La fantástica historia de El Santo

¿Se te hace familiar el nombre de Rodolfo Guzmán Huerta? Su popularidad fue tan grande que hoy se le considera un icono en la cultura mexicana del siglo XX. Paradójicamente, son pocas las personas que lo ubican por su verdadero nombre y todavía más escasas las que llegaron a conocer su verdadera identidad. Durante casi cincuenta años, Guzmán Huerta conquistó a las masas bajo el seudónimo de El Santo, el enmascarado de plata. A lo largo de toda su carrera, el luchador se quitó la máscara en público una sola vez.

mascara de el santo

Los primeros años de Rodolfo Huerta en la lucha libre.

La historia de El Santo empieza en Tulancingo, Hidalgo, un 23 de septiembre de 1917. Fue el quinto de siete hermanos, y su infancia transcurrió con total normalidad. Tuvo un desempeño académico promedio y no logró alguna distinción digna de incluir en su biografía. El joven Rodolfo habría empezado a interesarse en la práctica de la lucha libre tras mudarse a la Ciudad de México a principios de 1930. Por aquella época, la lucha libre mexicana se practicaba de forma amateur y empezaba a vislumbrar la posibilidad de profesionalizarla.

Rodolfo quedó maravillado con las presentaciones llenas de atletismo y teatralidad que hacían los luchadores por toda la ciudad. No lo pensó mucho y se dirigió a un gimnasio local con la firme convicción de entrenar para convertirse en un luchador. Aunque la carrera de El Santo fue ampliamente documentada con una organización cronológica envidiable, el momento exacto de su debut como luchador es motivo de controversia.

santo el enmascarado de plata estatua

Sin embargo, muchos coinciden en que su debut tuvo lugar en 1934, cuando tenía 17 años y se presentaba con su verdadero nombre.

Rudo de nacimiento.

Antes de alcanzar la fama, Huerta llegó a luchar bajo diversas máscaras y apodos. Murciélago II, Demonio Negro y El Hombre de Rojo fueron algunos de los apodos que usó en sus primeros años como luchador. En México, el nombre de un luchador es algo tan importante como la máscara, y cuando el Murciélago se enteró que Huerta pretendía imitar su apodo, solicitó que lo cambiara. De forma totalmente respetuosa, Rodolfo tomó otro nombre.

mural de el santo el enmascarado de plata

Para los mexicanos, El Santo es una figura casi mítica de nuestra historia, y un héroe que combatió a toda clase de delincuentes y entes sobrenaturales en las películas. Sin embargo, empezó luchando para el bando de los “rudos”, luchadores con un estilo poco ético que se valen de toda clase de trampas y jugadas sucias para obtener la victoria. Son estos los que reciben las maldiciones y abucheos de la multitud.

El origen de El Santo, el enmascarado de plata.

Huerta empezó su transformación a leyenda en 1942, fecha en que tomó el nombre de El Santo y apareció con su icónica mascara plateada, diseño parcialmente inspirado por el personaje que protagoniza la novela El hombre de la máscara de hierro, de Alejandro Dumas. Oficialmente, El Santo debutó en la lucha libre el 26 de julio de 1942, en un evento donde ganó un “todos contra todos” de ocho competidores.

la mascara de el santo

Desde esa fecha, el estilo de lucha de El Santo se caracterizó por lanzamientos de altura y saltos acrobáticos que dejaban al público boquiabierto.

Huerta acumuló fama durante toda la década de 1940, y rápidamente estableció a El Santo como un héroe honrado y trabajador que luchaba contra el mal y las injusticias. Estas características lograron que el populacho mexicano se encariñara con el luchador. Y gracias a la creciente disponibilidad de televisores que se produjo entre la década de 1940 y 1950, la fama de El Santo se catapultó.

el santo box y lucha sesion fotografica
El Santo durante una sesión de fotos para la revista Box y Lucha.

Durante su época de gloria, El Santo salió victorioso de múltiples combates contra luchadores más antiguos y bien establecidos, incluido El Murciélago, aquel luchador que años antes le había solicitado el cambio de nombre.

Los cómics y películas de El Santo.

El Santo saltó de la televisión a la fantasía cuando el artista mexicano José G. Cruz desarrolló una serie de cómics que presentaban a un personaje muy parecido al luchador ejecutando toda clase de hazañas heroicas, como cazar vampiros y aniquilar hombres lobo con su famosa llave “la hurracarrana”. Aunque los primeros ejemplares no tenían buena calidad, la popularidad de los cómics logró que su publicación se mantuviera ininterrumpida durante 35 años.

comics de el santo el enmascarado de plata
Las clásicas portadas de los cómics sobre El Santo que producía José G. Cruz.

