¿Qué duele más, dolor emocional o físico?

dolor

“Esto va a doler”. Una combinación adecuada de palabras puede potencializar una sensación, cambiar nuestra forma de percibir, e inclusive nuestra forma de caminar. Y un estado emocional puede hacer que un dolor se vuelva crónico. Cuando vamos a recibir una inyección, por ejemplo, una simple advertencia sobre lo que vamos a sentir pude causar más dolor. Nuestros cerebros anticipan el dolor y activa la sensación incluso antes de que la aguja haya penetrado la piel. Ouch!

En la última década, los científicos han demostrado que nuestra sensación de dolor es mayor si nos avisan anticipadamente del estímulo y es posible inducir malestar apenas mencionando algo que lo causa. Un grupo de investigadores holandeses de la Universidad de Radboud Nijmegen realizó un estudio en 2011 con más de un centenar de voluntarios, sometiéndolos a una serie de pruebas. Expuestos a la misma sustancia, a los que se les advirtió que iban a sufrir un picor fuerte no pararon de rascarse, y algo similar ocurrió a los que se les advirtió sobre el dolor.

Las palabras pueden predisponernos, porque crean expectativas. Estas modifican las emociones y esto influye el dolor, picazón y otras circunstancias. En la Universidad alemana de Jena, el investigador Thomas Weiss demostró recientemente que hablar de dolor alimenta el dolor mismo. A través de imágenes de resonancia magnética funcional, Weiss encontró que cuando los voluntarios fueron expuestos a palabras como “atroz”, “insoportable” o “punzante”, activaron la llamada “matriz del dolor“, la misma región del cerebro que trabaja ante los estímulos nocivos.

– “En estudios anteriores”, recuerda, – “también hemos visto que cuando aplicábamos un estímulo doloroso después de someter a los pacientes a palabras “nocivas”, éstos calificaban el dolor como más intenso”.

Investigaciones paralelas a las de Weiss demuestran que en el llamado “dolor social” también participan regiones del cerebro relacionadas con el dolor. Varios estudios recientes indican que cuando una persona se siente abandonada por el grupo, o una ruptura amorosa sucede, se activa la misma matriz cerebral. Las sensaciones físicas y emocionales se mezclan hasta el punto de que el malestar causado por un insulto -según un estudio de la Universidad de Kentucky- pueden ser aliviado por aquellos que toman una dosis regular de paracetamol. La prueba de que el dolor social y el dolor físico se retroalimentan está en las palabras que usamos todos los días. El lenguaje está salpicado con frases como “me rompió el corazón” o “puñalada por la espalda”, que hacen referencia al dolor físico real, en términos relacionados con juicios morales, como cuando hablamos de algo que nos pone “enfermos” o “repugnancia” y sentimos ganas de vomitar.

Este factor social y emocional está ayudando a resolver una de los grandes interrogantes que intrigaban a los médicos en casos de dolor crónico. ¿Por qué, ante la misma lesión, algunos pacientes tuvieron dolor de por vida y otros no? En algunos casos, la ausencia de daños físicos resulta desconcertante. Analizando con un escáner la respuesta al dolor de las personas que han sufrido una lesión en la espalda, observaron que el factor emocional es determinante. Las personas que tienen una relación más estrecha entre la corteza frontal y el núcleo accumbens, responsables de las emociones y la motivación, son más predispuestas al dolor crónico. Tanto así, que los científicos pudieron predecir con un 85% de precisión quien lo desarrollaría una vez que la herida había cicatrizado.

 

Las palabras no sólo cambian lo que percibimos, sino también lo que hacemos. Una de las técnicas más utilizadas por los magos es el “estímulo prime”, que consiste en la exposición del sujeto a algunos estímulos que van a condicionar su respuesta. Los magos utilizan estos recursos psicológicos para condicionar nuestra respuesta en algunos trucos, como aquellos en los que se nos pide que pensemos en un número que previamente han inculcado en nuestra mente de manera sutil. Los efectos de “estímulo prime” actúan en el nivel inconsciente e influyen en nuestra manera de actuar y hasta en nuestros juicios de valor. En una de las primeras pruebas de este fenómeno algunos voluntarios fueron expuestos a palabras relacionadas con la vejez y al salir de la habitación resultaron que caminaban más lentamente que los que habían estado expuestos a palabras neutrales. En otras pruebas se vio como los voluntarios pueden tener respuestas racistas, violentas o amables en función de este “estímulo prime”.

El profesor Jaume Rosselló de la Universidad de las Illes Balears, realizó algunos experimentos con el “estímulo prime” y el juicio moral, y demostró que la presentación de imágenes impactantes (tipo gore) nos hace más permisivos frente a un dilema moral. En esta prueba, él propone, por ejemplo, el problema de una madre que tiene que sacrificar a uno de sus dos hijos para que no mueran los dos, aquellos que vieron las imágenes más violentas tienden a comprender mejor su decisión que los que vieron las imágenes neutras.

– “Esto tiene algunas implicaciones interesantes”, reflexiona Rosselló, – “porque en muchos noticiarios vemos las imágenes de los atentados o guerras antes que otras informaciones, y tal vez esto podría influir. O imaginemos entonces lo que ocurre con la sucesión de los casos estudiados por un juez.”.

Pero no son necesarias pruebas sofisticadas para convencer al cerebro de cualquier cosa. En el año 2001, y para su tesis doctoral, Rosselló diseñó un experimento para demostrar cómo la ingesta de determinadas cantidades de alcohol puede alterar la atención. Como era de esperar, los resultados mostraron que el alcohol altera el estado de alerta de los voluntarios, pero descubrió con sorpresa que la mera expectativa de beber alcohol también podría cambiar la forma de conducir.

