Islas Kuriles, por estas la Segunda Guerra Mundial nunca terminó

Las Islas Kuriles siguen en disputa hasta nuestros días pues, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón y la Unión Soviética nunca firmaron un tratado de paz. Técnicamente, esto significa que el conflicto nunca terminó. El motivo de la disputa es un archipiélago volcánico con 56 islas ubicado entre el Océano Pacífico y el mar de Ojotsk. Una región que, desde hace mucho tiempo, es reclamada tanto por rusos como por japoneses.

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La disputa por las Islas Kuriles.

En 1855, tras la firma del Tratado de Shimoda, se acordó que algunas islas quedarían bajo el control ruso y las restantes serían para los nipones. Pero, en 1875 a través del Tratado de San Petersburgo, se estipuló que Japón renunciaba a todos los derechos sobre la isla de Sajalín, que también era objeto de disputa entre ambos territorios. A cambio, los rusos entregaban el control total de las Islas Kuriles.

Desafortunadamente, el tratado no resolvió completamente la disputa. Principalmente por las diferencias en la traducción, ya que originalmente se redactó en francés. Durante la Guerra ruso-japonesa (1904 – 1905), los japoneses hicieron pedazos a los rusos y recuperaron el control total de las Islas Kuriles, Sajalín y un pequeño fragmento al este de Rusia continental.

Tratado de Shimoda

En 1941, ya en el marco de la Segunda Guerra Mundial, ambas naciones firmaron el Pacto de Neutralidad Soviético-japonés. Un acuerdo que debía durar cinco años, aunque los dos países tenían capacidad para revocarlo cuatro años después de que entrara en vigor. Y fue esto último lo que sucedió en 1945, cuando la Unión Soviética aprovechó la cláusula para declarar la guerra a Japón.

Recordemos que, contra todo pronóstico, Japón sería el último país del Eje en rendirse. Los nipones claudicaron el 14 de agosto de 1945, poco después de la explosión de dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki. Algunos días después, los soviéticos desplegaron una ofensiva para recuperar el control sobre las Islas Kuriles. Y con el apoyo estadounidense, lograron su objetivo a principios de septiembre del mismo año.

La Segunda Guerra Mundial nunca terminó formalmente.

Como era de esperarse, esta situación se complicó cuando intentaron formalizar el fin de la guerra mediante los tratados. En 1951, durante la preparación del Tratado de San Francisco, el documento que definió los términos de paz entre Japón y los Aliados, salió a relucir una de las disputas. El tratado obligaba a los japoneses a renunciar a la reivindicación de Sajalín y las Islas Kuriles. Pero, jamás se especificó que Tokio debía reconocer la soberanía de Moscú sobre los territorios ya mencionados.

Tratado de San Francisco

Japón y Estados Unidos no lograron llegar a un acuerdo con los soviéticos sobre qué Islas pertenecían al archipiélago. En el tratado se especificó que las islas Jabomai y Shikotán, que geográficamente pertenecían al archipiélago de las Kuriles, seguirían bajo el control japonés. Esto llevó a que la unión soviética se negara a firmar el tratado.

Para 1956, ambos países firmaron una declaración que ponía fin a los combates. Sin embargo, el documento no pasaba de un simple armisticio, no era im tratado de paz. Por eso, la Segunda Guerra Mundial nunca terminó formalmente. En la actualidad, las Islas Kuriles son administradas por los rusos. Aunque los japoneses siguen reivindicándose las islas Jabomai y Shikotán.

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