Tragedia de los Mineros en Bolton: desastre en la Fosa de Pretoria

En el ámbito de la investigación paranormal existe cierto consenso sobre la naturaleza de los fantasmas. Generalmente, predomina la versión de que estos fenómenos son resultado de la energía residual que dejan atrás las almas humanas. De esta forma, las apariciones son una especie de ecos perdidos en el tiempo, energías completamente ajenas al entorno actual. Lo más interesante es que dicha explicación parece encajar en múltiples relatos de actividad paranormal.

carretera en otoño

Entre fantasmas y apariciones.

Por ejemplo, las manifestaciones sobrenaturales suelen acompañarse de alteraciones físicas en el ambiente: distorsiones en el campo electromagnético, variación en los niveles de radiación o los clásicos e inexplicables aumentos en la temperatura. En muchos de estos fenómenos los entes manifestados no asumen la forma física que tenían en vida, y adoptan configuraciones etéreas que flotan en el aire. Para muchos, se trata de almas en pena que vagan sin destino.

Aunque, esta regla no siempre aplica. Existen relatos de entes que aparentan tener conciencia del mundo que los rodea. Son apariciones que interactúan con los vivos manifestando algún tipo de inteligencia básica, llegando a manipular objetos y entablar comunicación para solicitar determinadas cosas.

Sin lugar a dudas, uno de los temas más fascinantes de la parapsicología son los fantasmas que hacen peticiones a los vivos, algún tipo de favor o acción que debe cumplirse en su nombre. Entre los ejemplos más comunes encontramos a víctimas de asesinato que buscan justicia habitando el sitio donde perdieron la vida, lugar desde donde lanzan acusaciones y revelan la identidad de el o los responsables. También están los casos de personas que murieron antes de cumplir una promesa.

Bolton, Inglaterra.

Para esta disciplina, las almas que vagan sin reposo se denominan “apariciones con una misión”. Y han estado con nosotros prácticamente desde el inicio de la civilización, en todas las culturas y rincones del mundo. Uno de los casos más enigmáticos son las “apariciones de los Mineros de Bolton”, acaecidas en una ciudad homónima de Inglaterra. Lo interesante del caso no es sólo una manifestación paranormal, sino el hecho de que interactuaron con el entorno exigiendo medidas para dar cumplimiento a sus demandas.

Bolton está ubicada al noroeste del país, en la región urbana de del Gran Mánchester. Posee alrededor de 300 mil habitantes y adquirió importancia y valor con el inicio de la Revolución Industrial. Entre las múltiples industrias que proliferaron en Bolton, la extracción de carbón mineral fue la más importante. En la época victoriana muchas de las empresas que impulsaron la Revolución Industrial se instalaron en esta región. Por eso, Bolton y varias ciudades vecinas se volvieron el núcleo en la producción de combustibles fósiles.

La minería en Bolton.

Bolton fue la principal ciudad productora de carbón mineral desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Las minas contaban con túneles extensos de los que se extraía el material oscuro que alimentaba las calderas de la Era industrial. En aquella región de Inglaterra, mineros cubiertos de hollín se aventuraban a túneles profundos para encontrar carbón. Las chimeneas escupían humo día y noche, haciendo que los días se volvieran negros.

mineros
Mineros

El trabajo en una mina era peligroso y extenuante. A menudo, los mineros debían recorrer kilómetros de galerías excavadas en túneles angostos, cargando herramienta y todo el equipo necesario para realizar su trabajo. Los derrumbes, deslaves y la aparición de burbujas de gas venenoso implicaban los mayores riesgos.

La jornada laboral no contemplaba el descanso, y los mineros pasaban el día entero al interior de estas minas, inmersos en una oscuridad espeluznante, deslizándose por pasillos apretados. Por si fuera poco, las empresas no tenían reparo al contratar menores de edad para realizar tan peligrosa labor. Como eran pequeños, les resultaba fácil alcanzar sitios complicados. El menor descuido podía resultar fatal y la muerte los acechaba permanentemente.

El desastre en la Fosa de Pretoria.

Aquella fiebre por la extracción del carbón resultó un arma de doble filo. A comienzos del siglo XX, las minas excavadas en Gran Bretaña parecían agotarse. Aquella materia prima que impulsó la producción generando riquezas inimaginables estaba a punto de desaparecer. Encontrar nuevos depósitos de carbón natural implicaba que los mineros se adentraran cada vez más profundo en la tierra. La actividad era pesada, claustrofóbica y muy peligrosa.

