Disforia de género tiene “cura”, concluye polémico científico

La disforia de género es una condición psicológica en la que el individuo experimenta una incomodidad persistente respecto a las características sexuales del género que se le atribuyó al nacer. Actualmente, la identidad sexual es un mosaico de posibilidades en el que cada persona es libre de asumirse y desarrollarse según le convenga, sin que necesariamente sugiera la existencia de un “padecimiento”. Por eso es que las afirmaciones del Dr. Stephen Gliske, neurólogo de la Universidad de Michigan, causan tanta polémica. El científico señala que la disforia de género es causada por estrés infantil.

la chica danesa
La película La chica danesa (2015) puso en la mesa de debate el tema de la disforia de género y la cirugía de reasignación de sexo.

La condición que manifiestan los transexuales se desencadenaría por cambios en la actividad cerebral a lo largo de la vida. Según Gliske, no es necesaria una cirugía de cambio de sexo (o cirugía de reasignación de sexo) para “resolver” el conflicto. El neurólogo publicó sus conclusiones en la revista científica eNeuro, y aunque aseguró que los transexuales pueden ser tratados de una nueva forma clínica, no especificó cuál sería esta forma.

Gliske ha recibido muchas críticas de la comunidad médica por clasificar la condición como “problema”, sugiriendo indirectamente que la disforia de género es una enfermedad que puede “curarse”. El neurólogo se defiende argumentando que la comprensión actual sobre la disforia de género es imprecisa, y no es justificación suficiente para una cirugía de reasignación de sexo. Además, el artículo científico publicado es una revisión de estudios anteriores sobre la disforia.

La teoría de Gliske.

El neurólogo menciona que el gran error de los investigadores ha sido buscar variaciones en áreas del cerebro para explicar el motivo que lleva a un individuo a sentir que nació con el “género opuesto”. En los transgéneros que nacieron hombres y se identifican como mujeres, el núcleo del lecho de la estría terminal presenta un tamaño promedio menor. Esto significaría que esta zona del cerebro es, de hecho, de un tamaño semejante al de la mujer y no al del hombre, lo que explicaría la disforia de género desde una diferencia anatómica.

Gliske
Dr. Stephen Gliske

Sin embargo, para Gliske dichos estudios no sustentan la teoría de que una disforia subyace en las diferencias físicas del cerebro. “Mi teoría sugiere que una disforia de género no sólo está causada por alteraciones anatómicas en el cerebro, también incluye actividades dinámicas en la función e interacción de estas estructuras”, señala.

El científico menciona que, durante la pubertad o el envejecimiento, las hormonas sexuales pueden desencadenar cambios en las conexiones de las estructuras cerebrales mencionadas. En el artículo se dice que la disforia aparece cuando el individuo es expuesto a elementos de la vida que “influencian su sentido del género”.

La influencia podría venir del ambiente cultural de la persona, de la retroalimentación que recibe al crecer, de las interacciones con otros individuos, los niveles de estrés y la percepción que tiene sobre su propio cuerpo.

La estadística de la disforia de género.

Gliske dice que un niño que nace con predisposición a la disforia de género puede desarrollarla si su vida es estresante o traumática. Según el estudio, los datos revelan que la condición desaparece hasta en el 80% de los niños que encajaban en estas características antes de la pubertad.

Por eso el investigador cree que, en lugar de practicar una cirugía irreversible, los médicos deberían enfocarse en tratar los síntomas mentales o emocionales del paciente. “El tratamiento basado en la nueva teoría podría restaurar el sentido de la propiedad sobre las partes del cuerpo”, dice el neurólogo.

Las críticas al estudio.

Catherina Becker, especialista en cerebro de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, dice que “al no especificar lo que sería el nuevo tratamiento, las recomendaciones del Dr. Gliske deberían tomarse con mucha cautela”. Derek Hill, profesor de la University College London, señala que “existe la teoría de que la disforia de género está asociada con una diferencia en el tamaño de las estructuras cerebrales, según experimentos científicos realizados en 1990”. Además, el profesor cree que el trabajo del Dr. Gliske no proporciona explicaciones consistentes y, para él, “la propia teoría del neurólogo debe considerarse una especulación”.

bandera del orgullo trans
Bandera del orgullo trans.

Otros científicos creen que Gliske contradice a la propia historia de la medicina y los mecanismos de diagnóstico al no creer en la hipótesis más aceptada.

Anticipando la lluvia de críticas, Gliske intentó explicar mejor su visión, dejando en claro que no tiene ningún tipo de prejuicio por el tema y que comprende se trata de un asunto extremadamente delicado. Él cita los problemas de su teoría neurológica.

