Historias sorprendertes

La primera guía telefónica de la que tenemos conocimiento es un listín que se publicó en 1878 en New Haven, Estados Unidos, y que apenas contenía 50 nombres… pero sin números de teléfono ya que el listín sólo servía para saber si la persona con la que queríamos contactar tenía o no teléfono. Si era así y deseábamos contactar con ella, había que llamar a la telefonista y darle el nombre de esa persona. Ella era quien marcaba el número.

El hecho de que casi todos los niños odien “lo verde” tiene su razón de ser. Según han averiguado investigadores del University Collage de Londres, el sabor amargo de los vegetales se considera por instinto un indicio de toxicidad, es algo implícito en los genes. De ahí, la reticencia infantil a ingerirlos, por pura supervivencia.

Construido en 1642, el Palacio de la Moncloa, sede del Presidente del Gobierno Español, toma su nombre del Virrey del Perú, Melchor Antonio Portocarrero y Lasso de Vega, tercer Conde de Monclova, que fue su propietario. Prácticamente destruido durante la Guerra Civil, el edificio actual es una reconstrucción del antiguo pabellón de caza elegido en 1976 para sede de la Presidencia del Gobierno y residencia familiar por Adolfo Suárez.

En la década de los años 20 y 30, los prostíbulos, por aquello de disimular el negocio, se anunciaban en España con expresiones como “se galvanizan pistolas” o “casa de té”.

La mayoría de los animales mueven su cola por la necesidad imperiosa que tienen de comunicarse. A distancias cortas. Los gestos de la cara ayudan, pero, a distancias largas, nada como la cola para decir lo que sienten. Moverla es signo de alegría, mientras que mantenerla entre las patas suele implicar sumisión.

La leche condensada es un invento del americano Gail Borden en 1856 para facilitar el transporte de almacenamiento de la leche a base de deshidratarla parcialmente. No tuvo éxito hasta que el gobierno norteamericano descubrió su utilidad para los soldados en plena batalla. A partir de entonces se popularizó su consumo.

Los persas llamaban a las macetas, que ya utilizaban para reproducir la naturaleza en sus casas, “retales del Paraíso”.

En Rusia existe el UFO and Paranormal Collage, un centro educativo en el que enseñan a sus alumnos a reaccionar al toparse con un alienígena e, incluso, les aportan mapas de las rutas más habituales de los platillos volantes que, según ellos, sobrevuelan regularmente la Tierra.

100.000 latidos diarios son los que produce el corazón humano. Con ellos se bombean cinco litros de sangre que oxigenan todo el organismo. 10 billones de átomos forman el cuerpo de una persona que pese 60 kilos. Independientemente del peso, los 60.000 millones de células que nos componen se agrupan en 250 clases diferentes. 1,5 litros de saliva es generada al día por nuestro estómago para facilitar la digestión, proceso en el que intervienen unos 480 litros de jugos gástricos cada año.

Algunos anatomistas medievales creían que el pene era un manojo de nervios que nacen de la espina dorsal y acababan en el órgano sexual. Es por ello que lo llamaron cauda nervorum.

Sólo la hembra del topo y de la hiena comparten con la mujer el hecho de presentar himen.

Las escaleras surgieron hacia el 2,000 a.C. a manos de los egipcios y los hebreos, quienes las diseñaban como decoración de tumbas y monumentos, no para su uso práctico. Mil años más tarde, Atenas tenía las primeras casa con escaleras.

La aromaterapia, como otras muchas de las conocidas como “medicinas alternativas”, era utilizada por los chinos, persas y egipcios hace miles de años, aunque, posteriormente se perdió su uso.

A principios del siglo XX, el químico francés Gattefosse se quemó una mano y, compulsivamente, la metió en lavanda, comprobando la rapidez con la que cicatrizaba la herida, a partir de ahí comenzaron sus múltiples estudios sobre distintos tipos de aceites, sus aromas y su aplicación sobre las heridas de los soldados durante la Primera Guerra Mundial.

Las huellas dactilares como sistema de identificación ya se empleaban hace miles de años en China y Corea a modo de rúbrica para cerrar un trato, aunque su uso en la actividad policial no se introdujo hasta el año 1891, cuando un oficial de la localidad argentina de La Plata utilizó una huella como prueba en un caso de homicidio.

La necesidad de proteger el pie al caminar comenzó en el Neolítico, cuando el hombre se hizo sedentario. Una de las sandalias más antiguas, con suela de papiro, se encontró en la tumba egipcia de 4.000 años de antigüedad, aunque no fue hasta el siguiente milenio cuando se normalizó su uso. No obstante, fue en la Francia del siglo XIV cuando el zapato se convirtió en símbolo de elegancia y linaje, medido a través de la largura de la punta del zapato, que llegó hasta los 30 centímetros.

Hasta 1818, los zapatos se fabricaban sin distinguir el pie derecho del izquierdo.

Inicialmente “etcétera” se escribió como “et cétera”. “Lo que faltaba”, en latín.

La palabra “trabajo” proviene del término latino tripalium, que designaba el caballete utilizado para torturar y azotar a los acusados.

La expresión “tener mala leche” procede de la antigua creencia de que la leche materna influía decisivamente en la futura personalidad de los pequeños. San Agustín, por ejemplo, recomendaba que los bebés cristianos no fueran amamantados por amas paganas.

El centro de la lengua es incapaz de sentir sabores.

Los egipcios tenía por costumbre mutilar o solo dibujar parcialmente las imágenes de los recintos funerarios porque creían que podían cobrar vida en cualquier momento y, si no estaban terminados, no podrían moverse de aquellas paredes para hacerles daño. También excluían de las tumbas cualquier escena de contenido sexual.

Desde la antigüedad, las diferentes culturas han establecido mecanismos para conocer si alguien está mintiendo o diciendo la verdad. Como los beduinos de Arabia, que hacían que el acusado chupara una barra de hierro caliente y, sui la lengua aparecía quemada, estaba mintiendo. Aunque el primer método “científico” lo inventó el criminólogo italiano Cesar Lombroso en 1895 basándose en el aumento del pulso y la presión sanguínea. Ya en 1921, el norteamericano A. Larson creó el primer polígrafo, que combinaba presión sanguínea, pulso y ritmo respiratorio.

Los toros no distinguen la gama de colores que va del amarillo al naranja, incluido el rojo. Para ellos, la muleta de un torero es gris y muy brillante; a lo que embisten en realidad es a un objeto en movimiento que les llama poderosamente la atención.

El idioma chino funciona a partir de ideogramas y no de un alfabeto fonético, lo que llevó de cabeza a los directivos de Coca-Cola durante meses. Comenzaron llamándola Ke-kou-ke-la hasta que, tras imprimirla en millones de anuncios, supieron que la frase significaba algo así como “muerde el renacuajo de cera”.

Al final, y después de repasar más de 40.000 caracteres chinos, dieron con la clave: Ko-kou-ko-le, que se traduce como “felicidad en la boca”.

Fuente: peluche.bitacoras.com

Quizá te interesa:

7 comentarios en «Historias sorprendertes»

  1. Las operadoras telefónicas de los primeros tiempos no marcaban un número, sino que mediante clavijas y cables establecían una conexión. No había números porque el concepto de conmutador telefónico aún no existía. De paso, tengo un directorio telefónico de la ciudad de méxico, publicado en 1884 y ese si tiene números. El teléfono de Porfirio Díaz era el 16.

    Responder

Deja un comentario