El refugio en la montaña – Creepypasta

Se dice que los tornados no alcanzan las montañas, pero eso no es más que un mito. Vivo en Pasquel, en las montañas Ozark y puedo recordar a mi madre atrincherarse cuando era pequeño en un viejo refugio excavado justo atrás de nuestra vieja casa. El refugio no era muy grande, pero con ella meciéndome entre sus brazos, cantando en voz baja y ese olor a tierra mojada que inundaba la zona, sentía como si todo fuera a salir bien.

refugio

Mi padre prendía su radio y gritaba por no haber sido capaz de encontrar a los perros. Nadie supo hacía donde corrieron esos perros durante la tempestad, pero llegaron a casa sanos y salvos una vez que todo terminó, hambrientos y ansiosos por un sitio cálido donde echar una siesta. Papá los maldijo en voz alta a la vez que les decía que no los volvería a cuidar si se perdían de nuevo, pero una vez que se acurrucaron junto a él en el sofá todo quedó olvidado. Henry (el nombre de mi bisabuelo) y Joe estaban destinados a ser perros de caza, pues fueron entrenados para eso y eran de las razas adecuadas, pero mi padre perdió un ojo cuando era pequeño por lo que nunca pudo dedicarse al pasatiempo. En esencia, se habían convertido en perros falderos con poco que hacer, pero no dejaban de seguir a papá en todo el día.

He estado cerca de un tornado, he conducido pasada la devastación pero afortunadamente he tenido la suerte de no estar en ella. Pasquel es una ciudad realmente pequeña y uno de los pueblos más pobres del condado. La metanfetamina ha reemplazado la industria del alcohol ilegal en auge 15 años antes, esa es prácticamente la única industria en pie en Pasquel.

Sin embargo, no siempre fue así. Allá por los años 50 la ciudad se convirtió en un bastión de las fábricas y el progreso. El idílico escenario alguna vez había sido el hogar de las regiones más prominentes de hoteles y spas que albergaban a celebridades en su vago deseo por escaparse a las pintorescas montañas. Ahora prácticamente abandonada, la ciudad era el refugio ocasional de algunos soldados.

Verás, en 1954, todo ese desarrollo y el paisaje atrajeron a El Predicador. Su nombre era Freeman Hobbs pero nadie lo llamaba así. El Predicador es importante porqué es temporada de tornados y lo que hizo en abril de 1955 influiría para siempre en mi forma de vida y en la vida de la ciudad.

Mi padre tan solo tenía 2 años en 1955 y no recuerda las cosas, pero sí las historias que más tarde le contaron. Mis abuelos, sin embargo, se encargaron de divulgar la historia junto con todos aquellos que sobrevivieron.

Todos alguna vez escuchamos historias cuando niños. Nuestros abuelos, los sobrevivientes, nos llevaban hasta el porche para ver cómo se avecinaba la tormenta mientras nos contaban sobre el refugio comunitario contra tormentas y lo que aquel predicador hizo. Mi madre, que no era nativa de Pasquel, pero que se había mudado allí después de conocer a mi padre en un concierto en Tulsa, no lo creía ni un solo instante, pero mi padre siempre tiene recuerdos confusos de lo que significó estar bajo aquel refugio para tormentas.

Financiado con una serie de donaciones de empresas y cajas de ahorro de los habitantes, las primeras obras en el refugio iniciaron en 1953, pero el desarrollo se detuvo debido a varias razones, entre ellas que nadie estaba encabezando realmente la obra. Cuando el predicador Hobbs se mudó a la ciudad consideró que era su responsabilidad proteger a los buenos ciudadanos de Pasquel de todos los desastres y le tomó especial atención al refugio porqué estaba siendo construido al lado de una montaña que ofrecía cierta protección.

La consideraba una protección divina. Hobbs en realidad era un delincuente de poca monta con una esposa y seis niños, pero era encantador y convincente, todo lo que el pueblo necesitaba.

El refugio fue concebido originalmente para ofrecer protección contra los tornados, dado que parecían ser la única amenaza real en la ciudad, pero el Predicador Hobbs, con toda su charlatanería, los había convencido de desarrollar una protección robusta que necesitarían en caso del fin del mundo. Recaudó los fondos para terminarlo y prácticamente lo elogiaron como a un santo de su iglesia.

Finalmente se puso en funcionamiento en abril de 1955, cuando una serie de tormentas muy poderosas se generó en la zona. Supuestamente el Predicador Hobbs había “sentido” y se le había “dicho”, por alguien que dijo ser el propio Dios, que algo muy malo sucedería aquel día. Como consecuencia, una procesión aterrada de personas se dirigió al refugio.

