeriría para mantener el liderazgo en el aire y el espacio en el futuro. La solución encontrada por un grupo de oficiales fue utilizar el clima como un elemento de control. Los autores del reporte explican que varias de las tecnologías actualmente disponibles lograrán, en un periodo de 30 años, ofrecer a cualquiera que tenga los recursos suficientes, la capacidad de modificar los patrones climáticos y sus efectos, por lo menos a escala local. Si bien el reporte se presenta como un desarrollo ficticio de situaciones y escenarios futuros, sus autores enfatizan que “las tecnologías están allí, esperando a que nosotros las pongamos todas juntas”

Hasta el momento, el único intento de usar el clima como arma fue el proyecto Popeye. Éste fue llevado a cabo entre 1966 y 1972, y consistió en misiones aéreas cuyo objetivo fue sembrar nubes sobre Vietnam en un intento por prolongar la temporada de monzones y, con ello, anegar el avance de las tropas enemigas. Si bien la lluvia cayó, no hubo mucha evidencia para determinar que esto fuera una ventaja para el ejército estadounidense. Cuando los detalles del proyecto salieron a la luz pública, la ONU convocó a un tratado internacional que prohibió el uso hostil de cualquier técnica de control del clima.

4 comentarios en «¿Podemos controlar el clima?»

  1. Muy interesante, seria bueno Hery que hicieras un post que hable sobre el proyecto H.A.A.R.P. y los paises que controlan el clima como arma sobre si mismos y sobres sus enemigos que muchas veces ni cuenta se dan.

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