Unos dicen que el amor entra por los ojos, y otros que por el estómago. Tratándose de comida, el mayor placer se encuentra en degustar un sabor exquisito con el paladar. Sin embargo, a esa experiencia placentera también aporta el olfato e incluso la vista. Un platillo bien ensamblado y visualmente atractivo contribuye en gran parte a la experiencia de degustar alimentos.
Para muchos comensales, esa experiencia visual puede mejorar y expandir el sabor desde una perspectiva general. En un foro de Reddit llamado Culinary Plating defienden e ilustran esta postura. En ese rincón del Internet han publicado algunas de las mejores y más impresionantes fotografías con los platillos más hermosos del planeta.
Platillos que parecen obras de arte.
Son platillos que llegan hasta la mesa luciendo como obras de arte. Y en cierta forma lo son, pues potencian el deleite del nuestro paladar a través del gusto que la estética proporciona a nuestros ojos. La idea tras esta iniciativa es llevar a la excelencia uno de los hábitos más comunes en la web.
Nos acostumbramos tanto a publicar imágenes de alimentos, que estas fotografías huyen de esa cotidianeidad. En teoría, se trata de admirar productos capaces de agudizar nuestros sentidos en múltiples formas. Únicamente se trata de admirar, pues las fotografías publicadas sólo se acompañan con una leyenda.
Un simple resumen de los ingredientes que componen el platillo, pues no se necesita más que la imagen en sí y una que otra sugerencia del olor y sabor que proporcionan. Los moderadores argumentan que la cocina tradicional francesa ha perdido terreno entre los comensales que optan por montajes minimalistas y limpios, con colores y sabores cuyo único fin es llamar la atención. Advierten que la gastronomía también es un arte estético.
Otra tendencia que señalan es la popularidad de los platillos que reconstruyen clásicos en versiones modernas profundamente estéticas. Aparentemente, sin alterar el sabor original. Después de todo, el propósito final siempre será comer el alimento. Y la finalidad de estas creaciones sólo se alcanza, irónicamente, cuando la obra deja de existir al interior del estómago. Por más hermoso que sea un platillo, siempre terminará debidamente devorado.
Un ceviche de nabo con «leche de tigre», papa dulce, aceite de cilantro y granos de maíz tostado.
Cheesecake de chocolate blanco, crema al estragón, crema de mora, helado de estragón y crumble de chocolate.
Vieiras sobre una cama de rúcula e hinojo.
Pera escalfada en vino tinto, crumble de avellanas, gelatina de limón y mousse de chocolate blanco.
Smørrebrød de papas de las montañas suizas, mostaza vegana y crema de remolacha en conserva.
Ensalada de tomate cherry con fresas, mousse de queso de cabra, menta, remolacha y zumaque.
Rollos de ensalada.
Tarta de mango con ganache de chocolate, crema de guayaba y frutos rojos.
Tarta de kiwi con gelatina de kiwi condensada.
Frambuesa, higo y chocolate preparado de diversas formas.
Zanahoria, escarola y pistache molido.
Pastel de zanahoria con mousse de mascarpone, helado de ricota y gelatina de zanahoria con miel.
Tartaleta de manzana caramelizada con helado de mascarpone.
Manzana y esferas de coco.
El último parece una célula, está increíble.
Lo bonito se les quita con el precio que han de tener, pero para todos hay gustos
Interesante. Se ve como una obra de arte plástica.
En lo personal, no me apetecen esos platillos. Se ven bonitos y quizás sepan bien (quizás), pero como que algo les falta, o le sobran, a las fotos.
Muy bonitos, pero la mayoría están semi-vacíos, mi abuela reprobaría a estos chefs.