Deforestación y colapso social en la Isla de Pascua

Isla de Pascua

Cuando los primeros polinesios se establecieron en la Isla de Pascua a finales de 1200 dC, lo hicieron en una área sub-tropical de tierras cubiertas con millones de palmeras. Quinientos años más tarde, cuando el explorador holandés Jacob Roggeveen llegó a la isla, no había árboles de más de 10 metros de altura. El paisaje, en su lugar, estaba dominado por cabezas de piedra gigantes, conocidas como Moái. Esparcidos por toda la isla, las más grandes de éstas alcanzan hasta 65 pies de alto y pesan alrededor de 270 toneladas. Sin embargo, a la llegada de los Europeos los habitantes de la isla se encontraban demacrados y carecían de una sociedad organizada. ¿Cómo podrían estas personas haber construido y transportado objetos tan grandes?

Los primeros exploradores de la Isla de Pascua encontraron una isla llena de aves marinas y terrestres. El suelo, aunque bajos en nutrientes, era bueno para el cultivo de los ñames, batatas y otros cultivos, que las personas habían traído con ellos. Pero fueron los árboles el recurso más valioso para la sociedad. Los árboles suministraban de fruta a las aves – las cuales eran comidas por los humanos- además, se utilizaban como material para elaborar la ropa y la paja de los techos. La gente también utilizan los árboles para construir barcas y arpones, los cuales a su vez, les ayudaron a cazar marsopas, su principal fuente de alimento. Lo que es más, los árboles suministraban rodillos, trineos o palancas y cuerda de fibras, todo lo cual utilizaban los isleños para mover y levantar los cientos de cabezas Moái de Isla de Pascua.

Además de desarrollar ampliamente la agricultura, los primeros pobladores desarrollaron sistemas de gobierno y religión en la Isla de Pascua. Estos sistemas prosperaron durante varios siglos, sin embargo, su necesidad de árboles superó la capacidad del bosque para renovarse a sí mismo (las ratas comiendo las semillas de los árboles plantados quizá fue otro posible factor que contribuyó a la deforestación). Sin las grandes palmeras, los isleños fueron incapaces de construir sus canoas y finalmente perdieron su principal fuente de alimento. Esto les obligó a concentrarse más en una dieta de moluscos y aves, el último de los cuales muy pronto también desaparecieron. Con las aves terrestres extinguidas y los números de aves migratorias severamente reducidas, eran pocos los medios con que los árboles contaban para la dispersión de polen y las semillas.

Moai Isla de Pascua

La pérdida de la selva fue un golpe mortal para los isleños. Pronto no pudieron cultivar lo suficiente para llenar el vacío en sus dietas. Los arroyos se secaron, la capa superior del suelo se erosionó, y los incendios se convirtieron en algo común. La sociedad se derrumbó en guerras civiles y las facciones rivales habían comenzado a derribar las cabezas Moai para el momento en los exploradores europeos llegaron. Más tarde, los europeos diezmaron a la población a través de las enfermedades que introdujeron y mediante el secuestro de los habitantes de la isla para el comercio de esclavos. La población de la Polinesia en última instancia, se redujo de un máximo de hasta 20,000 personas a menos de 3,000.

Isla de Pascua es un afloramiento aislado. Es un símbolo del espíritu de un pueblo que viajó miles de kilómetros para establecer una nueva sociedad. También es un símbolo de cómo la codicia – o por lo menos, el despilfarro – puede llevar a una sociedad a explotar sus recursos más allá del punto de la sostenibilidad. Según el autor Jared Diamond, Isla de Pascua es “el ejemplo más extremo de la destrucción de los bosques en el Pacífico, y uno de los más extremos en el mundo.” Lo que es sorprendente es que incluso después de que la sociedad comenzó a derrumbarse, la gente seguía cazando de forma excesiva , cortando los árboles, y construyendo más de las enormes cabezas de Moái.

Isla de Pascua deforestacion

Sabemos las consecuencias de la deforestación, que, por supuesto, continúa en la actualidad en todo el mundo. El Bosque boreal de Canadá es uno de los entornos que recientemente comenzó a sufrir la presión de la tala, la minería y el saqueo de los recursos de petróleo y gas. De acuerdo con David Schindler, profesor de Ecología de la Universidad de Alberta, Edmonton, el bosque boreal de Canadá “puede ser nuestra última y mejor oportunidad de hacer las cosas bien, pero sólo si nuestros líderes actúan con decisión y actuan ya“.

La Isla de Pascua debe servir de lección para todos nosotros.

Traducción: environmentalgraffiti.com/ecotourism/news-easter-island-society-collapses-when-trees-all-harvested

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4 comentarios en «Deforestación y colapso social en la Isla de Pascua»

  1. Les comparto mi poema . . .

    BOSQUE . . . JAS
    “Grave ecocidio forestal, la vida en peligro mortal.”

    Los árboles sufren de pie,
    por sus raíces, asidas a la fe,
    enferman, lloran, fenecen,
    tan cruel suerte no merecen.

    El más humilde follaje
    es víctima del ultraje,
    ¿quién resarcirá su orgullo,
    quién les dará tierno arrullo?

    Soy el alma de los bosques
    que, por culpa de unos torpes,
    “vegetan” con flora inerte
    o han encontrado la muerte.

    Soy la entraña de los montes,
    de colinas, horizontes,
    que han quedado desolados,
    por algunos desalmados.

    Soy la esencia de natura,
    víctima de la incultura,
    de intereses de unos cuantos,
    por los que sufro de espantos.

    Florestas de oyamel y pino,
    ¿porqué tan brutal destino?,
    son taladas, son quemadas,
    en lugar de ser amadas.

    Robles, caobas maderas,
    tropicales arboledas,
    de la vida son las vetas,
    hay que imponer serias vedas.

    Contingencias ambientales,
    algunas monumentales,
    destruyen su ecosistema,
    por imperio, por sistema.

    ¡A impedir que eso suceda,
    que su grandeza no muera!,
    son los pulmones del orbe,
    oxígeno que se absorbe.

    Soy la conciencia de todos
    los seres humanos probos
    que, a toda ciencia y paciencia,
    cuidarán de la existencia.

    De las frondas, de su fauna,
    dejando atrás todo trauma,
    remediando el ecocidio,
    la sociedad en concilio.

    Soy principio de justicia
    que, a los pueblos, acaricia,
    soy la condena del mundo
    que clama, en lo más profundo:

    “Talamontes infelices,
    que no siguen directrices,
    incendiarios despiadados
    que, del diablo, son aliados.

    Dejen en paz nuestros bosques,
    ya somos sus guardabosques,
    ¡muy pronto tendremos fiesta,
    nuestro amor los reforesta!”

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    Pátzcuaro, Michoacán, México, a 06 de junio del 2013
    Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14
    A la memoria de la Reserva Ecológica “Estribo Grande”, pulmón de la región de Pátzcuaro, devastada en un 90% (noventa por ciento), debido al incendio ocurrido los días 12 y 13 de abril del 2013.

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