La historia real que inspiró la película La Excavación

Uno de los mayores hallazgos arqueológicos en Europa sucedió en 1939, justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Y todo gracias a una viuda que decidió excavar en sus tierras con ayuda de un arqueólogo. La industria cinematográfica encuentra en la arqueología una constante fuente de inspiración. Indiana Jones, La Momia y Tom Raider son algunas de las películas que exploran este tema tan fascinante.

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Desafortunadamente, suelen ser historias ficticias o en las que se exageran los descubrimientos arqueológicos. Por eso, La Excavación (en inglés The Dig) ofrece una perspectiva distinta. Estrenada por Netflix hace un par de semanas, esta película dirigida por Simon Stone está basada en la novela homónima de John Preston, publicada en 2007.

La obra nos cuenta la historia de unas inusuales excavaciones arqueológicas en Sutton Hoo, una propiedad ubicada al sur de Inglaterra. Aunque los trabajos iniciaron en 1938, el proyecto se extendió por un año y culminó con uno de los mayores hallazgos arqueológicos del Reino Unido. El descubrimiento de una embarcación anglosajona fúnebre conmocionó a la comunidad arqueológica, principalmente por un vínculo histórico que los remontó al siglo VII.

Aunque la película se basó en una historia real, es importante asimilar que la trama incluye elementos ficticios. Pese a esto, los protagonistas de la historia, Edith Pretty (Carey Mulligan) y Basil Brown (Ralph Fiennes), realmente existieron y vivieron los sucesos relatados en la película. La historia que inspiró La Excavación es digna del recuerdo.

La historia real de Sutton Hoo.

Frank y Edith Pretty era un matrimonio que disfrutaba de la historia y los bellos paisajes de Inglaterra. Por eso adquirieron una propiedad al sur del país, en Suffolk, una apacible ciudad llena de historias y rumores del pasado. La propiedad recibió el nombre de Sutton Hoo, y la pareja se instaló poco después de su boda. Allí vivieron hasta 1934, año en que la desafortunada muerte de Frank puso fin a la unión.

excavaciones Sutton Hoo

Cierto día, Edith excavó en un área que presentaba formaciones de tierra inusuales, y lo que encontró la dejó boquiabierta. Tras esa primera excavación, en la que participó el arqueólogo Basil Brown, localizó tres tumbas con restos humanos sobre una colina. Sin embargo, la mayor sorpresa vino en 1939, cuando decidió excavar en la formación más próxima a la casa.

En determinado punto, Brown empezó a desenterrar clavos a distancias regulares. También localizó una gran cantidad de óxido concentrada. Con mucho cuidado, el arqueólogo autodidacta siguió las líneas de confección hasta revelar el esqueleto de una embarcación. La nave, construida con columnas de madera, tenía más de 25 metros de largo y almacenaba diversos artefactos.

En ese momento, ambos decidieron consultar al arqueólogo Charles Phillips, de la Universidad de Cambridge. Phillips acudió a Sutton Hoo y evaluó la reliquia. Con la estructura totalmente limpia y expuesta, los tres empezaron a verificar cada uno de los artefactos. Además, localizaron nuevos ataúdes que contenían restos mortales completos o en partes. Finalmente, la excavación reveló 263 objetos, catalogados uno a uno.

Con la asesoría de Charles Phillips, concluyeron que estaban ante una embarcación anglosajona, no vikinga, como propuso Pretty al principio. Al finalizar la recolección, los objetos fueron limpiados, analizados y clasificados por especialistas.

Orgullo histórico.

En aquella época, la prensa refirió el hallazgo como el mayor entierro de un barco anglosajón en la historia de la arqueología. Estas personas rescataron un trozo importante de la historia británica, pues muchos de los artefactos desenterrados ni siquiera se conocían. Las hebillas, insignias, armas y un hermoso casco arrojaron luz sobre la cultura que se estableció en aquel lugar.

casco de Sutton Hoo

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, todos los tesoros rescatados en Sutton Hoo terminaron almacenados en los túneles ferroviarios de Londres. Edith Pretty donó la totalidad de los artículos al Museo Británico como una forma de enaltecer el patriotismo ante el enorme conflicto que se avecinaba.

reliquias de Sutton Hoo

Cuando la guerra terminó, los artefactos fueron debidamente estudiados y parcialmente identificados. Muchos de esos objetos se atribuyeron al Imperio Bizantino y al Medio Oriente. También descubrieron que la embarcación fúnebre auxiliaba en las transacciones comerciales de los anglosajones por toda Europa.

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