Una de las minas más rentables en las inmediaciones de Bolton, la Fosa de Pretoria (Pretoria Pit), se acercaba a su fin alrededor del 1900. Encontrar carbón en este lugar implicaba adentrarse muy profundo. Los obreros de la instalación, entre los que figuraban niños de 8 y 16 años, no dejaban de quejarse de las condiciones infrahumanas de lugar.

Pero, en aquella época poco podía hacerse por mejorar las condiciones laborales. La mano de obra abundaba y si un trabajador se quejaba lo reemplazaban. No había sindicatos ni representantes y, esencialmente, los trabajadores no tenían algún otro derecho más allá de la percepción de un salario.

Cuervos negros de las profundidades.

Sin embargo, además del trabajo duro los hombres se preocupaban por otras cosas. Tenían miedo de aquellas cosas que se ocultaban en las profundidades de la Tierra, seres que no podían distinguir en la oscuridad, pero cuya presencia era notable.

En los relatos se mencionaban toda clase de fenómenos, desde pequeños duendes hasta sombras que se escurrían por los túneles. Se hablaba de entes hechos de gas, extraños seres con piel azul e incluso hombres murciélago. Los capataces censuraban estos rumores, y si un minero se empeñaba en seguir hablando lo despedían.

En ese entonces, toda clase de malos augurios empezaron a surgir en las minas. Era común que las herramientas metálicas quedaran magnetizadas por extrañas corrientes eléctricas, sonidos espeluznantes provenientes de las profundidades y hombres que se perdían en los túneles y no lograban encontrar la salida. Cualquier tipo de incidente inusual alimentaba la paranoia.

Entre las señales de mala suerte más temidas destacaban los avistamientos de los temibles “cuervos negros de las profundidades”, animales que habitaban las zonas más profundas de las galerías y cuya aparición se asociaba a una catástrofe inminente.

La gran tragedia en la mina.

Las historias de aquellos trabajadores no pasaban de simples leyendas. Cuando empezaron a aparecer los misteriosos pájaros negros por poco y se para la producción, pero los patrones decidieron seguir trabajando. Fue un error gravísimo. En 1910, la Fosa de Pretoria se convirtió en el escenario de un gran desastre.

desastre en la Fosa de Pretoria
Escena del desastre en la Fosa Pretoria, 1910.

Un pequeño colapso en una parte de la mina reventó el ducto que aislaba los cables eléctricos, y la chispa del cortocircuito incendió un depósito de gas que permeaba el ambiente subterráneo. En una reacción en cadena imparable, la fuerte explosión provocó múltiples derrumbes. Aquel 21 de diciembre, los 344 obreros que trabajaban en la mina terminaron muertos. Algunos perecieron instantáneamente aplastados bajo toneladas de tierra. Y otros quedaron encapsulados entre los escombros, sin aire ni comida. La ayuda jamás llegó.

Es verdad que desplegaron algunos equipos de rescate, pero con la tecnología de esa época resultaba imposible salvar la vida a los mineros atrapados sin morir en el intento. Algunas estimaciones señalan que la mitad de todos esos muertos eran niños, una tragedia que sacó a la luz el horror del trabajo infantil y la explotación desenfrenada en el lugar. El evento dejó una profunda cicatriz en el consciente colectivo de los ciudadanos de Bolton.

Aquel trágico evento se convirtió en el peor desastre industrial en la historia de Inglaterra, aunque en años posteriores lo rebasaron otros desastres similares.

Los muertos olvidados.

Ocho décadas después, a comienzos de la época de 1990, la marca psicológica que dejó el incidente en el Foso de Pretoria desaparecía. Las familias y amigos de aquellos que murieron en el trágico evento abandonaron este mundo. En la ciudad se dejaron de celebrar misas para conmemorar aquella fecha, y los habitantes más jóvenes ni siquiera sabían del evento. Pocos recordaban lo ocurrido y a casi nadie le importaba.

Sin embargo, los espíritus de aquellos que murieron en la mina no aceptaban el olvido de los vivos. Y eso resultó evidente tras un intenso periodo de actividad paranormal del que fueron testigos cientos de habitantes en las inmediaciones de Bolton.

Actividad paranormal en Bolton.