Hay algunas inconsistencias sobre lo que realmente sucedió después de que las puertas se cerraron, pero la mayoría converge en que el Predicador los convenció de que esta tormenta sería el fin del mundo. En realidad solo un tornado tocó tierra a unos pocos kilómetros de la ciudad, y el año terminó siendo muy malo para las tempestades, las estructuras de la ciudad quedaron intactas y no hubo ningún tipo de daño, salvo algunas señales y unos cuantos árboles.

Lo que sucedió en el refugió difiere según la persona que lo cuenta, pero el Predicador Hobbs se puso rabioso cuando, después de una hora, los hombres decidieron llevar a sus familias de vuelta a casa. Hobbs tomó el reloj y lo rompió, después encadenó las puertas desde adentro. Estaba convencido de que su labor era proteger a su rebaño contra sí mismo y persuadirlo de salir al exterior, mientras el mundo llegaba a su fin. Sus creyentes vieron su lado oculto mientras apuntaba sus armas contra ellos y les hablaba del dolor que les esperaba si se aventuraban a escapar.

No tenían comida, ni agua, y el refugió rápidamente se convirtió en un lugar caliente e incómodo. El Predicador Hobbs dijo que tenía que llegar hasta el otro extremo y disparó contra una mujer embarazada llamada Imogene Lewis. Cayó al suelo y murió antes de que los presentes pudieran recuperar el aliento.

Hobbs comenzó a amenazar al valiente que tendría el placer de ser el siguiente.

Los hombres hicieron un plan para arrebatarle las armas, un niño quedó atrapado en la pelea, pero después de todo la gente del pueblo se hizo con las armas y salió del refugió con la luz de la mañana.

Al final de los eventos, cuatros personas del pueblo habían muerto en la refriega. Cuando el Predicador Hobbs salió y vio la luz de la mañana, tomó rápidamente una pistola que había caído en el suelo y gritó que era una ilusión, antes de volver y encerrarse a sí mismo en el refugio nuevamente. Algunos dicen que escucharon cuando se disparó en la cabeza, y probablemente fue cierto, porque así lo señala su certificado de defunción.

El refugio fue limpiado y se dejó para que se pudriera con el resto de la ciudad. Durante mucho tiempo aquello se consideró apenas un mal episodio. Las personas no hablaban de ningún fantasma o embrujo. Simplemente fue un loco que los había estafado.

La mayoría de las personas se fueron cuando los trabajos comenzaron a escasear, pero mi familia se quedó. De ninguna forma la decadencia fue culpa del refugio o de los cuentos sobre el Predicador Hobbs. Así es como funcionan las cosas. Las cosas se mueven y los tiempos cambian.

En la década de 1980 se abrieron nuevamente las puertas del refugio por lo que los niños locales pudieron ir y destrozar el lugar. Había historias de que estaba embrujado y que si entrabas y la puerta se cerraba nunca volverías a salir. Yo nunca lo creí.

Alguien compró la vivienda y la tierra circundante cuando la ciudad experimento un ligero flujo de nuevas familias cuando un nuevo aserradero abrió. Las nuevas familias, que no tomaban en cuenta las advertencias sobre tornados, vieron el gigantesco refugio como un activo. La gente lo había olvidado y algunos nunca lo creyeron.

He trabajado en la tienda de Glenn desde que tenía 16 años y nada ha cambiado, pero este año decidió cambiar el nombre para atraer a la gente nueva. Decidió llamarla “La Vieja Tienda de Glenn”.

“Muy original Glenn”, me aseguré de decirle cada vez que tuve la oportunidad. “¿Qué es una tienda vieja?”.

“Joel, ¿Cuándo saldrás de la ciudad para convertirte en comediante o algo?”, me respondió.

Pude ir a la universidad. Pude haberme mudado, pero amo esas montañas. Me encanta como huele el viento y adoro el clima. Bess también estaba aquí y me encantaba Bess.

Ella era seis años mayor que yo, y había estado enamorado durante mucho tiempo. Bess se había graduado de la Universidad Estatal y enseñaba en preescolar, pero también trabajaba en la tienda de Glenn para poder llegar a fin de mes. Tenía un hijo de cuatro años y nadie sabía quién era su padre, y Bess parecía no tener ganas de revelar a nadie lo que era una especie de misterio en la ciudad.

