Experimento Rosenhan: ¿cómo distinguir a un loco de un cuerdo?

¿Cuál es el significado de la cordura? ¿Qué tan confiables son los diagnósticos médicos que hacen la distinción entre cordura y locura? En el año de 1969, el psicólogo Dr. David Rosenhan, de la Universidad de Stanford, ideó un experimento único en su intento por responder este viejo enigma. El propio Rosenhan y otros siete voluntarios que gozaban de una perfecta salud mental se infiltraron en varias instituciones psiquiátricas entre 1969 y 1972 fingiendo estar locos para comprobar si los médicos los acusaban de engañarlos. Sin embargo, los médicos jamás lo notaron.

Rosenhan experiment
Dr. David Rosenhan

 

El desarrollo del experimento Rosenhan.

En el experimento Rosenhan, ocho voluntarios completamente cuerdos ingresaron a 12 diferentes hospitales psiquiátricos, todos dirigidos por el aparato Estatal o Federal, ubicados en cinco estados de la Unión Americana. Estos falsos pacientes estaban conformados por 3 mujeres y 5 hombres, incluido el propio Rosenhan, cuya ocupación cambió de un psicólogo real a un falso pintor.

Los participantes asumieron nombres falsos así como profesiones y se les instruyó para que programaran citas en estos hospitales donde argumentarían escuchar voces extrañas que les susurraban palabras como “vacío” y “hueco” (se suponía que estas pistas sugerían una crisis existencial). A partir de esta cita y consulta, cada uno de los falsos pacientes fue admitido en los hospitales que contactaron.

De acuerdo con el reporte que publicó Rosenhan sobre el experimento en 1973, “ninguno de los falsos pacientes estaba realmente convencido de que los admitirían tan fácil”. Y no sólo los admitieron, sino que siete fueron diagnosticados con esquizofrenia y el otro con psicosis maníaco-depresiva. Todos los voluntarios tuvieron éxito fingiendo las alucinaciones auditivas. No exhibieron ningún otro síntoma y tampoco inventaron falsos detalles sobre sus vidas más allá de sus nombres y profesiones. A pesar de esto, fueron diagnosticados con desórdenes psicológicos severos.

Hospital psiquiatrico

Una vez diagnosticados e ingresados en el hospital, los falsos pacientes estaban por su cuenta. Nadie sabía en qué momento los médicos considerarían que era oportuno darlos de alta, o descubrirían que todo había sido un engaño.

 

Los perturbadores resultados.

Al comienzo del experimento, la más grande preocupación de estos voluntarios era “ser expuestos inmediatamente como un fraude y ampliamente avergonzados”, de acuerdo con Rosenhan. Pero como lo descubrirían después, ni siquiera debían preocuparse por esto.

Existió un “error uniforme en reconocer la cordura” en cualquiera de estos falsos pacientes, apuntó Rosenhan, y ninguno fue descubierto por el personal del hospital. Los falsos pacientes no mostraron nuevos síntomas e incluso después de informar que las extrañas voces habían desaparecido, tanto los médicos como el personal siguieron creyendo que su diagnóstico había sido el correcto.

De hecho, el personal del hospital llegó a observar un comportamiento totalmente normal por parte de los falsos pacientes y lo caracterizaron como anormal. Por ejemplo, Rosenhan instruyó a los voluntarios para que tomaran notas de sus experiencias. Y una de las enfermeras que observó estas notas diarias reportó que “el paciente se había involucrado en un comportamiento de escritura”.

St. elizabeths hospital
St. Elizabeths Hospital en Washington D.C. una de las instituciones involucradas.

Como el propio Rosenhan lo observó, tanto el personal como los médicos asumieron que el diagnóstico era correcto y trabajaban hacia atrás desde este punto, reformulando cada cosa que observaban de forma que pudiera encajar con el diagnóstico:

Dado que el paciente se encuentra en el hospital, debe estar psicológicamente perturbado. Y como está perturbado, la continua escritura debe ser una manifestación de esa perturbación, tal vez como un derivado de los comportamientos compulsivos que en ocasiones se relacionan a la esquizofrenia.

