Cómo el trabajo en la oficina afecta tu cerebro y resulta extenuante

Un largo día de trabajo en la oficina puede resultar extenuante. Aunque estuviste sentado todo el día terminas sin energía. Y de lo único que tienes ganas es de pedir comida a domicilio y echarte en el sofá a ver televisión. ¿Pero, por qué te sientes tan cansado como aquellas personas con empleos físicamente demandantes? Quienes nos ganamos la vida frente a un escritorio conocemos perfectamente esa sensación de cansancio. Que dificulta la ejecución de las tareas más esenciales a medida que se termina el día.

el trabajo en la oficina afecta tu cerebro(1)

Y ni hablar de lo agobiante que resultan esos “encargos de último momento”. Parecería obvio que un trabajador de oficina tome decisiones impulsivas al final de un largo día. Sin embargo, la evidencia sugiere que, en la mayoría de los casos, logramos sortear estas dificultades. Recientemente, un estudio monitoreó el cerebro de los trabajadores de oficina a lo largo del día. Y los hallazgos son interesantes.

Los efectos de la fatiga mental.

Por ejemplo, se encontró que la acumulación de tareas que requieren de concentración constante e intensa puede derivar en la acumulación de glutamato, un producto químico potencialmente tóxico para el cuerpo humano. En condiciones normales, el glutamato facilita el envío de señales hacia las células nerviosas.

Pero, en grandes cantidades propicia alteraciones en la corteza prefrontal (CPFL), una región del cerebro vinculada a la toma de decisiones. Por enésima ocasión, la ciencia demostró que la fatiga mental tiene serias consecuencias en la vida real. Por ejemplo, en el pasado algunos estudios concluyeron que el nivel de cansancio de un juez influye mucho en las decisiones judiciales que toma.

Estadísticamente, se demostró que los jueces son más propensos a negar la libertad condicional tras un día extenuante en el tribunal. En otra investigación se concluyó que los médicos son más propensos a prescribir antibióticos innecesarios al final de un día ajetreado de consulta.

El trabajo en la oficina afecta a nuestro cerebro.

Esta investigación, realizada por personal del Paris Brain Institute, se enfocó en determinar si las funciones cognitivas como la memoria, concentración y resolución de problemas tienen capacidad para fatigar la CPFL, lo que influenciaría las decisiones que tomamos mientras desempeñamos actividades laborales.

Al fungir como centro de comando de nuestro cuerpo, el cerebro requiere cantidades ingentes de energía. Además de administrar lo que denominamos conciencia, este órgano regula la circulación sanguínea, función motora, respiración y el sistema nervioso. Mediante un proceso denominado metabolismo, las células nerviosas rompen los nutrientes para liberar energía.

Sin embargo, de este proceso también resultan subproductos conocidos como metabolitos. El glutamato es un tipo de metabolito que el cerebro limpia de las sinapsis cuando dormimos. Los investigadores tenían interés en saber si las tareas cognitivas prolongadas afectan el suministro de nutrientes al cerebro.

trabajo en la oficina afecta a nuestro cerebro

Experimento de tareas cognitivas.

Además, analizaron si las tareas que demandan mucha atención incrementan la acumulación de sustancias tóxicas en la CPFL u otras regiones cerebrales. Para ello, los autores compararon la actividad de la CPFL con la de la corteza visual primaria, donde procesamos la información visual. Los experimentos contaron con la colaboración de 40 voluntarios divididos en dos grupos.

Cada una de estas personas se sentó frente a una computadora durante seis horas y media simulado el trabajo en la oficina. Pero, a un grupo se le encomendó la ejecución de tareas complicadas que demandaban atención constante y memoria. Por ejemplo, una de las pruebas consistía en mostrar letras sobre una pantalla cada 1.6 segundos. A continuación, los participantes debían clasificarlas en vocales y consonantes o, según el color, mayúsculas o minúsculas.

