La leyenda de Gorra Roja

Gorra Roja

Algunos de los castillos en ruinas que adornan la frontera entre Inglaterra y Escocia acogen a un inquilino tan siniestro como su pasado. Se trata de un maléfico duende, el más sanguinario de cuantos aparecen en el folclore británico, llamado Gorra Roja.

Gorra Roja (Redcap en inglés) es bajito y corpulento, y posee una larga melena de pelo gris. Parecería un inofensivo anciano de no ser por sus ojos, brillantes como ascuas, y porque en lugar de manos tiene dos garras como las de un águila. En los pies viste unas botas de hierro, a pesar de lo cual se mueve con gran rapidez, y a veces porta en su mano izquierda una vetusta pica digna de anticuario. Se cubre la cabeza con una gorra roja, cuyo color renueva tiñéndola periódicamente con la sangre de sus víctimas.

A Gorra Roja no se le puede combatir mediante las armas o en una lucha cuerpo a cuerpo, pues su destreza y su fuerza son tales que ningún humano es capaz de vencerle. Se le puede exconjurar, eso sí, recitando algunas palabras de la Biblia o mostrándole una cruz, como si fuese un vampiro. Entonces desaparece, dejando atrás uno de sus dientes, largos y afilados.

Según la tradición, durante la Edad Media, y por un corto periodo de tiempo, Gorra Roja sirvió como espíritu familiar al tiránico Lord William Soulis, quien a finales del siglo XIII intento hacerse con el trono de Escocia, conspiración que fue desbaratada por el legítimo rey y supuso el ocaso de la otra poderosa familia Soulis.

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Los disfraces del Manneken Pis

Manneken Pis (13)

El Manneken Pis (en dialecto bruselense Menneke Pis, ‘niño que orina’) es una estatua de bronce de unos cincuenta centímetros situada en el centro histórico de Bruselas (Bélgica) que representa a un pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente. Junto con el Atomium y la Grand Place es uno de los símbolos de la ciudad y una de sus principales atracciones turísticas, simbolizando el espíritu independiente de sus habitantes.

Hay varias leyendas tras esta estatua, pero la más famosa es la del duque Godofredo III de Lovaina. En 1142, las tropas de este chico, de dos años de edad, batallaban contra las de los Berthout, señores de Grimbergen, en Ransbeke (actual Neder-over-Heembeek). Las tropas pusieron al infante señor en una cesta y la colgaron de un árbol, para animarse. Desde allí, éste orinaba sobre las tropas de los Berthout, que terminaron perdiendo la batalla.

Otra leyenda cuenta que en el siglo XIV Bruselas llevaba bastante tiempo sitiada por una potencia extranjera. Los atacantes había ideado un plan para colocar cargas explosivas en las murallas. Sucedió que un niño pequeño llamado Juliaanske estaba espiándoles cuando las preparaban. Orinó sobre la mecha encendida y salvó así la ciudad.

La estatua es vestida en muchas ocasiones con un disfraz, según un programa gestionado por la asociación sin ánimo de lucro Amigos del Manneken Pis, en ceremonias que a menudo son acompañadas por una banda de música. Cuando el chorro del Manneken es conectado de nuevo tras ser vestido, el exceso de presión tras esta abstinencia puede llegar a salpicar a los espectadores, ante el disfrute general.

Es tradicional disfrazar a la estatua, en ocasiones especiales, ya sea para honrar a una determinada profesión o en alguna efeméride señalada. El vestuario actual incluye más de 800 trajes, que en su mayoría se conservan en el Musée de la Ville de Bruselas, ubicado en la Casa del Rey en la Grand Place.

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