Igualmente, uno de estos falsos pacientes fue un hombre que describió su vida personal de forma sincera reportando que tenía una relación cálida con su esposa, con la que ocasionalmente discutía, e hijos a los que ocasionalmente reprendía por mal comportamiento. Pero como lo habían admitido en un hospital psiquiátrico y diagnosticado con esquizofrenia, en la interpretación médica de su reporte se concluyó que “sus intentos por controlar emocionalmente a su esposa e hijos se veían acentuados por brotes de ira y, en el caso de los niños, golpes”.

Paciente psiquiatrico

Si este hombre no hubiera sido admitido en un hospital psiquiátrico, su vida hogareña tan mundana jamás habría sido descrita con esos matices oscuros.

 

Todo en nombre del diagnóstico.

“Los diagnósticos no se vieron afectados por la salud relativa a las circunstancias de vida de estos falsos pacientes”, escribió Rosenhan. “En lugar de eso, sucedió lo opuesto: la percepción de las circunstancias fue completamente moldeada por el diagnóstico”.

Además de aferrarse con obstinación a los diagnósticos, el personal del hospital proporcionaba un trato frío a los falsos pacientes. Las interacciones con las personas que laboraban en estos lugares iban desde el simple desinterés hasta, en el peor de los casos, el abuso. Incluso cuando los falsos pacientes intentaban entablar amistad con el personal, a través del diálogo, las respuestas eran superficiales (cuando se dignaban a darlas).

Pero, mientras el personal del hospital trataba a los falsos pacientes de forma desinteresada y jamás se dieron cuenta que estaban fingiendo, los verdaderos pacientes no tuvieron problemas en detectarlos. Cuando los investigadores tuvieron oportunidad de rastrearlos, 35 de 118 pacientes reales acusaron a los falsos pacientes de fingir de forma descarada, algunos incluso les dijeron de forma directa “Tú no estás loco. Eres un periodista, o un profesor”.

St. elizabeths hospital ventanas

Sin embargo, los médicos jamás lo notaron. Eventualmente, los falsos pacientes fueron dados de alta tras permanecer entre 7 y 52 días en los hospitales (el promedio fue de 19 días), pero todos bajo el mismo diagnóstico con el que fueron ingresados. Fueron dados de alta únicamente porque los médicos concluyeron que la condición había entrado “en remisión”.

Como escribió Rosenhan:

En ningún momento durante la hospitalización surgió duda alguna sobre la simulación de los falsos pacientes. No se encontró indicio alguno en los registros hospitalarios de que los falsos pacientes estuvieran bajo sospecha. Y aunque la evidencia sugiriera de forma fuerte que así era, una vez que los catalogaban como esquizofrénicos, los falsos pacientes quedaban atrapados con esta etiqueta. Si el falso paciente era dado de alta, se consideraba que naturalmente estaba “en remisión”, pero desde el punto de vista de la institución no estaba cuerdo.

 

El legado del experimento Rosenhan.

“Es evidente que no podemos distinguir la cordura de la locura en los hospitales psiquiátricos”, anotó Rosenhan al inicio de las conclusiones de su estudio.

Rosenhan teorizó que la tendencia de los hospitales por admitir a personas cuerdas es resultado de un error que se conoce como “Tipo 2” o “falso positivo”, donde se produce una gran complacencia por diagnosticar personas saludables como enfermas y a enfermos como individuos saludables. Esta clase de pensamiento es entendible hasta cierto punto: equivocarse en el diagnóstico de una persona enferma generalmente tiene consecuencias más severas que fallar en el diagnóstico de un individuo sano. Sin embargo, las consecuencias de lo segundo pueden ser más terribles.

