Era agosto de 1969 cuando la pareja conformada por Bobbi y Nick se abrazaba en medio del público en pleno Festival de Woodstock. Por cosas del destino, la fotografía de aquella inocente muestra de afecto se convirtió en uno de los símbolos más poderosos del movimiento hippie. Muchos conocieron esta imagen tras aparecer como portada en el disco del evento, publicado en 1970. A continuación, te presentamos la historia que condujo a esta escena y el paradero de los protagonistas.
Rumbo a Woodstock.
Todo empezó una noche de viernes en agosto de 1969, mientras Nick Ercoline administraba un bar en Middletown, Nueva York, y su novia, Bobbi Kelly, disfrutaba de una bebida junto al balcón. Gracias a una estación de radio, supieron que en la granja de Max Yasgur (a unos 160 kilómetros de distancia), en Bethel, celebrarían un festival masivo de tres días llamado Woodstock Music and Art Fair.
Corría el rumor de que el tráfico en la New York State Thruway estaba cerrado a causa de un embotellamiento causado por el número de personas que se dirigían al festival. En ese momento, la pareja y tres amigos más escucharon al locutor decir: “¡Es un caos! Si están planeando venir, no lo hagan”.
Sin embargo, la advertencia provocó el efecto contrario en los jóvenes.
“Ni siquiera habíamos planeado asistir”, confesó Bobbi varias décadas después durante una entrevista para el sitio The Vintage News. “Pero nos sentimos obligados a hacerlo. Algo sucedía allá arriba”. Según las estimaciones, al menos medio millón de jóvenes se dieron cita en Bethel para formar parte del festival más popular de la historia.
En el escenario se presentaba la crema y nata de la escena musical de la época: Creedence Clearwater, Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who, Joe Cocker, entre otros. Se tenía previsto que el festival durara tres días, culminando la media noche del domingo; sin embargo, se extendió a la semana siguiente. De hecho, aquella mañana Hendrix apenas iniciaba su presentación en el escenario principal.
Los protagonistas de la fotografía.
Tanto la banda sonora del evento como el material documental se volvieron legendarios en la historia de la música. Era la consagración de Woodstock no sólo como un importante festival de rock, sino como un evento en el que se promovía el respeto, igualdad, amor, paz, libertad, tolerancia y espiritualidad entre generaciones distintas. Y, sin lugar a dudas, la pareja que protagoniza la portada del álbum doble lanzado por Atlantic Records simboliza todos estos principios.
“Todos estábamos juntos sin violencia, sólo paz, amor y fraternidad. Fue espectacular”, dice Bobbi, que trabajó como empleada de un banco en Nueva York y actualmente se desempeña como enfermera. “Woodstock fue una señal de la época. Sucedían tantas cosas en el mundo: la Guerra de Vietnam, los derechos civiles, los derechos de las mujeres. Fue nuestra generación”.
Nick, que actualmente labora como empleado del gobierno estadunidense inspeccionando y reformando casas para personas pobres, dice: “no cambió nada. Todavía somos esas personas”. Han pasado cinco décadas y la pareja se mantiene unida. Dos años después del festival contrajeron matrimonio, tuvieron dos hijos y pasaron sus vidas en los suburbios de Nueva York.
El fotógrafo.
La imagen que aparece como portada oficial del álbum de Woodstock y que también ilustra el poster oficial del documental fue captada por Burk Uzzle, un ex fotógrafo de la revista LIFE que esa semana rechazó un trabajo para Newsweek por asistir al festival.
Esa mañana del domingo, mientras Jefferson Airplane tocaba arriba del escenario, Uzzle recorría una colina cuando divisó a la pareja abrazándose, protegidos por un cobertor manchado de lodo junto a una mariposa de plástico. Tomó la cámara que llevaba colgada al cuello e inmortalizó la escena. “Fue un momento mágico”, suele recordar Burk Uzzle que actualmente tiene 81 años de edad.
“Nuestro amigo Jim Corcoran, el fusilero naval recostado junto a nosotros en la imagen, compró el álbum. Estábamos sentados en casa escuchándolo, cuando observé la portada y reconocí la mariposa que Herbie había llevado, entonces nos dimos cuenta que éramos nosotros”, relata Bobbi.
Gran descripción de esa generación, la cuál sin saberlo, dio pie a la actualidad, que contamos con tanta delincuencia, gente huevona, pacifistas payasos y drogadictos. En la foto, gente tirada, friolenta (por no hacer nada), tiradero de basura y todos despreocupados al respecto. Ah, y sin mencionar lo drogados que andaban muchos. Gracias hippies apestosos, hemos llegado a la generación Mazapán o de cristal, lograron su cometido.
Y recibieron regalías?
sera el sereno pero no comento de la cantidad de droga que ahi habia hasta para aventar para arriba
Todo bonito pero no pueden negar que alli olía a miados, palustro, hierba, obo, por una semana …………………………