Los productores de cine se dieron cuenta que tenían una mina de oro en la figura de El Santo, y no demoraron en aproximarse a Huerta para que colaborara en las películas. La primera de muchísimas propuestas tuvo lugar en 1952, varios meses después que se publicara la primera edición del cómic que protagonizaba El Santo. Se trataba de una película llamada El enmascarado de plata donde, obviamente, Huerta tendría el papel estelar.

Sin embargo, el luchador no confió en que la producción tuviera éxito y rechazó el papel para dedicarse de lleno a la lucha.

Las películas de luchadores en México.

Aunque la popularidad de la película no fue buena, allanó el camino para la Lucha Film: un género fílmico exclusivo de México donde se desarrollaban historias protagonizadas por luchadores enmascarados llenas de ciencia ficción, horror, comedia y acción. En 1958, finalmente lograron persuadir a Huerta para que actuara en una de estas producciones tras atestiguar el éxito de sus cómics.

peliculas de el santo collage
Las películas protagonizadas por El Santo se cuentan por decenas.

Durante las próximas dos décadas, El Santo se consolidó como el personaje más exitoso del género llegando a protagonizar más de 50 películas, donde se valía de sus habilidades en la lucha para combatir a toda clase de enemigos, desde momias, pasando por los nazis hasta seres de otros planetas. La fama de El Santo alcanzó niveles nunca antes vistos en un luchador profesional, al grado que el personaje se volvió familiar para la cultura mexicana.

La máscara los es todo.

Aunque su fama fue propulsada por sus apariciones en diversos medios, prácticamente desde que debutó El Santo se esforzó por mantener una atmósfera de misterio en torno al personaje al negarse a quitarse la máscara en público. Los esfuerzos para resguardar su identidad llegaron al punto de confeccionar una máscara sin la barbilla, de forma que le permitiera comer en el set de filmación sin tener que quitársela. Por si fuera poco, la voz de El Santo en todas sus películas fue doblada, pues Huerta no quería que lo reconocieran.

el santo vs medusa

Cierta ocasión, durante la grabación de la película “El Hacha Diabólica”, se solicitó a El Santo que retirara su máscara y mostrara el rostro durante una escena de amor. Huerta estuvo de acuerdo pero puso varias condiciones: lo haría pero siempre que la cámara se alejara, e incluso así recurrió a un doble para que interpretara la escena pues no quería que la actriz viera su rostro.

Identidad secreta.

Desde entonces, Huerta exigió que el personaje, por ningún motivo, apareciera sin la máscara. En Santo contra Hombres Infernales, una película de 1958, el personaje interpretaba a un sargento de policía que inexplicablemente trabajaba con la máscara puesta. Sin embargo, el empeño de Huerta por ocultar su verdadera identidad fue más allá de las cámaras y su vida privada.

Cuando interpuso una demanda contra José Cruz por intentar reemplazarlo en su propio cómic, Huerta sabía de antemano que no podía presentarse en la corte como El Santo, por lo que se vendó la cara y se puso unas gafas de sol, diciéndole al juez que había sufrido un accidente durante una contienda.

el santo y capulina
El Santo y Capulina.

De hecho, Huerta llegó a establecer un acuerdo con las aduanas estadounidenses para quitarse la máscara exclusivamente en una habitación aislada, de forma que el agente de aduanas fuera el único en conocer su rostro.

Retiro y muerte de El Santo.

La única excepción que hizo El Santo respecto al secretismo de su identidad tuvo lugar un año después de su retiro de la lucha libre. En 1984, El Santo fue invitado al programa de televisión Contrapunto y, sin previo aviso, se retiró parcialmente la máscara exponiendo su rostro por primera vez en cincuenta años de carrera. A los diez días perdió la vida a causa de un paro cardíaco.

Su funeral fue digno de un monarca, con cientos de amistades que en señal de respeto portaban máscaras, y miles de fanáticos que acudieron a darle el último adiós. Al final, cumpliendo la voluntad de Rodolfo Guzmán Huerta, lo sepultaron con su máscara de El Santo.

5 comentarios en «La fantástica historia de El Santo»

  1. Sin temor a equivocarme, la actual lucha libre goza de una considerable fanaticada gracias al santo. Eran ríos de chiquillos que coreábamos el tradicional SANTO! SANTO! en las proyecciones de las matinees; cuando emprendía persecuciones en su inconfundible auto descapotable.

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  2. muy buena nota, solo un detalle, la llave que utilizaba el santo , era la de a caballo, no la huracarrana, esa era de otro luchador, el huracan Ramirez..

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