De cualquier forma, los resultados del experimento Rosenhan causaron sensación en la comunidad. Las personas estaban asombradas por la falta de confiabilidad de los diagnósticos psiquiátricos y la facilidad con que el personal de un hospital podía ser engañado.

Sin embargo, algunos investigadores criticaron el experimento Rosenhan, basados en que los reportes deshonestos de los falsos pacientes sobre los síntomas invalidaban el experimento pues los propios reportes de los pacientes son la piedra angular sobre la que se estructura un diagnóstico psiquiátrico.

Pero otros investigadores ratificaron los métodos y resultados empleados por Rosenhan, replicando parcialmente el experimento llegando a una conclusión similar. Evidentemente, Rosenhan no fue el primero en arrojar un poco de luz sobre el oscuro sistema de salud mental.

 

10 días en un manicomio.

En el año de 1887, una periodista llamada Nellie Bly se infiltró en un manicomio y publicó sus hallazgos en un libro titulado “10 días en un manicomio. Bly concluyó que muchos otros pacientes estaban “cuerdos” y habían sido ingresados al manicomio de forma injusta. El trabajo de esta periodista llevó a una investigación del gran jurado que buscaba hacer los exámenes psiquiátricos más estrictos con el objetivo de asegurarse que sólo las personas “menos cuerdas” fueran internadas.

Retrato de nellie bly
Nellie Bly

Casi un siglo después, Rosenhan demostró que la profesión de la salud mental todavía tenía un largo camino por recorrer para ser capaz de distinguir de manera confiable la cordura de la locura.

Tras la publicación del experimento Rosenhan, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría modificó el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Esta nueva versión del manual, publicada en 1980, incluyó una lista más detallada de los síntomas para cada enfermedad mental y estableció que, para diagnosticar determinado desorden en un paciente, diversos síntomas debían estar presentes en lugar de solamente uno.

Aquellos cambios en el manual sobreviven hasta nuestros días, aunque no se ha determinado de forma conclusiva hasta qué grado fueron exitosos en prevenir los falsos positivos.

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5 comentarios en «Experimento Rosenhan: ¿cómo distinguir a un loco de un cuerdo?»

  1. Yo tenía entendido que algunos de los pacientes del experimento estuvieron cautivos por años, dado que los psiquiatras seguían pensando que necesitaban de más tiempo dentro para sanar mentalmente.

    Desde el día que leí éste artículo (allá por el año 2013) me dejó de interesar la psicología.
    Y yo así de: «Vas a studiar? O no vas a studiar?» Y que pienso: «No, ni mergas»

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  2. Faltó la segunda parte del experimento.
    U a vez publicados los resultados u los psiquiatras del país dejados prácticamente en ridículo. El director de uno de los hospitales psiquiátricos víctimas del experimento Rosenhal, reto al investigador a enviar nuevamente a falsos pacientes, para demostrar que las nuevas directrices de diagnóstico eran mucho más efectivas o casi infalibles, ROsenhal acepto.
    Esperaron los falsos pacientes unos meses y luego publicaron los casos de algunas decenas o cientos de casos que según los psiquiatras eran pacientes falsos o simuladores. Y luego le fueron a preguntar a Rosenhal cuáles de esos casos detectados como falsos los había enviado el, y el les contesto que en realidad no había enviado a ninguno.
    Lo que le dio aún más en la torre al prestigio de la psiquiatría

    P

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  3. 35 de 118 pacientes reales acusaron a los falsos pacientes de fingir de forma descarada, algunos incluso les dijeron de forma directa “Tú no estás loco. Eres un periodista, o un profesor”.

    En pocas palabras solo un loco puede reconocer a otro loco

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  4. Lo bueno que no les hicieron una lobotomia o la terapia de choques XD como en una pelicula de terror que vi, donde un reportero creo hace eso mismo y lo tratan con esos metodos haciendo que ahora si se vuelva loco.

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