Guerra de carritos de helado en Escocia

Tal y como el mundo cinematográfico nos ha mostrado, los camiones de helados han sido utilizados por organizaciones criminales como la fachada perfecta para la venta de drogas al menudeo, la trata de personas y operaciones ilegales de tráfico de armas durante las últimas décadas.

Albert Dock / Flickr.

En la Escocia de 1980, los camiones de helados eran todo un éxito, con un promedio de ventas de 90 kilogramos a la semana. Si bien la mayoría de las furgonetas y camiones obtenían ganancias de la venta de helados, muchos de estos vehículos se establecieron como tiendas de conveniencia móviles, ofreciendo artículos de primera necesidad como comestibles, papel higiénico y otros artículos de conveniencia que no estaban disponibles en el área.

Comerciaban productos legítimos, pero también ofertaban cosas a un público más peligroso, siempre y cuando supieran cómo preguntar: armas ilegales, sustancias prohibidas y artículos robados. Durante algunos años esto funcionó como una fachada perfecta.

 

El conflicto criminal.

Durante las décadas de 1970 y 1980 en la Ciudad de Glasgow se suscitó un conflicto entre organizaciones criminales que hoy es referido como “La guerra de los carritos del helado”. Esta época se vio marcada por un despunte en las estadísticas criminales de la región donde estaban involucrados los camiones de helado. Las rivalidades de la mafia involucraron a diversos condominios de interés social, y había dos familias principales que destacaban en las operaciones con carritos de helado.

La situación era muy clara: si tenías un camión, debías vender para una de las dos familias, pero no de forma independiente. Tenías que pagar “derechos” para distribuir cualquier clase de artículos en estos vecindarios – incluso los helados –, si no tenías el respaldo de figuras como Thomas Campbell o los hermanos Marchetti, tu negocio y tu vida estaban en serio peligro.

Empezaron a emplear tácticas de intimidación llamadas “Frighteners” contra los conductores de camiones rivales. Además de distribuir los productos, estos conductores se veían involucrados en peleas con arma blanca, lanzaban piedras y disparaban rondas de escopeta a través de las ventanillas de cada uno. Y si llegaban a atrapar a alguien trabajando de forma independiente, intentaban reclutarlo o asustarlo aplicando tácticas de intimidación. Con el paso del tiempo esas tácticas evolucionaron hasta convertirse en homicidios.

 

Andrew Doyle.

El vendedor de helados Andrew “Fat Boy” Doyle tenía otro tipo de mentalidad y simplemente rehusó distribuir drogas para cualquiera y se negó a dejar de vender helados. Incluso después que su camión fuera baleado con él dentro, siguió con la negativa y no participó en la guerra territorial que sostenían las dos familias criminales.

Andrew “Fat Boy” Doyle

Como el tiroteo no fue capaz de intimidar a Doyle para que vendiera los productos ilegales o abandonara su ruta, los criminales idearon un nuevo atentado mucho más violento y extremo. A las dos de la madrugada del día 14 de abril de 1984, la puerta de su casa fue rociada con gasolina y le prendieron fuego, matando a toda la familia que se encontraba dormida en el interior de la vivienda. El atentado terminó con la muerte de Andrew Doyle y otros cinco familiares, incluidos sus dos hermanos, su padre James Doyle, su hermana de 25 años y su hijo de apenas 18 meses.

La desesperación por hacer justicia condujo a uno de los juicios policiales más controvertidos en la historia del país. El público se mostró indignado y ejerció una presión intensa sobre la policía para dar con el paradero de los responsables por el asesinato de la familia. El grupo de investigación fue apodado “Serious Chimes Squad”, como contraposición a “Serious Crimes Squad”, y fue objeto de mofa de la opinión pública por su incompetencia para frenar estas guerras entre bandas. Se desesperaron por lograr un arresto y fue esta desesperación la que los condujo a una de las batallas judiciales más polémicas en la historia de Escocia.

 

La cacería de brujas.

Mediante un acuerdo con un ladrón de camiones de helado llamado William Love, la policía dio con el paradero de los propietarios de las furgonetas Thomas Campbell y Joe Steele, supuestamente responsables por el ataque a la familia Doyle. Love confesó haber escuchado a estos sujetos relatando la forma en que habían incendiado la casa de Andrew Doyle para enseñarle una lección. Cuatro oficiales también atestiguaron haber escuchado a Campbell decir “Solo quería que sacara la furgoneta. El incendio en la casa de Fat Boy es lo que pasa cuando un frightener va demasiado lejos”.

Los dos hombres habían empezado su historial criminal mucho antes de levantar su negocio con los camiones de helado y Campbell había llegado al punto de utilizar la violencia contra cualquiera que amenazara la prosperidad de su negocio. Curiosamente, su declaración sobre la masacre de la familia Doyle era muy diferente a la manejada por la autoridad. Declaró que él y su secuaz Steele no tenían nada que ver con el crimen y que alguien los incriminó. Pero nadie le creyó y los sentenciaron a 20 años en prisión.

 

Una condena injusta.

Después de la condena, un auténtico espectáculo circense se desató en Escocia. Steele se escapó varias veces de prisión. Y escapaba no precisamente para que no lo encontrara la justicia, sino para hacer espectáculos publicitarios de protesta donde insistía que lo habían condenado injustamente. En una de esas fugas, el sujeto se encadenó a las rejas del Palacio de Buckingham en 1993. Por su parte, Campbell realizó huelgas de hambre que casi terminan matándolo en múltiples ocasiones.

El caso no fue reabierto sino hasta el 2001, pese a que la declaración de William Love que había conducido a la condena fue retractada en 1992. Tras 20 años de protestas, múltiples apelaciones, escapes de la cárcel y presión política, Thomas Campbell y Joe Steele fueron puestos en libertad en 2004.

La declaración de Campbell cuando salió del juzgado fue demasiado realista: “no hay nada que festejar, no hay felicidad, solamente perdedores en este caso. La familia Doyle perdió a sus miembros. Nosotros perdimos nuestras vidas en prisión y durante 20 años se ha perdido la justicia”. Pese a todo esto, quien sea que haya iniciado aquel incendio que se cobró la vida de seis personas, incluyendo un bebé de apenas 18 meses, aún no ha sido llevado ante la justicia.

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3 comentarios en «Guerra de carritos de helado en Escocia»

  1. He encontrado un «bug» no se si llamarlo asi, con el nuevo diseño, si bajamos hasta la opcion «cargar mas» que seria el antiguo «pagina numero 2» y damos click se abrira el articulo, pero al momento de dar «atras» ya no mostrara la pagina, solo algunos articulos y no importa cuantas veces des click y regreses la pagina (digamos que al articulo que abrí estaba en la pagina 5, al dar atras se mostrara en la barra de direcciones pagina 4, despues pagina 3, 2 etc…) se seguiran mostrando los mismos articulos y no los precedentes a estos, lo expliqué lo mejor que pude, espero que puedan arreglarlo, aun cuesta un poco acostumbrarme al diseño jaja

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