La granja de cuerpos

La primera granja de cuerpos (oficialmente instituida como Centro Forense de Antropología de la Universidad de Tennessee) fue inaugurada por el Dr. William Bass en el año de 1971. Bass se dio cuenta de la imperante necesidad de indagar a profundidad en el proceso de la descomposición del cuerpo humano después de que la policía, en repetidas ocasiones, le solicitó ayuda para analizar cadáveres en investigaciones criminales.

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Lo que comenzó como un pequeño local con solamente un cuerpo, evolucionó hasta convertirse en un complejo de 1.2 hectáreas con los restos mortales de 40 seres humanos. La instalación se hizo conocida (y se ganó el apodo) después de haber inspirado la novela de Patricia Cornwell de 1995, «The Body Farm«.

En el mes de febrero de 2008, tras meses de búsqueda e investigación, inspectores policiales dieron con el cadáver de John Bryant – un hombre de 80 años de edad que había sido reportado como desaparecido. Un sospechoso ya estaba en detención, pero definir la fecha en que Bryan murió resultaba crucial para el caso. La respuesta podía encontrarse fácilmente a partir de la base de datos localizada en uno de los centros de investigación más poco comunes: la granja de cuerpos.

¿Quién provee estos cuerpos?

Cuando Bass inició con el proyecto utilizaba los cuerpos de indigentes de las unidades médicas de investigación, dado que eran cadáveres que nadie solía reclamar. Tiempo después, las personas pasaron a donar sus restos mortales al centro para facilitar los estudios de la ciencia forense. No existe una serie de reglas estándar a ser seguidas por este tipo de centros de estudio, además de la seguridad, protección y confidencialidad. Incluso las dimensiones de las instalaciones varían. La granja de cuerpos de la Universidad Western Carolina apenas cuenta con 300 metros cuadrados. Se construyó para albergar de 6 a 10 cuerpos por vez, mientras que la de la Universidad de Tennessee puede dar “alojamiento” a 40 cadáveres en sus 12,000 metros cuadrados.

La granja de cuerpos en Texas es mayor: la instalación en la Universidad de Texas tiene aproximadamente 2 hectáreas. Cada instalación tiene un enfoque diferente. La granja de cuerpo de Tennessee desarrolla un amplio estudio sobre la descomposición de los cadáveres sobre todas las condiciones – bajo tierra, a cielo abierto, sobre el agua y hasta en la cajuela de los automóviles. Ya en Western Carolina se enfatiza el estudio de la descomposición en la región montañosa de Carolina del Norte y del Sur. La granja de cuerpos de Texas también ofrece información específica de la región. Los antropólogos forenses de estados como Nuevo México dependen de los datos de Texas para poder estudiar ampliamente la descomposición en climas desérticos.

Por lo general, cuando el centro admite un cuerpo, éste se coloca en un congelador (parecido al de la morgue). El cadáver es identificado con un número y situado en una localización especifica del terreno. La localización de cada cuerpo se asigna de forma cuidadosa. Los estudiantes aprenden a mantener una secuencia de evidencias cuando trabajan con personas reales. En una investigación criminal, es fundamental que quien va a tratar con el cadáver registre la manipulación del mismo. De esta forma, ninguna cuestión legal podrá alegarse en cuanto a la integridad de las pruebas o posibles incongruencias sobre la custodia.

Los cuerpos se dejan para que se descompongan durante mucho tiempo. Durante todo el lapso los estudiantes hacen anotaciones relacionadas con la localización, recolectan y remueven restos mortales del área para su análisis en laboratorio. Cuando el análisis llega a su fin, el esqueleto puede ser devuelto a la familia del muerto para que se le haga un funeral apropiado, en caso de que así lo deseen los deudos. En caso contrario, probablemente permanezca en la colección de osamentas del departamento. La Universidad de Tennessee en Knoxville mantiene una colección de restos mortales de más de 700 individuos.

Las granjas de cuerpos pueden mantener o no a los cuerpos en una especie de jaula. Esta medida evita que los animales como los coyotes desgarren y coman partes del cadáver. En el centro de investigación de Western Carolina, las cercas para protección son suficientes. Estas granjas permiten a los científicos estudiar el proceso natural de putrefacción de un cuerpo humano y la forma en que este proceso afecta el medio circundante y viceversa. Por ejemplo, toda la cadena alimenticia de insectos aumenta o disminuye en presencia de un cadáver. Un cuerpo en descomposición afectará a la vegetación de los alrededores o matará a la flora del lugar debido a la abundancia de enzimas digestivas.

Los estudios realizados en las granjas de cuerpos.

Los antropólogos forenses pueden determinar la edad, sexo, raza y la fisionomía de una persona analizando los huesos del cadáver. No existen, normalmente, diferencias suficientes entre géneros en esqueletos de preadolescentes cuando se busca identificar el sexo de un niño. La forma más fácil de detectar el género en un esqueleto adulto es simplemente analizar el tamaño de los huesos – en los hombres, los huesos y los ligamentos de los músculos normalmente son más grandes. Existen muchas diferencias en el hueso pubis, siendo la más obvia de ellas el tamaño de la cavidad pélvica (el espacio interno del hueso pubis). La cavidad suele ser mayor en las mujeres para ayudarlas en el proceso del parto.

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Un esqueleto también ofrece pistas que facilitan la identificación del sexo. El hombre generalmente tiene la frente hacia atrás, mientras que la de las mujeres suele ser más esférica. La mandíbula en las mujeres normalmente es más afilada, mientras que la masculina acostumbra a tener un formato más cuadrado.

No todos los huesos ayudan a establecer la edad de los restos. Los antropólogos forenses buscan determinados aspecto en niños muy pequeños – como si tienen dientes o no. Obviamente, esto no ayuda en los casos de análisis de niños mayores. Otros aspectos deben verificarse para identificar a los cuerpos más viejos. Las costillas pueden auxiliar a determinar la edad. A medida que envejecemos, las extremidades de las costillas se hacen más desiguales y ásperas donde el cartílago se une al esternón. Así, cuanta mayor desigualdad se presente, más viejo es el cuerpo. A pesar de los análisis de antropología forense, no hay cómo determinar de forma precisa los años que tenía una persona solamente mediante una evaluación general.

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3 comentarios en «La granja de cuerpos»

  1. Hay una serie de terror japonesa noventera con un capítulo en donde también usan cuerpos para sembrar hongos… la pasaban en el canal 11 de México.

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