Diamantes sintéticos hechos en microondas

Se estima que un 25% de los diamantes que hay en el mercado son diamantes de sangre – es decir, fueron extraídos de zonas en conflicto y vendidos para financiar conflictos armados y guerras civiles. Aquellos que ya vieron la película “Diamantes de sangre”, protagonizada por Leonardo Di Caprio, saben de lo que hablamos. Esta historia es mucho más real de lo que se piensa.

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Si tu intención es alejarte de toda esta porquería y dejar de contribuir de forma indirecta a estas causas, te tenemos una mala noticia: se está haciendo prácticamente imposible distinguir entre un diamante limpio y uno sucio.

Y aunque el mercado de los diamantes fabricados de forma sintética aún es débil, seguramente crecerá como una alternativa más barata, ecológica y éticamente más aceptable que su homóloga natural.

Según las palabras de Chaim Even-Zohar, de la empresa de consultoría de diamantes Tacy que tiene sus oficinas en Israel, para un consumidor moderno el origen del diamante (si fue minado o concebido de forma artificial) no tiene importancia. Lo importante es que brille mucho.

Y antes de que los amantes de estas hermosas piedras entren a despotricar contra los diamantes artificiales, los expertos garantizan que las imitaciones más baratas fabricadas en laboratorios poseen la misma estructura física y composición química que un diamante que ha sido recogido del suelo.

El proceso funciona como sigue: se coloca un pequeño trozo de diamante (denominado semilla de carbono) en un horno de microondas, junto con cantidades variables de un gas de carbono pesado. Para estos fines, el metano suele ser el más socorrido.

La mezcla del gas entonces es calentada a temperaturas muy altas para que produzca una bola de plasma. Al interior de ella, el gas y los átomos de carbono se cristalizan y acumulan sobre la semilla, haciéndola crecer.

El proceso puede demorar hasta dos meses y medio para producir un diamante comerciable, pero funciona tan bien que vale la pena – especialmente desde el punto de vista del mercadeo. Supuestamente, los especialistas necesitan de dispositivos especiales para comparar las piedras cultivadas en el laboratorio contra las piedras naturales provenientes de las minas o los ríos.

Hasta ahora, los diamantes sintéticos solo representan una diminuta fracción del mercado mundial de diamantes valuado en 80 mil millones de dólares. Según un informe publicado por Bloomberg en 2014, unos 360,000 quilates de diamantes cultivados en laboratorio fueron fabricados, pero eso es nada si se compara con los 146 millones de quilates de diamantes naturales que fueron minados.

Según los resultados de una reciente investigación, menos del 50% de los consumidores estadounidenses con edades entre los 18 y 35 años tienen preferencia por un diamante natural. Entonces, la tendencia es que el mercado de diamantes sintéticos crezca velozmente dentro de muy poco tiempo.

Se estima que para el 2026 el número de diamantes fabricados en laboratorios alcanzará los 20 millones de quilates.

Evidentemente las empresas mineras no están dispuestas a entregar una rebanada del pastel así como así. Según Bloomberg, se anotaron una gran victoria contra los laboratorios en julio del 2015, cuando la Organización Internacional de Normalización decidió que las piedras cultivadas artificialmente debían ser etiquetadas con cualquier cosa que indique que son “sintéticas” o “hechas en laboratorio”. Algo que parece bastante justo.

La industria detrás de los diamantes naturales espera que sus clientes sigan comprando la “fantasía” de poseer una piedra hecha por la naturaleza. Muy probablemente esto se convertirá de una de las piedras angulares de la publicidad contra sus competidores. Pero con etiquetas de precios cuyos valores se reducen hasta en un 50% si se comparan con los diamantes naturales, es una competencia muy difícil de ganar.

Según Bloomberg, en una joyería de Nueva York un diamante sintético de 1 quilate podría alcanzar un costo de 6 mil dólares, mientras que una piedra natural de un tamaño similar podría rebasar los 10 mil dólares, además de que la primera opción no tiene de trasfondo cuestiones éticas sobre el origen.

De esta forma piensa Vishal Mehta, el CEO de IIA Technologies en Singapur, uno de los laboratorios más exitosos en la producción de diamantes sintéticos del mundo. Para él, los consumidores actuales se muestran más amigables con la idea de un diamante “sustentable” y libre de conflictos éticos.

Y tú que prefieres, ¿diamantes naturales o sintéticos?

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9 comentarios en «Diamantes sintéticos hechos en microondas»

  1. Es verdad que muchas personas no le interesa de donde provienen los diamantes, sin embargo a muchas otras si. Las compañias de diamante, los gobiernos y las asociaciones tratan de detener los diamantes conflictivos (diamantes de sangre) a traves del proceso kimberley (The Kimberley Process).

    Cada diamante natural es unico y no se puede recrear en un laboratorio eso que lo hace unico, asi que no creo que el mercado de los diamantes naturales vaya a acabar, comprar piezas unicas siempre va a tener un gran interes para las personas que pueden y buscan tener esa exclusividad que les da una pieza de la naturaleza que es irremplazable.

    Si vemos lo que paso con la industra de los relojes cuando casio casi la destruye, creo que podremos ver cual sera el futuro de los diamantes naturales.

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  2. Yo creo que mantener un microondas prendido durante dos meses y medio haría que la CFE te metiera al bote antes de que pudieras vender el diamante.

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