Carlota de Bélgica: Lo bueno, lo malo y lo feo.

Carlota de Bélgica (1840-1927).

Carlota de Bélgica

LO BUENO: Diligente emperatriz.

Carlota de Bélgica, poseedora de una vasta preparación intelectual y amplia cultura, supo asumir con seriedad sus deberes imperiales desde que navegaba a bordo de la “Novara” hacia tierras mexicanas. Una vez instalada la casa imperial en el Castillo de Chapultepec, participó activamente en la política interna del imperio, convocaba al gabinete durante las ausencias de Maximiliano, intentó convencer al nuncio apostólico mexicano de respetar la libertad de cultos e incluso elaboró un proyecto de constitución.

LO MALO: Hipócrita y mezquina.

Al poco tiempo de instalado el segundo imperio, Carlota pudo darse cuenta de lo difícil que era conciliar los intereses políticos con sus elevadas ambiciones de emperatriz. Aunque públicamente se mostraba amorosa y defensora del pueblo, en lo privado miraba con desprecio y desdén a los mexicanos.

En 1866, con la noticia de la evacuación de las tropas francesas por órdenes de Napoleón III, Maximiliano le comunicó a Carlota su decisión de abdicar; la emperatriz se negó terminantemente a abandonar su trono para regresar humillada a refundirse en el castillo de Miramar y se ofreció para convencer al emperador de Francia de continuar apoyando al imperio. Paradójicamente, frente a la terrible situación económica en que se encontraba el imperio, no ofreció sus riquezas para sostenerlo, cuando para entonces Carlota era una de las mujeres más ricas del mundo.

LO FEO: Paranoica y desequilibrada.

Carlota exigió sin éxito a Napoleón III que cumpliera con lo prometido en el Tratado de Miramar y se trasladó al Vaticano para conseguir el apoyo papal que también le fue negado. Desde ese momento, comenzaron sus delirios de persecución, que se agravaron al enterarse de que Maximiliano había muerto fusilado en junio de 1867. Sobrevivió al convulsionados del siglo XIX y después de 60 años de locura, falleció creyéndose aún emperatriz de México.

Revista Quo, especial historia pag 32, otoño 2010.

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4 comentarios en «Carlota de Bélgica: Lo bueno, lo malo y lo feo.»

  1. Aquí lo único que veo es a una emperatriz decidida y trastornada por la muerte de su esposo. Ella jamás mostró desdén por los mexicanos. Al contrario, consideraba que la cultura prehispánica era patrimonio nacional.

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  2. No creo que el descendiente pueda considerarse emperador de mexico,  adicionalmente en el libro de Arrebatos carnales de Fco. Martin Moreno menciona que incluso posiblemente no estaba loca y que el hijo de carlota no fue de maximiliano y que el por su parte tuvo un hijo con una mexicana … pero bueno mejor lean el libro esta bueno…

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