Los 50,000 elegidos para continuar con la humanidad

Todos recuerdan donde estaban y lo que hacían el día que los extraterrestres establecieron contacto. Yo buscaba pasaje en Times Square. Estaba cantando a todo pulmón una canción de la radio, con la mano apoyada sobre el volante, y lo próximo que supe fue que una gigantesca nave espacial ocupaba la mitad del cielo visible.

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Pisé el freno a fondo y asomé la cabeza por la ventana del taxi. Aquella máquina monstruosa se extendía sobre todo el río Hudson hasta Greenpoint. Los espectaculares luminosos de Times Square se apagaron, y a continuación apareció el mensaje en todas las pantallas.

“Saludos humanos, venimos en paz. La Tierra se encuentra al borde de la extinción. Somos capaces de prever una inminente explosión en su estrella madre, y ofrecemos transporte a otro planeta adecuado para la vida.

Desafortunadamente, sólo podemos transportar a 50,000 miembros de su especie. Por favor, hagan una selección de los individuos más aptos para colonizar su nuevo hogar y continuar con la raza humana. Volveremos el 9 de junio a las 10:00 am para recogerlos en Governor’s Island, Nueva York”.

Lo primero que se me vino a la mente fue que se trataba de una broma, o quizá alguna campaña publicitaria para una película de ciencia ficción. Sin embargo, lo que no sabía era que el mismo mensaje apareció en todas las pantallas electrónicas del planeta: teléfonos inteligentes, monitores de computadora, televisores, etc.

Ya puedes suponer lo que sucedió después. Las personas abarrotaron Governor’s Island, suponiendo que estar allí les aseguraría un lugar en la nave extraterrestre. El presidente de los Estados Unidos declaró un estado total de emergencia, y al poco tiempo desplegó a la guardia nacional. A partir de entonces las cosas no hicieron más que empeorar.

Al analizar mi posición, determiné que no tenía la más mínima posibilidad de resultar elegido. Después de todo, no era más que un taxista de Nueva York a punto de entrar a la tercera edad. Me dirigí al este y, en el camino, conocí personas con pensamientos afines con las que emprendí una pequeña comuna en una granja abandonada. Era un lugar pacífico y sereno. Todas las noches solíamos cenar al aire libre y cantar para los niños alrededor de una gran fogata.

Semanas después, por radio escuchamos que Estados Unidos cerró sus fronteras. Evidentemente, al resto del mundo le pareció un atropello que los estadounidenses decidieran quien se salvaba. Las armas nucleares no se hicieron esperar, y al poco tiempo Internet cayó. Todo aquello empezó a sentirse como el fin del mundo, pero éramos una comunidad autosuficiente, así que nos concentramos en salir adelante.

El tan esperado 9 de junio llegó y se fue. Nos resignamos a aceptar nuestro destino y a esperar el final. No había nada más que hacer. Pero, una tarde un soldado llegó tambaleándose a la granja con el uniforme empapado de sangre. Lo atendimos y le proporcionamos cuidados médicos.

Suponíamos que resultó herido en algún ataque a un puesto de control. Pero el soldado nos corrigió. Dijo que los extraterrestres aniquilaron a todo su escuadrón. Era el único que estaba con vida.

Estábamos confundidos.

Una vez que logró reponerse, nos contó todo. Los extraterrestres sí regresaron, justo en la fecha que prometieron. Pero no para rescatar a los humanos. Sino para invadirlos. Y como los ejércitos del mundo estuvieron demasiado ocupados destrozándose entre sí, era inviable organizar algún tipo de resistencia significativa.

De hecho, la Tierra jamás estuvo en peligro. Bueno, no por la explosión del Sol. Los extraterrestres encontraron una forma inteligente de conquistar y condenar a la humanidad sin recurrir al más mínimo acto de violencia. jtb685

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3 comentarios en «Los 50,000 elegidos para continuar con la humanidad»

  1. No bueno yo pensando que los marcianos eran buenos y era una forma de descartar a la gente mala y desinteresada y que no, eran mentes criminales y terroristas

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  2. A decir verdad, un giro se veía venir desde el principio… pero esperaba algo distinto; algo como que eliminarían a «los elegidos» y/o los que intentaban salvarse y que solo los que asumieron su destino vivirían; a manera de «purgar» a la humanidad.

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