Emisiones de CO2 no aumentaron en 2019

En 2019, las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) ascendieron a 33,300 millones de toneladas, el mismo valor que en 2018. Contra todas las expectativas, la cifra se mantuvo estable y definitivamente es una buena noticia. Dicha información se puede corroborar en el informe anual de la Agencia Internacional de Energía (IEA).

paisajes fabricas de carbon

A excepción de lo que sucedió en 2008, cuando la crisis económica mundial propició una reversión en las cifras anuales, las emisiones del gas venían incrementándose desde hace décadas en todo el mundo. Sin embargo, en esta ocasión es diferente pues la economía global creció 2.9%, situación que generalmente incrementaría las emisiones de gases de efecto invernadero.

Cifras alentadoras.

Sin embargo, también es importante señalar que las reducciones en las emisiones acontecieron en países con economías consideradas avanzadas: Estados Unidos, Japón y varios países europeos, por mencionar algunos ejemplos. En este grupo, las emisiones pasaron de 11.7 gigatoneladas a 11.3. Mientras tanto, en países en vías de desarrollo, las emisiones pasaron de 21,600 millones de toneladas a 22,000 millones. Al combinarse, estas variaciones arrojan una cifra total estable de un año para otro.

El director de la IEA, Fatih Birol, celebró este resultado en un comunicado oficial asegurando que la noticia sustenta el optimismo en la lucha contra el calentamiento global. “Ahora, debemos poner todo nuestro esfuerzo en asegurar que 2019 se recuerde como el pico definitivo en las emisiones globales, y no sólo una pausa en el crecimiento”, dijo.

Estos números tan alentadores son el resultado de cambios en las políticas públicas de los países desarrollados. En estos lugares, la quema de carbón para generar energía (la principal fuente de CO2) cayó un promedio de 15%. Por ejemplo, Europa y Estados Unidos han cerrado centrales de carbón en los últimos años para invertir en energía eólica y solar. Incluso los japoneses, conocidos por su alto consumo de carbón, están sustituyendo paulatinamente sus fuentes de energía contaminante con energía nuclear, fenómeno que también se replica en Corea del Sur.

No todo es miel sobre hojuelas.

La humanidad aún está lejos de ganar la batalla contra el calentamiento global. Los climatólogos del mundo entero nos recuerdan que la tendencia de un solo año no es suficiente para afirmar que las emisiones no volverán a dispararse. Además, el hecho de que país en vías de desarrollo sigan aumentando sus emisiones es preocupante, sobre todo cuando hablamos de China e India que han optado por invertir en fuentes no renovables de energía. Esto quiere decir que emitirán más gases en un futuro próximo.

Por otro lado, este informe sólo considera las emisiones de CO2 que realizan los procesos de generación de energía y representan el 80% de todas las emisiones en el mundo. Los gases provenientes de incendios forestales, por ejemplo, no se toman en cuenta y 2019 fue particularmente relevante en este aspecto con incendios enormes que devastaron el Amazonas, Australia y África.

Además, tampoco se consideran las emisiones de metano provenientes del uso de gas natural como fuente de energía. Aunque el metano al quemarse se convierte en un gas de efecto invernadero menos perjudicial que el CO2, cuando se presentan fugas es mucho peor.

En los datos también podemos observar que, mientras el uso de carbón baja y la energía renovable sube, los humanos estamos consumiendo más petróleo y gas natural.

Correcciones.

Es importante señalar que algunos especialistas han respondido a la información divulgada por la IEA. Por ejemplo, con Estados Unidos se estima que la reducción en sus emisiones fue del 2.9%. Sin embargo, la Energy Information Administration, un órgano del gobierno estadounidense, presentó una reducción estimada del 2.1%. Y como Estados Unidos es pieza clave en la economía y producción de energía global, esa diferencia de 0.8% es considerable.

El panel científico de la ONU señala que no es suficiente con estabilizar las emisiones de estos gases. De hecho, para salir bien librados de las peores consecuencias de una crisis climática deberíamos reducir 7.6% las emisiones cada año hasta el 2030. Estamos lejos de alcanzar este porcentaje.

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