Frecuencia cardíaca de la ballena azul es extremadamente lenta

Un estudio colaborativo entre la Universidad de Stanford y la Universidad de California, en Estados Unidos, realizó análisis inéditos a la frecuencia cardíaca del animal más grande del planeta: la imponente ballena azul. Los datos obtenidos con estas mediciones son tan extremos que resultan sorprendentes incluso para los científicos. La información proporcionada por el sistema cardiovascular de la ballena azul, además de corroborar que es el animal de mayor tamaño que ha vivido en la Tierra, sugiere que difícilmente la superará otro ser vivo.

Balaenoptera Musculus
Balaenoptera Musculus

Pesos pesados.

Una ballena azul puede alcanzar los 30 metros de longitud y pesar 173 toneladas. Se necesitarían 28 elefantes africanos, el animal terrestre más grande en la actualidad, para igualar el peso de una ballena azul. Ni siquiera los Titanossauros, los animales terrestres más grandes jamás registrados, estuvieron cerca de igualar estas dimensiones. Por ejemplo, el Patagotitan mayorum pesaba alrededor de 69 toneladas.

El tamaño de la ballena azul sólo es posible gracias a que vive en el agua. Ningún animal de esas dimensiones podría mantener el peso en tierra firme. En el estudio de los científicos estadounidenses se reveló que la ballena azul se vale de algunas artimañas para mantenerse en el primer lugar de los pesos pesados, y que todo esto no fuera posible sin un sistema cardiovascular altamente especializado.

Electrocardiograma para ballenas.

Como puedes imaginar, medir la frecuencia cardíaca de un animal tan masivo como la ballena azul no es tarea fácil. De hecho, los investigadores tuvieron que fabricar un electrocardiograma personalizado que instalaron mediante ventosas al cuerpo de una ballena azul macho de 15 años de edad.

«Honestamente creí que no tendríamos éxito, pues teníamos que tener suerte en muchas cosas: encontrar una ballena azul, instalar las ventosas en el lugar indicado, obtener un buen contacto con la piel de la ballena y, por supuesto, garantizar que el electrocardiograma funcionaba y registraba los datos», explicó Jeremy Goldbogen, biólogo Marino de la Universidad de Stanford.

Los datos revelaron que la ballena llegó a sumergirse a 184 metros de profundidad, y fue capaz de mantenerse bajo el agua durante 17 minutos.

Frecuencia cardíaca lenta.

Estos animales logran mantenerse bajo el agua durante largos periodos de tiempo gracias a su corazón. Para sorpresa de los investigadores, durante una inmersión profunda la ballena azul puede reducir su frecuencia cardíaca a 4 u 8 latidos por minutos, pero puede llegar a registrar apenas dos latidos cada 60 Segundos. Es un resultado entre 30 y 50 veces menor al estimado en un principio.

modelo del corazon de una ballena azul
Modelo del corazón de una ballena azul.

Para que tengamos una idea de lo lento que es el ritmo cardíaco de estos animales, debes saber que, en reposo, el ritmo cardíaco normal de una persona oscila entre 60 y 100 latidos por minuto.

Esta frecuencia lenta del corazón permite a la ballena azul conservar el suministro de oxígeno en la sangre. Por otro lado, cuando busca comida realiza inmersiones con mayor gasto energético para engullir presas pequeñas aumentando su ritmo cardíaco a más del doble comparado con la tasa más baja, lo que demuestra una alta especialización del sistema cardiovascular.

Cuando emerge a la superficie, el corazón de la ballena azul incrementa sus latidos entre 25 y 27 veces por minuto. Es a este ritmo que el animal trabaja en restablecer sus niveles de oxígeno en la sangre. Los investigadores mencionan que esta frecuencia cardíaca oscilatoria es posible gracias a una parte elástica denominada arco aórtico. Este elemento se encarga de transportar sangre al gigantesco cuerpo del animal, contrayéndose lentamente para mantener el flujo durante el largo intervalo entre latidos.

Campeona absoluta.

Además de interesantes, los hallazgos sugieren que ningún otro animal arrebatará el trono a la ballena azul, jamás. El sistema cardiovascular de este animal probablemente encaja en el límite de los biológicamente posible.

A continuación, los investigadores buscan monitorear la velocidad de las ballenas azules respecto a su frecuencia cardíaca, así como medir el ritmo cardíaco de otras especies de ballena.

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