Solía ver a Bess y su hijo caminar hacia el valle mientras bajaban por el viejo puente. Hablaba con él como si fuera un adulto y le cantaba canciones. Si se iban del valle muy tarde, me gustaba pasar por ellos para que no tuvieran que pasar ese largo camino con mucho viento en la oscuridad. Me gustaría haber tenido el coraje para invitarla a salir antes, pero había algo que siempre me hizo desistir.

Mi madre solía decirme que conocería a mi alma gemela cuando no pudiera pensar en nada que decir. Cuando las palabras resultaran innecesarias. De cierta forma, Bess y mamá eran las personas que me mantenían aquí. Eso y los tornados. Ninguno había alcanzado la ciudad desde hacía más de 50 años, pero la emoción de la posibilidad era suficiente.

Estaba trabajando con Bess el día que nos enteramos que estaban construyen el refugio. “Un refugio comunitario para las tormentas”. La estación local filmó la reapertura. Los fondos fueron donados por industrias locales que se preocupaban por la comunidad y que tenían líderes comunitarios presionándolas para construir el edificio.

Las personas mayores, aquellas que todavía lo recordaban, estaban seguras que no había nada de bueno en la reapertura de aquella maldita cosa. Incluso si no estaba embrujado, no había mucho interés de volver allí. Preferían sus propios refugios o habitaciones de seguridad para mantenerse a salvo.

El refugió se abrió al público de forma oficial en marzo. Dos días más tarde, el pequeño Brayton Hydecker desapareció. Sus amigos lo habían enviado al bosque que circundaba el refugio para encontrar algo.

Finalmente tuve el valor de invitar a Bess a salir, pero no sé si se trató de una cita. Llevó a su hijo y comimos bocadillos mientras mirábamos las estrellas. Sin embargo, fue agradable.

Marvin Leewood, de 89 años, desapareció al día siguiente. Le gustaba salir a pasear y vivía junto al refugio. “Nunca volvería allí de buena gana”, dijo la señora Leewood.

Después desapareció un trabajador del aserradero. Olvidé su nombre.

Unos días más tarde una alerta de tornado se emitió en el área. El nuevo refugio estaba abierto y listo para proteger a la comunidad. Llevé a Bess en su viejo Honda cuando salió de la tienda de Glenn.

“Estaba pensando en ir y esperar a fuera. Dijeron que podría ponerse peor más tarde. Tienen una televisión adentro”, me dijo.

No me sentí bien respecto al refugio. Probablemente era por todas esas historias con las que crecí. Traté de convencerla para que nos reuniéramos con mi padre. Ella me lo prometió.

Fui con mi padre y esperé en el banquillo por Bess. Me cansé y le mandé un mensaje, pero no me respondió. De repente llamó y todo lo que pude escuchar fueron llantos. “¿Dónde estás?”, le dije. “Estaremos a salvo aquí abajo”, respondió y después nada. Mi mamá y mi papá estaban peleando de nuevo por los perros. Las sirenas parecían estar muy lejos pues apenas podíamos escucharlas. El caos comenzó y pensé, apenas por un segundo, que quizá debería haber ido al refugio. Y entonces el silencio.

Según los informes 20 personas entraron al refugio y jamás los volvieron a ver. La madre de Bess me dijo que se fue con su hijo al lugar diciendo que era demasiado peligroso intentar llegar a mi casa. No fue sino hasta la mañana siguiente que alguien decidió intentar forzar la puerta del lugar. Tomó horas abrir la puerta.

La explicación oficial es que nunca entraron al refugio. La ciudad fue arrasada por lo que evidentemente se perdieron entre los escombros y los árboles. La explicación oficial es que nadie murió dentro de aquel maldito lugar.

Hay rumores de que los vientos soplaron sobre la puerta y succionaron a todos los que estaban al interior, y que todavía están encontrando pedazos de las personas en los condados cercanos. Mi familia y la mayoría de la ciudad tiene la certeza de que si entras al refugió jamás saldrás. El Predicador Hobbs se asegurará de eso.

Estuve allí cuando lo cerraron para siempre. Me llevaba muy bien con el guardia que me preguntó si quería ir a echar un último vistazo. Quizá podría encontrar algo que alguien había perdido. Quizá por un momento pensé en decir adiós a Bess. Me quedé allí parado, con los sonidos de los hombres que hablaban afuera. Era solo una habitación.

“¿Hay algo?”, dijo mi amigo mientras bajaba.

“Nada”.

Mientras cerraban la puerta, quizá fue la luz, pero juro que vi allí, de pie, a un grupo de personas. Ella me miró y luego se cerró la puerta.

Cerraron el refugio, a la espera de que las personas vuelvan a olvidar.

Adaptación ludeij

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