¿Deberíamos eliminar el cambio de horario? La ciencia dice que SÍ

El próximo domingo llega otro cambio de horario: entra en vigor el horario de verano y habrá que adelantar el reloj una hora. Cuando sean las 02:00 a.m. del primer domingo de abril, los relojes pasarán a marcar las 03:00 a.m. En México, el horario de verano se decretó en 1996 a través del Diario Oficial de la Federación. En esa época se dijo que la medida buscaba impulsar el desarrollo económico y social, además de apoyar a los habitantes en la zona fronteriza. Sin embargo, muchos expertos coinciden en que la medida es poco saludable.

Dos de cada tres mexicanos apoyan la idea de eliminar el cambio de horario. El resto aboga por mantener la medida o simplemente no tienen una opinión clara al respecto. En Estados Unidos, las diferencias entre opiniones también resultan abismales: un 63% quiere eliminar el cambio de horario, contra 16% que desea mantenerlo. El 21% restante no lo tiene claro. La principal queja en todos los países que implementan horario de verano tiene que ver con la perturbación de la rutina.

En el cambio de horario, el de verano es el más perjudicial.

Pero, las consecuencias de un cambio de horario van mucho más allá de una simple molestia pasajera. Diversos estudios coinciden en que este “salto temporal” impacta negativamente nuestra salud de las formas más inimaginables. Beth Ann Malow, docente de neurología en el Centro Médico de la Universidad Vanderbilt, explica los motivos por los que el horario de verano es “poco saludable”.

En un artículo publicado en la revista JAMA Neurology, un grupo de investigación analizó el vínculo entre la transición anual al horario de verano y diversas enfermedades. Incluido el aumento en los ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares e insomnio en la población joven. Para Malow, la evidencia científica que respalda estos vínculos es lo suficientemente sólida como para que se adopte un tiempo estándar permanente. Curiosamente, los efectos negativos parecen exclusivos del horario de verano.

Según Mallow, cuando los estadounidenses atrasan sus relojes una hora para volver al horario normal en noviembre, el cambio resulta relativamente benéfico. Aunque algunos requieran de un par de semanas para acostumbrarse, los investigadores no detectaron impactos graves en el regreso a la normalidad horaria.

El cambio de horario y su impacto en la salud humana.

Durante la primavera, adelantar el reloj una hora es un cambio muy resentido por nuestro cuerpo. Aunque el reloj diga que son las 8 de la mañana, todo sugiere que siguen siendo las 7:00 a.m. Según la neuróloga, este cambio resulta mucho más drástico porque la luz matutina es importantísima para definir los ciclos naturales de nuestro organismo. No solo nos despierta, sino que mejora nuestro estado de alerta.

Aunque se desconoce el mecanismo exacto, se cree que la luz influye en un aumento en lo niveles de cortisol. Esta última es una hormona liberada por la amígdala cerebral, una región del cerebro ligada a las emociones. Por otro lado, cuando nos exponemos a la luz por las noches retrasamos la liberación de melatonina, una horma que promueve la somnolencia.

En otras palabras, interfiere con el sueño y perjudica el proceso natural que nos lleva a dormir. Lo peor es que el efecto puede estar vigente después que la mayoría se acostumbra a la pérdida de una hora de sueño con el comienzo del horario de verano.

Perjuicios del horario de verano los más jóvenes.

Y en la pubertad es todavía peor, pues esta fase del desarrollo provoca la liberación de melatonina por la noche. Así, los adolescentes presentan un atraso en la señal natural que los ayuda a conciliar el sueño. Debido a que reciben más luz al comienzo de la noche, se vuelven particularmente susceptibles a los problemas del sueño. Y estas variaciones de la melatonina durante la pubertad se extienden hasta los 20 años. Si a eso agregamos el horario escolar, las actividades deportivas y los eventos sociales puede surgir una privación crónica del sueño para este grupo etario.

La mayoría de esos jóvenes inicia sus actividades escolares a las 7 de la mañana. Aunque, para estar a la escuela a esa hora se requiere de al menos una hora de preparación. Así, en el horario de verano muchos jóvenes se despiertan y viajan a los centros educativos en plena oscuridad.

Efectos del cambio de horario se agravan por la ubicación geográfica.

La ubicación geográfica también influye mucho en la forma en que nos afecta el horario de verano. En un estudio se comprobó que los individuos que habitan el extremo occidental de un huso horario, aquellos que demoran en recibir luz natural por las mañanas y reciben más por las noches, duermen menos que los del extremo oriental.

De hecho, entre los residentes de la franja occidental se encontraron índices elevados de diabetes, obesidad, enfermedades cardíacas y cáncer de mama. Además de ingresos per cápita inferiores y costos más elevados en el tema de salud pública. En otros estudios se concluyó que los índices de cáncer parecen aumentar en la franja occidental de un huso horario.

¿Cuál es la razón? No existe un motivo específico, pero los científicos creen que se trata de una combinación entre privación crónica del sueño y desajuste del ciclo circadiano. Recordemos que nuestra rutina diaria de trabajo, escuela o sueño se basa en lo que indique el reloj, y no en el nacimiento o puesta de Sol. Por eso, cuando cambia el horario parece surgir una completa desincronización entre nuestros ritmos biológicos y el mundo que nos rodea.

Propuestas para eliminar el cambio de horario.

A últimas fechas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, retomó la posibilidad de eliminar definitivamente el horario de verano en el país. Y no es el primer mandatario en externar interés en el tema. En 2018, el presidente de la Comisión Europea ofreció un discurso donde abogó por la eliminación del cambio de horario. En “Estado de Unión”, responsabilizó a cada Estado miembro por elegir el horario de invierno o verano, según les convenga.

De hecho, la institución hizo un levantamiento de datos donde se concluyó que el 84% de los europeos desea abolir el cambio de horario. Curiosamente, se trató de una participación histórica donde más te 4.6 millones de europeos opinaron. Muchas de esas opiniones llegaron de Alemania, donde el tema se volvió epicentro de una acalorada discusión en la prensa.

La iniciativa que fracasó.

De aprobarse esta propuesta, cada país miembro de la Unión Europea decidiría el horario que mejor le convenga. Con la condición de que no cambie el régimen horario de acuerdo a la estación del año. El informe presentado proponía que la última transición obligatoria al horario de verano sucediera en marzo de 2021.

Aquellos países de la UE que optaran por el horario de invierno programarían por última vez sus relojes en octubre de 2021. Tras esa fecha, ningún Estado miembro podría seguir implementando cambios de horario. Desafortunadamente, la votación no llegó al proceso legislativo toda vez que se bloqueó en la divergencia del Consejo de la Unión Europea.

Esperemos que, al menos en México, la discusión parta de la información científica disponible. Pues, aparentemente, no hay beneficio alguno en seguir con el horario de verano. Vamos, que ni siquiera en el ámbito energético se han demostrado los supuestos beneficios. Y puede que esté perjudicando nuestra salud más allá de lo que imaginamos.