Carta de la chica que te vio crecer (Parte II)

Para comprender el siguiente texto, necesariamente debes dar lectura a la primera parte de la historia que puedes encontrar aquí.

Hola, soy yo. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí. Gracias al periódico supe que recibiste mi carta. Supongo que ahora sabes de mi existencia, y te estás preguntando quién soy, cómo me llamó, quiénes fueron mis padres, dónde vivía, a qué escuela iba o con lo que soñaba ser de grande. No lo sé. Quizá ni siquiera has sentido esa curiosidad. Tal vez sólo es mi deseo de que alguien se interese.

mujer sobre una roca en el oceano

Cuando pasas tanto tiempo encerrada, observando al mundo entero pasar frente a ti sin tomarse la molestia de echar un vistazo a esa casa azul con el sujeto de sonrisa falsa, realmente empiezas a comprender que no importas. Te das cuenta que el mundo sólo está interesado en el sensacionalismo y el factor de miedo que produce el caso de una adolescente perdida. Ni siquiera les importa el rostro que aparece en los carteles de búsqueda. Es entonces que empiezas a flotar. Flotas cuando te habla, flotas cuando te golpea, cuando entra en ti… flotas por encima de todo y de todos.

Hace mucho tiempo leí que cuando sufren una experiencia cercana a la muerte, muchos sobrevivientes relatan la sensación de flotar sobre sus cuerpos, llegando incluso a observar al equipo médico intentando salvarles la vida. Ellos flotaron.

Aparentemente, es un mecanismo de nuestro cerebro para soportar situaciones extremadamente traumáticas. Estos eventos resultan tan inconcebibles para el órgano que empieza a comportarse de forma inusual. Se desconecta, o al menos lo intenta, para que la persona se sienta segura. Al menos eso es lo que yo hacía. Simplemente flotaba, observando desde la distancia las cosas que me sucedían. Supongo que así se siente morir un poco cada día o, mejor dicho, que te maten un poco cada día.

Era seductor, inteligente y sabía pronunciar las palabras correctas en el momento indicado. Un solo instante bastó para que nuestros caminos se cruzaran y mi vida cambiara por siempre. Aún puedo recordar ese instante en cámara lenta: la forma en que su sonrisa se torció, la fuerza con que me apretó los brazos, la forma en que mi corazón se hundió y terminó ahogándose.

vienen en la noche

Un secuestro es algo que te destruye el corazón, una negociación entre el captor y el secuestrado que termina destruyéndote el alma. Sobre todo cuando te das cuenta que cometiste el error más grande de tu vida. Desearías poder regresar en el tiempo tan solo un instante. Regresar a esa época donde no eras más que un niño inocente. Pero es imposible. Todo termina antes de que puedas procesarlo. Y aunque siempre imaginas que pelearías con todas tus fuerzas en una situación como esta, y aunque siempre creíste que defenderías tu cuerpo y mente con cada célula de tu cuerpo, no lo haces. Algo dentro de ti se rompe y terminas convirtiéndote en su prisionera. Rápidamente empiezas a creer que te lo mereces por ser tan tonta. Te atrapa un torbellino de locura que no le deseo a nadie.

Sobreviví a un sinnúmero de horrores. Todo ese dolor parecía eterno, como si estuviera en el purgatorio. A veces, me despierto preguntándome si todavía estoy allá, si todo esto no es más que un engaño de mi cerebro intentando camuflar la terrible realidad. Pero hay algo que siempre me viene a la mente cuando empiezo con estos pensamientos dañinos: los niños crecen. Tal vez fui joven, ingenua y fácilmente conquistable alguna vez… pero todo eso no podía durar para siempre. Después de todo, los niños siempre terminan creciendo. Sin embargo, los monstruos siempre serán monstruos.

Ryan Morehouse.

Me resulta extraño escribir su nombre y no temerle más. Sin embargo, la extrañeza de este nuevo sentimiento se desvanece cuando me doy cuenta que todo fue real. El dolor fue real. Las chicas que conocí eran reales. Él era real. Mi escape fue real.