– “En el grupo que tomó una bebida placebo, vi mucha gente borracha y con ataque de risa. Algunos incluso me pidieron quedarse otra hora por allí antes de tomar su coche. Lo pobres no sabían que no habían tomado ni una gota de alcohol”.

¿Puede ser que una palabra mal elegida por el médico ponga al paciente peor? La respuesta es sí, aunque los mecanismos conocidos como el “efecto nocebo” no son tan conocidos cómo el placebo. El Profesor Thomas Weiss está convencido de que incluso los efectos secundarios observados en los prospectos de los medicamentos producen efectos más adversos entre los que los leen. Él piensa que algunas intervenciones afectan al paciente por culpa de una “cultura del dolor” errónea que se asocia con el daño, cuando no necesariamente tienen conexión alguna. El dolor es una estimación estadística del cerebro que activa una respuesta porque ve una amenaza. Pero a veces se equivoca.

Las últimas encuestas indican que el dolor es una emoción más que una sencación. Dependiendo de nuestro estado emocional podemos interpretar el mismo estímulo de diferentes maneras. Por lo tanto, en algunos casos, la solución comienza al enseñar a los pacientes a re-aprendizar el dolor. Sobre todo cuando no existe un estímulo físico que lo provoque. Esta es la misma ficción mental que ocurre con el dolor empático, que sienten algunas personas cuando ven el daño causado a otra persona. El dolor es una construcción mental como muchas otras, así que cuando las circunstancias lo requieren, y el cerebro cree que el dolor no ayuda a la supervivencia, está dispuesto a prescindir de él. Cualquiera que haya tenido un corte demasiado profundo sabe muy bien lo que quiero decir, que al principio parece un dolor insoportable, pero cuando nos damos cuenta de que la cosa no es tan fea, decidimos centrarnos en obtener ayuda en la curación y olvidar el dolor.

Algunas enfermedades neurológicas nos ayudan a comprender mejor el componente emocional del dolor. Hay una extraña enfermedad llamada “insensibilidad congénita al dolor“, en la que una persona es capaz de sentirlo más, como no le da un valor emocional, resulta indiferente. Esto explica por qué algunas personas apoyan algunas actividades más que otras. Esta condición relativa de dolor es algo que podemos experimentar en nuestra vida cotidiana. Las punzadas y el dolor que sentimos después de hacer un poco de deporte parecen aceptables porque conocemos su origen y significado. Pero, de repente, de la nada, si nos asaltara una molestia de la misma intensidad, lo más probable es que terminemos aterrorizados en una sala de emergencias de un hospital.

Algunos datos curiosos sobre el dolor:

Duele menos si estás distraído con alguna tarea.
Duele menos si piensas en alguien que te gusta.
El dolor pasa en situaciones de emergencia extremas (analgésico del estrés).
Duele menos si se piensa que fue por accidente que intencional.
Duele menos si crees que sirve por algo.

Un ejemplo de “estímulo prime”

 

Estímulo prime o priming, conforme lo relatado en el artículo, implica exponer a la persona a estímulos -en este caso verbales- que afectan a la respuesta. Haz esta prueba sencilla y responde a las preguntas en voz alta rápidamente, sin pensarlo mucho, responder simplemente:

¿De qué color es la nieve? ¿De qué color son las nubes? ¿De qué color es el helado de coco? ¿De qué color son los osos polares? ¿Qué beben las vacas?

Si tú, como el 90% de las personas respondieron que las vacas beben leche, fuiste víctima de una forma de “priming”. En este ejemplo clásico, la introducción de conceptos como el blanco predisponer a hacer la asociación mental inmediata.

Enlaces de interés:

http://dx.doi.org/10.1016/j.pain.2011.01.043
http://www.biopsy.uni-jena.de/personen/mitarbeiter.html
http://www.eurekalert.org/pub_releases/2010-03/fj-dwh033010.php
http://dx.doi.org/10.1177/0956797610374741
http://uib-es.academia.edu/JaumeRossell%C3%B3Mir
http://dx.doi.org/10.3389/conf.fnhum.2011.207.00152
http://www.academia.edu/162865 /SUBOPTIMAL_AFFECTIVE_PRIMING_BY_DISGUST _AND_HORROR_PICTURES_REDUCES_ THE_SEVERITY_OF_MORAL_JUDGMENTS
http://www.psychologytoday.com/blog/body-sense/201204/emotional-and-physical-pain-activate-similar-brain-regions

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7 comentarios en «¿Qué duele más, dolor emocional o físico?»

  1. Depende. Dudo mucho que un dolor psicologico sea peor que estar alguien torturandote en una silla arrancando y cortandote la piel y los dedos a tiras/ trozos. Que? Muy exagerado? Eso es dolor fisico. No solo caerse de una escalera. Además…tambien afecta bastante psicologicamente ese ejemplo primero que puse. Asi que… Fijo que “todos” prefieren antes romperse la cabeza traumatizandose viendo cosas de ese tipo que viviendolas.

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  2. curar el alma tenia que ser unos de los propositos de la ciencia…pues no somos solo parte fisica. el dolor del alma, despues de tantos años de investigacion, sigue incurable….te duele mas una mala palabra, que un corte…a veces es asi….

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  3. BUENO YO EN LO PERSONAL SIENTO QUE EL DOLOR FÍSICO ES MAS FÁCIL DE SOBRELLEVAR QUE EL EMOCIONAL,YA QUE EL PRIMERO HAY MEDICAMENTOS PARA TODO SIN EMBARGO EN EL SEGUNDO HAY MEDICAMENTO QUE TE CURE EL ALMA.

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