Uno de los primeros relatos surgió en 1993, fecha en que un residente llamado Brian Lowe conducía por la Avenida Platt, cruzada por un camino adyacente al sitio que ocupó la mina. De repente, el motor de su automóvil se apagó y tuvo que orillarse para ver lo que sucedía. De la nada, el hombre distinguió un extraño brillo en la oscuridad y encontró decenas de ojos observándolo. Pero, todavía más inquietantes resultaron las sombrías siluetas de los hombres. Completamente aterrado, Lowe abandonó el carro y se echó a correr. Después de esto, los relatos de avistamientos paranormales se multiplicaron.

orbes en el bosque

Decenas de personas llegaron a describir episodios similares: siluetas sombrías de hombres y niños que aparecían espontáneamente en la oscuridad. Estas formas caminaban por la carretera o recorrían el terreno baldío que alguna vez ocupó la mina.

Una noche, un terrible estruendo interrumpió la tranquilidad de los habitantes. Para ese momento, las historias macabras y los rumores ya eran bien conocidos por la población, pero eso no impidió que se apresuraran al lugar. Al llegar, encontraron que el sonido provenía de un hundimiento en el terreno que expuso parte de la antigua mina. La policía acordonó el área y prohibió a los civiles ingresar para evitar accidentes.

Pero, el evento revivió la incómoda historia del incidente en la Fosa de Pretoria. La prensa volvió a divulgar detalles de aquella tragedia sucedida a principios del siglo XX.

Reviviendo la tragedia en la Fosa de Pretoria.

Mientras los ingleses redescubrían la trágica historia, la mina se convirtió en epicentro de eventos inexplicables. Los habitantes aseguraban observar sombras en el área, así como percibir un hedor parecido a la carne en descomposición. También abundaban los informes de explosiones subterráneas.

Los vecinos empezaron a quejarse de sucesos extraños: caídas drásticas en la temperatura y extrañas luces que sobrevolaban el área. También referían esferas oscuras que flotaban en el aire siguiendo a personas o vehículos y generando una enorme sensación de pavor.

Los rumores de que la antigua mina era escenario de gran actividad paranormal se esparcieron de boca en boca, y cada vez más personas evitaban la región. El precio de los inmuebles se vino abajo y numerosos comercios tuvieron que cerrar.

orbes en la oscuridad
Frecuentemente los habitantes describían orbes negros que flotaban por la zona.

Bolton se convirtió en destino frecuente de médiums, parapsicólogos e investigadores paranormales. La prensa llegó a catalogar la ciudad como el sitio más embrujado del país, y todo a causa de los relatos que emanaban de la Fosa de Pretoria. Los “cazafantasmas” que ganaron espacios en programas de televisión dedicaron investigaciones especiales al incidente de Bolton y la actividad paranormal del lugar.

Honrando a las almas en pena.

En 1996, la prensa divulgó la noticia de que una serie de esferas oscuras flotaban sobre el terreno baldío. De pronto, toda Inglaterra debatía sobre qué hacer con el lugar o cómo lidiar con estos fenómenos.

Así, un famoso presentador de televisión especializado en temas paranormales llamado Roger Watkins sugirió que Bolton buscara la forma de honrar a los muertos para ayudarlos a conseguir el descanso eterno, toda vez que el olvido de aquella negligencia sería la razón de todos estos eventos.

Se mencionó que los cuerpos de los mineros jamás se recumeraron. Consideraron la posibilidad de abrir los viejos túneles para recuperar las osamentas, pero los especialistas argumentaron que se trataba de una tarea extremadamente peligrosa. Después de tanto tiempo, la estructura de la mina probablemente estaba muy deteriorada.

monumento desastre fosa de pretoria

Al final, decidieron crear un fondo para recibir donaciones que permitieran construir un monumento que honrara la memoria de las 344 víctimas. Alcanzaron la meta en tiempo récord, y sobre lo que alguna vez fue la entrada a la mina edificaron una estatua con un muro en honor a todas las víctimas.

El fin de los eventos paranormales en Bolton.

El 1999, el obispo de Bolton lideró un servicio religioso para bendecir la mina. El sacerdote leyó el nombre de cada uno de los muertos a sus descendientes directos, traídos especialmente para la celebración.

Los extraños incidentes que involucraban fantasmas y avistamientos de misteriosas esferas negras fueron disminuyendo paulatinamente, hasta que la vida regresó a la normalidad. Desde entonces, el terreno baldío sufrió diversos cambios hasta convertirse en un parque público.

El monumento dedicado a los mineros que perecieron en el incidente de la Fosa de Pretoria sigue en el mismo lugar. Cada 21 de diciembre la iglesia local organiza una ceremonia para garantizar que las víctimas no queden en el olvido.

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