Me quedé inmóvil, sin respirar, con los ojos abiertos y la boca desencajada. Cuando se me acercó, mi cuerpo se puso completamente rígido al recordar las cosas que era capaz de hacer. Sin embargo, antes de que pudiera actuar… floté. La bella ironía de mi historia es que él me enseñó, a través del dolor y sufrimiento, la única habilidad que lo llevaría a su fin. Floté. Volé. Esa tarde, mientras me pateaba, yo observaba desde arriba. Y en esta ocasión, mi cuerpo físico ni siquiera reaccionó al dolor infligido.

larga expocision figura humana

Ni siquiera puedo explicarte lo que sucedió. A veces me gusta pensar que fue una especie de milagro. Era todo tan perfecto. Realmente creyó que había muerto, la conmoción en su cara lo decía todo. Quedé desconcertada por todos los errores que cometió. Supongo que terminó acostumbrándose a mi falta de voluntad. Pero ese día la misión era salvarte. No soportaba imaginarte en su mente, en sus asquerosas manos o en sus terribles cámaras de tortura.

Cuando se arrodilló para tomarme el pulso, supe que había llegado su final. Miró en mis ojos muertos, buscando la más mínima señal de vida. Entonces le guiñé con una sonrisa, una maniobra que lo sorprendió permitiéndome encajarle los dientes en el cuello. No pudo ver mi sonrisa dirigiéndose a su piel, creo que porque había olvidado cómo era.

Jamás imaginé que disfrutaría tanto el sabor de la sangre inundándome la boca.

Mientras se desplomaba, agarrándose el cuello y chillando, me levanté. Y por primera vez fui yo quien lo miraba desde arriba, por primera vez él estaba allá abajo. Sabía que todo había terminado, podía verlo en sus ojos. Le pateé la cabeza hasta dejarlo irreconocible. Una insensibilidad se apoderó de mi mientras lo pateaba una y otra vez. No llegué a sentir nada.

Aún recordaba un poco las lecciones de manejo que tomé en la época que me secuestró, así que conduje entre la penumbra. Manejar un automóvil fue reconfortante y liberador. Conduje su camioneta durante mucho tiempo. Tenía que deshacerme de ella pues, probablemente, era lo primero que buscaría la policía tras encontrar la carta que de dejé. Pero mi intención no era que me encontraran, no tenía ganas de hablar con nadie. No quería hablar con la policía, los terapeutas o la frenética prensa que seguramente estaba al acecho, ni siquiera con mi familia. Estaba ansiosa de experimentar una libertad de la que hacía mucho me habían privado. Una libertad nueva, lejos de todo y todos.

silueta mujer en la noche

Llegué hasta el desierto y salí del auto, dejando el cadáver en el asiento trasero. Disfruté un poco los colores del sol ocultándose en el horizonte. Aquella libertad que experimenté es algo indescriptible. Una sensación de renacimiento extremadamente reconfortante.

Cuando las estrellas empezaron a titilar, empecé a preguntarme si habías podido leer mi carta. También me preguntaba si te sentías segura ahora o si pensabas en mí. Pero, lo que más me producía ansiedad era el hecho de no poder verte más.

Mientras disfrutaba toda esa libertad en medio de la nada, escuché algo atrás de mí. Observé por encima de mi hombro y ahí estaba, con sus terribles ojos puestos en mí. Rápidamente volteé mientras él reía a carcajadas escupiendo sangre con cada esfuerzo. El monstruo era mucho más real de lo que imaginaba.

“¿Realmente creíste que sería tan fácil matarme, estúpida?”, río mientras limpiaba su deforme boca.

“¿Realmente crees que no sabía que seguías vivo? He sobrevivido a palizas peores, maldito cerdo”, le respondí esbozando lentamente una sonrisa.

Los monstruos son divertidos. Suelen olvidar que otros monstruos son capaces de ocultarse en cosas bellas y delicadas. Saqué su pistola y le disparé en ambos pies. Se desplomó chillando de dolor.

“Ya no soy una niña”, le dije mientras intentaba alejarse a rastras.

“Tampoco soy una mujer”, hice una pausa y mi voz cambió por completo. “Ni siquiera soy humano”.

No lo soy.

calaveras en los ojos

Soy eso que él hizo. Esta cosa incapaz de sentir correctamente. La cosa que puede flotar. Este ser que ha aprendido a soportar los dolores más severos. Soy eso, y lo acepto. Aunque no creo que los demás puedan hacerlo.