1 – Es problemático pues aborda la disforia de género como una patología que puede corregirse.

2 – Es problemático pues provoca que la disforia sea sinónimo de transexual, cuando la verdad es que no todas las personas continúan creyendo que tienen el género equivocado.

3 – Es problemático porque trata a la diversidad de género como si fuera un problema, pero se trata de un nuevo abordaje en relación a las personas trans.

¿Qué es la disforia de género?

Hablamos de un diagnóstico angustiante en el que un individuo no siente que su sexo biológico corresponde al género con el que se identifica. Por ejemplo, una persona puede sentirse mujer y tener la necesidad de vivir como una mujer, pese a que vino al mundo con anatomía masculina.

También refiere una condición médica reconocida donde cualquier tipo de “tratamiento” resulta inapropiado, dado que no se considera una enfermedad mental. Los individuos que presentan disforia se llaman transgéneros. Algunas estimaciones señalan que el 1% de la población podría ser trans, aunque este porcentaje es impreciso.

¿Cómo es una cirugía de reasignación de sexo?

Cirugía masculina.

El procedimiento más común es la metoidioplastia, que consiste en los siguientes pasos.

metoidioplastia

  1. Los médicos hacen una incisión en la piel alrededor del clítoris, de forma que el órgano se separe del pubis.
  2. A continuación, de ser necesario, la uretra se extiende y posiciona a lo largo de lo que será el neopenis.
  3. Esto se logra a partir de los tejidos mucosos en la vagina. Los labios menores protegen el injerto y proporcionan grosor al pene.
  4. Los tejidos de estos labios menores también revisten al neopenis. Los médicos hacen una sutura para unirlos.
  5. De forma general, la escrotoplastia (crear una bolsa escrotal partiendo de los labios mayores e implantes de silicona) sucede simultáneamente. Otros procedimientos, como la remoción del útero, también pueden hacerse en la misma intervención.

Se trata de una cirugía relativamente rápida y poco invasiva que preserva la sensibilidad natural y la capacidad de erección. Esto es posible gracias a que, cuando estamos en el útero, clítoris y pene son una misma estructura (la exposición a la testosterona define el desarrollo del órgano). De cualquier forma, el miembro resultante se considera pequeño (entre 7 y 8 cm).

Cirugía femenina.

La técnica más común es la vaginoplastia por inversión peneana.

vaginoplastia por inversión peneana

  1. Los médicos retiran los testículos y conservan la piel de la bolsa escrotal. También remueven gran parte del pene, dejando el tejido nervioso que lo reviste.
  2. Todo ese tejido nervioso, incluido el del glande, ayudarán a la construcción del clítoris. También se conserva el canal urinario.
  3. Posteriormente, los cirujanos realizan una incisión entre el recto y la vejiga. Dicho espacio albergará la neovagina.
  4. En esta cavidad se acomoda la piel del pene y bolsa escrotal, que ahora tiene la apariencia de una manga de camisa.
  5. Esto proporcionará una profundidad de aproximadamente 15 cm y revestirá la neovagina. Los folículos capilares de todo ese tejido sufren cauterización, lo que impide que se desarrollen en el interior.
  6. Todos los tejidos restantes son reacomodados y remodelados. Lo que sobró de la bolsa escrotal redefine los labios. Los médicos construyen el clítoris a partir del glande y otros tejidos sensibles y vasculares del pene. El canal urinario se disminuye y reacomoda.

Debido a la complejidad del proceso clínico, un paciente requiere seguimiento psicológico y psiquiátrico que puede extenderse durante años. Al final, el informe de los médicos puede recomendar, o no, la realización de la cirugía. El proceso de transformación total se extiende durante al menos dos años y requiere una inversión mínima de 500 mil pesos (US$ 25 mil).

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3 comentarios en «Disforia de género tiene “cura”, concluye polémico científico»

  1. El porcentaje de suicidios en las personas transgénero luego de haberse sometido a la reasignación de sexo debería ser suficiente para considerar otros tratamientos. La psique es compleja, si luego de tener el cuerpo deseado siguen siendo miserables, algo más está fallando.

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    • pues lo que hacen es cambiar de recipiente……..es simplemente estético …..su Adn y celulas seguiran igual…..estas personas siempre han usado a los ex llamados hermafroditas (1-2%) para cumplir sus fantasias………..

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  2. Mira, la neurología está en pañales ya que no podemos entender cosas como la psicopatía o las múltiples personalidades y este wey cree dice haber encontrado la causa y cura para la discordia de género. Yo quiero seguir viendo trapitos, maldita sea.

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