Por otro lado, los voluntarios del segundo grupo ejecutaron tareas mucho más sencillas. Al final, ambos grupos obtuvieron 80% de aciertos como media. Mediante una espectroscopía de resonancia magnética nuclear, los investigadores monitorearon el cerebro de los participantes y estimaron sus niveles de metabolitos.

Efectos de la fatiga mental en la toma de decisiones.

La lectura de datos se hizo al comienzo, mitad y fin del día en que se realizó el experimento. En el grupo al que se demandó mayor atención se observó un aumento en la concentración de glutamato, un evidente indicador de fatiga. Y la acumulación de subproductos químicos potencialmente tóxicos se extendió más allá de la CPFL y la corteza visual primaria.

Tras realizar las tareas cognitivas de alta y baja demanda, ambos grupos hicieron pruebas de decisión. En esta segunda fase del experimento se determinó su voluntad para ejercitarse (hacer spinning a diversas intensidades), esfuerzo cognitivo (ejecutar variantes de las actividades de control previas) y paciencia (la disposición a esperar para recibir una recompensa mayor).

Los investigadores observaron un fenómeno interesante en el grupo de alta demanda cognitiva, el mismo que manifestó altas concentraciones de metabolitos en la CPFL. Estos individuos simplemente eligieron las opciones menos desgastantes. Los voluntarios de este grupo también presentaron una menor dilatación de las pupilas, lo que sugiere ausencia de emoción.

Restructuración de la jornada laboral.

Además, tomaron decisiones más rápido que el grupo de baja demanda cognitiva. Esto último sería un indicio de que consideraron poco exigente esta fase del experimento. Inevitablemente, las conclusiones del estudio propician un debate sobre la restructuración de la jornada laboral. Y es que, según el estudio, lo ideal sería dividir aquellas tareas de alta demanda cognitiva que exijan memoria de trabajo y atención constante.

Además, deberíamos tomar en cuenta el hecho de que el desempeño se reduce al final del día. Si consideramos estos resultados, es evidente que ciertas profesiones requieren una profunda reestructuración. Por ejemplo, los controladores de tráfico aéreo descansan 30 minutos por cada dos horas de actividad. Esta clase de descansos periódicos y obligatorios podría beneficiar también a médicos, pilotos, operadores de autobús, etc. Previniendo cosas tan peligrosas como el Burnout.

Sin embargo, es importante recordar que, dependiendo de la tarea que realizamos, diversas regiones de nuestro cerebro entran en acción. Por eso, no todas nuestras decisiones pueden explicarse a través de la investigación.

El vinculo entre nuestro cerebro y el trabajo en la oficina.

Por ejemplo, en 2006 un estudio encontró que cuando tenemos hambre aumenta nuestra capacidad para procesar nueva información. Sin embargo, el hambre también dificulta el almacenamiento de información recién aprendida. Y es que cuando estamos llenos, nuestro cerebro tiene combustible de sobra para construir nuevos circuitos neuronales y almacenar memoria a largo plazo.

crebro y trabajo relacion(1)

Por ejemplo, cuando se trata de tomar decisiones sobre terceras personas, un juez podría llegar al veredicto más “apropiado” en un estado de saciedad. Mientras que aquellas actividades que exigen delicadeza en la función motora, como una cirugía, podrían verse afectadas. Y es que cuando comemos, el interés propio por la supervivencia disminuye porque no necesitamos buscar alimentos.

En ese estado somos más propensos a juzgar objetivamente lo que sucede en el entorno. Pero, la saciedad también representa ese lapso en que nuestro organismo requiere reposo para procesar los alimentos. Por eso es que nuestra delicadeza en la función motora no está en su mejor momento.

La próxima vez que debas tomar una decisión importante tras un día agotador de trabajo en la oficina, recuerda que tu cerebro está a tope de glutamato y que optará por las opciones que representen un menor esfuerzo con recompensas a corto plazo. Si puedes, ve a dormir y tomas esa decisión por la mañana.

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