Grandes estafadores en la historia

Los estafadores actúan ya sea por el dinero, la fama o por el simple hecho de disfrutar engañando a los demás. Hoy te presentamos a ocho sinvergüenzas que causaron estragos alrededor del mundo asumiendo identidades que no les correspondían.

grandes estafadores portada

 

Gregor MacGregor y su país imaginario.

Este personaje jamás necesitó ocultarse tras un nombre falso. ¿Por qué lo haría? Era un MacGregor, parte de una de las familias reales más notables en la historia de Escocia. Cuando llegó a Londres en el año de 1821 se le consideraba un héroe en tres naciones: había peleado por el Reino Unido y Portugal en las guerras napoleónicas, y después codo a codo con Simón Bolívar para independizar a media Sudamérica. Y sus hazañas eran completamente ciertas.

Pese a esto, Gregor MacGregor fue un gran estafador. Aseguró que en sus aventuras lo habían convertido en un jefe de Poyais: un país supuestamente ubicado en Centroamérica con ejército, poder ejecutivo, legislativo y judicial que lo único que necesitaba era inversiones e inmigrantes.

Era una tierra fértil llena de oportunidades y MacGregor amasó una fortuna considerable emitiendo “bonos del Estado” como promesa de pago. Los colonizadores arribaron en 1822 buscando la capital “San José”. No encontraron una sola construcción en el lugar. Lo único que había en ese lugar era la espesa selva hondureña. La mitad del grupo murió a causa de la desnutrición y la malaria.

Gregor MacGregor

MacGregor jamás se enfrentó a la justicia. Valiéndose de su reputación, compró a los jueces. Regresó a Venezuela donde le dieron el título de general y a su muerte lo sepultaron con los honores que recibe un héroe nacional.

 

Ferdinand Demara, el mejor.

Durante su carrera que duró más de veinte años Demara fue ingeniero, sheriff, monje católico, enfermero, abogado, científico, profesor y médico. Pero no son los números lo que le otorgan la fama, sino las acciones. Ferdinand Demara llevaba sus engaños hasta las últimas consecuencias. En su etapa como “monje” llegó a fundar una universidad religiosa que existe hasta nuestros días.

La jugada maestra de Demara tuvo lugar durante la Guerra de Corea. El hombre se embarcó en un destructor de bandera canadiense y aseguró que era el Dr. Joseph C. Cyr. Aquella era una guerra real, y tendría que tratar a pacientes reales. Suministrando una cantidad abrumadora de penicilina puso fin a una infección que había estado mermando la tripulación en el barco. Cierto día, 16 heridos fueron llevados a cubierta para que se les practicara una cirugía urgente. Demara se encerró en su camarote con una considerable cantidad de volúmenes médicos. Cuando finalmente apareció operó a todos los heridos, incluso ejecutó una cirugía a corazón abierto. Lo creas o no, nadie murió.

Ferdinand Demara

Demara publicó sus aventuras en la revista Life. La fama que alcanzó restringió severamente sus opciones de estafa. Después se convirtió – de verdad – en un pastor bautista. Se instruyó en teología y pasó a trabajar en hospitales y organizaciones de beneficencia, como capellán. Fue responsable por darle la extremaunción al actor Steve McQueen, su amigo, en el año de 1980.

 

Frédéric Bourdin, solo quería “amor, comprensión y ternura”.

Hay cierto grado de incredulidad en los golpes del camaleón francés, que aseguró haber asumido 500 identidades entre 1990 y 2007. Como hijo de una madre soltera que no se llevaba nada bien con su padrastro, decidió hacerse pasar por un adolescente estadounidense llamado Nicholas Barclay en 1997. El joven de ojos azules originario de San Antonio, Texas, había desaparecido hacia tres años y para ese entonces tendría unos 16 cumplidos. Bourdin tenía 23 años, ojos castaños y un pesadísimo acento francés.

Frédéric Bourdin
Frédéric Bourdin “el camaleón”.

Aunque parezca increíble, la familia Barclay lo acogió y pasó a vivir cinco meses con ellos, hasta que lo desenmascaró un detective privado. Bourdin seguiría haciéndose pasar por un adolescente. Su última estafa la llevó a cabo en el 2005, cuando se hizo pasar por Francisco Hernández Fernández, un huérfano español de 15 años. Para ese entonces ya tenía 31 años y empezaba a padecer calvicie. Pasó desapercibido intentando copiar la forma de caminar de los jóvenes, depilándose la barba y usando una gorra. La farsa le duró un mes.

 

Wilhelm Voigt, el falso militar.

“Deténganse y síganme”. El respetado oficial prusiano, que ya superaba los 50 años, exigía que se le mostrara un poco de respeto. Sin chistar, los cuatro granaderos y un sargento lo siguieron. Al atravesar el campo de entrenamiento de la artillería, unió al grupo a otros seis. Se dirigían al tren que partía a Köpenick, actualmente un barrio de Berlín que en esa fecha, 1906, era una ciudad independiente. Cuando arribaron, el grupo recibió órdenes para sitiar el pueblo, cortar las comunicaciones y apresar al alcalde. El oficial confiscó 4 mil marcos de las bóvedas y dejó un recibo. Se fue y dejó a sus subalternos haciendo guardia.

Wilhelm Voigt el capìtan

Sucede que aquel no era un oficial. Aquel era el golpe final de Wilhelm Voigt, un miserable anciano de 55 años que había estado varias temporadas en prisión. Y lo atraparon, pero la historia resultó tan insólita que el público se encariñó con él. Lo tomaron como una lección respecto a los excesos de la jerarquía militar en Alemania. Así fue que el “capitán” se ganó el perdón del káiser Guillermo II y murió siendo un hombre libre. Hoy es recordado con una placa y estatua que se encuentra en Berlín.