No te mentiré, Ryan Morehouse y yo aún vivimos juntos. Por favor, no te sientas mal por mi situación. Yo decidí que así fuera. Me es imposible sentir que él es el único que me conoce realmente. Sólo él ha visto esta versión retorcida de mí ser. Sólo él tiene la capacidad de comprenderme pues así me hizo. Sin embargo, él sabe que ahora me toca a mí y no hay nada que pueda hacer al respecto. Ahora tiene el deber de servirme… y no tiene más remedio que mostrarse impotente e indefenso como alguna vez lo fui yo. Algún día también aprenderá a flotar.

Quería escribir esto para agradecerte. Gracias por estar siempre ahí. A través de aquella pequeña grieta en la pared del sótano te vi crecer, te vi brillar, y es lo único que me hizo seguir adelante. Tu inocencia, belleza, amabilidad e ingenio me impulsaron a seguir solamente para poder verte un día más. Era como observar mi programa favorito en televisión… y no quería perderme ni un solo episodio. Entonces, muchas gracias por ese rayo de esperanza que me guio durante todos esos días de cautiverio.

Soy eternamente feliz de saber que jamás conocerás los horrores de aquel sótano. Soy feliz de verte de viaje, de saber que has dejado atrás el miedo a Ryan Morehouse. Me regocija que hayas elegido dedicarte a la justicia penal. Me gusta creer que influí un poco en esa decisión. Adoro la forma en que decoraste tu dormitorio, también me encanta lo que te hiciste en el cabello. Cuando la luz del sol te ilumina desde el ángulo correcto, pareces un ángel de verdad.

Tal vez te preguntes cómo es que sé todo esto. Bueno, debo confesarte algo. Aún tengo ataques de pánico. Los recuerdos me siguen atormentando y por las noches termino empapada en sudor. Entonces, me dedico a hacer aquello que siempre hice para controlar mi ansiedad.

Todavía te observo.

dos rostros atormentados

Anoche pasé por una de las peores crisis desde el escape. Podía sentirlo dentro de mí. Fue psicológicamente doloroso. Por eso, salí corriendo de mi casa y conduje con la única intención de pasar algo de tiempo junto a ti. Verte dormir tan plácidamente hizo que todo desapareciera. La forma en que tu pecho se movía rítmicamente mientras respirabas me produjo una paz y tranquilidad que solo puedo experimentar cuando te veo.

Me disculpo por no haberme presentado físicamente. Todavía no estoy lista para el mundo. Aun me restan algunas cosas por hacer con Ryan Morehouse antes de poder revelarme. Pero sé que algún día, como todos los monstruos, Ryan Morehouse dejará este mundo. Y tal vez, solo entonces sea completamente libre. Libre de ir y presentarme frente a ti. Y quizá podamos ser verdaderas amigas. Quizá solo entonces puedas aceptarme como soy.

Por ahora, gracias por tu ayuda en mis momentos de necesidad. Nos veremos pronto.

Con todo mi cariño,

La chica que te vigila a la distancia.

 

***

Hace seis meses recibimos la carta. En aquel entonces fue una situación agridulce. Nos sentimos felices al saber que nuestra hija había salido ilesa de un hombre tan perverso; sin embargo, nos llenó de tristeza conocer la verdad tras aquella casa de enfrente donde tantas jóvenes perdieron la vida. En esa época nos dedicamos a orar para que encontraran a la chica que había dejado la carta.

Aunque muchas personas solicitaron novedades sobre al caso, la policía nos pidió que evitáramos compartir información hasta que la investigación culminara. Nos hubiera encantado seguir la recomendación de los detectives, pero estamos en una posición difícil. Creo que todos deberían saber los peligros que se ocultan en esas casas pequeñas de los vecindarios agradables y apacibles. Es petrificante y asqueroso, por eso decidimos compartirlo todo.

Aquella primera vez que recibimos la carta de la víctima, agradecimos enormemente a la remitente, la chica cautiva. Sin embargo, este segundo escrito nos ha asustado profundamente. Desconocemos si nuestra hija es perseguida por esta extraña, y tememos por su estado mental.

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