Las hermanas Papin y el crimen que conmocionó a los franceses

Era un 2 de febrero del año 1933, cuando Léonie Lancelin y su hija Geneviève fueron encontradas sin vida al interior de su vivienda en la calle Bruyére, localidad de Le Mans, en Francia. Aquella aterradora escena marcó lo que hasta nuestros días se considera el “crimen del siglo” en aquel país de Europa. Madre e hija sufrieron muertes horribles: los agentes del orden las encontraron completamente desfiguradas, con el cráneo aplastado y los ojos arrancados.

Christine y léa papin fotografio juventud

La habitación donde encontraron los cadáveres estaba completamente manchada de sangre, en suelo y paredes. Las habían golpeado con un martillo, apuñalado y posteriormente cercenado. Aquel suplicio de estas pobres mujeres se extendió durante aproximadamente 30 minutos, y las responsables por esta tortura carente de toda humanidad estaban plenamente identificadas: se trataba de sus dos empleadas domésticas, las hermanas Christine y Léa Papin.

 

Los hechos.

¿Pero, qué llevó a estas empleadas a cometer actos tan terribles? El padre de familia, acompañado por el yerno, descubrió algo inusual al llegar a casa e inmediatamente llamó a la policía – el lugar estaba completamente oscuro, la puerta había sido asegurada desde el interior y solamente había una luz prendida en el segundo piso.

Cuando los oficiales finalmente lograron entrar a la casa, encontraron a Christine y Léa tranquilamente recostadas en la cama de aquella habitación, tomadas de las manos junto al martillo con el que perpetraron parte del abominable crimen.

Al ser interrogadas más tarde, las hermanas Papin declararon para la policía que cuando madre e hija llegaron a la casa esa tarde, les informaron que la plancha de ropa se había estropeado por segunda vez, y que a causa de esto la casa estaba en completa oscuridad. Las mujeres empezaron a reclamar a las empleadas, quienes en un arranque de ira se abalanzaron sobre las patronas agrediéndolas con brutal violencia, al punto que terminaron arrancándoles los ojos con sus propias manos (foto).

Christine y léa papin
Christine y Léa Papin detenidas.

 

¿Qué provocó este brote de violencia en las hermanas Papin?

El caso de Christine y Léa ha sido motivo de análisis entre psicólogos y psicoanalistas del mundo entero que procuran ofrecer una explicación plausible para este comportamiento. Muchas de las explicaciones subyacen en el pasado de las Papin. Los padres de estas mujeres, Gustave Papin y Clémence Derré, acumularon un largo historial de problemas conyugales, situación que originó una profunda depresión en la señora Papin y, eventualmente, la llevó al suicidio. Mientras tanto, Gustave se hundía en el alcoholismo.

Emilia, la primogénita del matrimonio Papin, terminó abandonada en un orfanato católico con la sospecha de que su padre la había ultrajado. Christine y Léa tuvieron el mismo destino: escaparon de casa y se refugiaron en un orfanato religioso.

Christine, que superaba por 6 años a Léa, era dueña de una inteligencia promedio, carácter fuerte y, hasta cierto punto, comunicativa. Contrario a su hermana más pequeña, con una personalidad introvertida, tranquila, obediente y de inteligencia superior. Aunque buena parte de su vida vivieron separadas, tenían muy buena relación, y desde que se convirtieron en empleadas domésticas de los Lancelin pasaron a vivir juntas.

El origen del mal.

Los expertos en comportamiento apuestan a que los principales factores que terminaron propulsando esta conducta fueron la sensación de haber sido rechazadas por sus padres y la ausencia de cariño familiar. Otros creen que tuvo que ver con la forma en que fueron tratadas por sus patrones. Y es que las condiciones laborales altamente opresivas pueden resultar un disparador para comportamientos extremos cuando existe cierta inestabilidad emocional; esto podría haber justificado el crimen de las hermanas, pero muchos testimonios aseguraron que eran bien tratadas por la familia.

Juicio de christine y léa papin

Las hermanas Papin fueron juzgadas y condenadas. Christine terminó muriendo 4 años después de la tragedia, pero Léa vivió hasta el año 2001. Ambas fueron a prisión y Léa, cuya condena había sido menor, obtuvo la libertad tras algún tiempo. Sin embargo, jamás explicaron lo que motivó tanta violencia.

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