Wilhelm-Voigt estatua en Köpenick

 

Princesa Caraboo, la exótica monarca.

Corría el día 3 de abril de 1817 cuando un zapatero se topó con una joven perdida en las calles de Almondsbury, en Inglaterra. Hablaba un idioma desconocido e iba vestida con unas prendas largas que parecían orientales, incluido un turbante. Fue llevada hasta la residencia del magistrado de la localidad, donde se mostró interesada en las imágenes de origen chino y se refirió a sí misma como Caraboo.

Sin un lugar donde dejarla la llevaron a prisión, donde un marinero portugués logró comunicarse con ella. Caraboo provenía de la isla de Javasu en el Océano Indico y había sido capturada por piratas hasta que escapó saltando en el Canal de Bristol. Una vez puesta en libertad la mujer se convirtió en una celebridad local, escribió textos en su alfabeto, practicó arco y esgrima e incluso se bañaba sin ropa en el río de la localidad (un acto inconcebible para una dama inglesa de la época). Además, veneraba al dios “Allah-Tallah”. Supuestamente todo esto fue “comprobado” por un estudioso del lugar.

princesa Caraboo dibujo

La farsa le duró hasta el mes de junio, cuando su antigua patrona la identificó. Se trataba de Mary Willcocks, una mujer británica que había sido despedida de un orfanato.

 

Victor Lustig, el más descarado.

Este elegante hombre austriaco empezó con una “caja de dinero”. Se trataba de una pequeña máquina que, supuestamente, imprimía billetes perfectos de US$ 100. Vendía la maquina por miles de dólares y esta solo “imprimía” dos billetes. Evidentemente, billetes que habían estado allí desde siempre.

En 1925 Lustig vendió la Torre Eiffel. Asumiendo la identidad de “Director general del Ministerio de Correos y Telégrafos”, invitó a seis empresarios de la industria de la chatarra a una reunión. Allí les informó que el gobierno de Francia no tenía recursos para mantener la Torre Eiffel, y que la estaba vendiendo como chatarra. Logró que uno de los empresarios le entregara una bolsa de dinero.

Victor Lustig

Lustig también estafó a Al Capone. Convenció al mafioso para que invirtiera en un esquema de valores. Le regresó todo a los tres meses y le dijo que, desafortunadamente, el negocio había fallado. Como recompensa por su “honestidad”, Al Capone le dio US$ 5 mil (eso era lo que había esperado desde el principio).

 

Frank Abagnale, el joven talento.

Quizá Abagnale es uno de los estafadores más celebres en la historia. Ningún otro de esta lista fue interpretado en la pantalla grande por Leonardo DiCaprio – en Atrápame si puedes (2001). Y nadie era tan joven: Frank tenía 16 años cuando se hizo pasar por un piloto de avión de PanAm.

Frank Abagnale conferencia

Jamás pilotó una aeronave, y tampoco atendió a nadie como jefe del equipo médico en un hospital pediátrico, ni hizo nada además de beberse un café cuando fingió ser un abogado. Lo de Abagnale era pura labia, y lo hizo todo antes de los 21 años, hasta que fue a prisión. Después de cumplir cinco años de condena, se convirtió en un consultor de seguridad.

 

Charles Ponzi, el padre del fraude.

“Duplique su dinero en 90 días”. Así fue como Charles Ponzi hizo a sus primeros amigos en 1920. Y lo cumplió, al menos al inicio. Después, las personas empezaron a hacer filas para entregarles sus ahorros a este supuesto genio de las finanzas. En febrero de ese mismo año tenía US$ 5 mil y para mayo había alcanzado los US$ 420 mil, que actualmente serían unos US$ 5 millones. Las personas llegaron a hipotecar sus viviendas para invertir con él.

Según Ponzi, el milagro estaba en comprar cupones de reembolso postal en Italia y recuperar su valor en los Estados Unidos. Por asuntos cambiarios, como el dólar valía más que la lira, se generaba una ganancia del 400%. El 26 de junio, el periodista Clarence Barron estimó que se necesitarían uno 160 millones de cupones postales para mantener el esquema activo. Sin embargo, solo existían 27 mil en circulación.

charles ponzi fotografia a color

¿Entonces, dónde estaba el secreto de Ponzi? Usaba las inversiones de los que entraban para pagar las inversiones de los que salían. Como las ganancias eran enormes, la mayoría no retiraba sus inversiones. El 11 de agosto, tras una serie de noticias en la prensa, todo se derrumbó. Se perdieron US$ 20 millones (unos US$ 240 millones en la actualidad).

Ponzi pasó un periodo en Alcatraz y después se fue a Brasil, donde murió en 1949.

Quizá te interesa:

10 comentarios en «Grandes estafadores en la historia»

  1. Y Bernie Madoff??? , En USA ese wey se chingó a muchas celebridades , hombres de negocios ,deportistas y gente bien pues …..( Si gente “estudiada”) con un esuqma Ponzi , por un estimado de 52,000,000,000.00 dólares, Hery deberías hacer una reseña por que este bro se cuece aparte y su historia no termina tan bien como algunos de los ilustres caballeros de fortuna aquí mencionados!!

    Responder
  2. El modelos de Charles Ponzi aun se utiliza actualmente en México con la mentada “Flor de la abundancia”…..y los Bancos, solo que para ellos si es legal y se supone esta “respaldada” toda la deuda que emiten.
    Muy interesante la info!

    Responder

Deja un comentario