Disparando a un Porsche

Disparando a un Porsche (4)

El propietario de este Porsche 911 decidió donar su coche a la American Gun Club después de que el sistema de refrigeración y el motor fallaran. El mecánico hizo una aproximación de casi 20,000 dólares por costos de reparaciones por lo que el propietario en vez de repararlo lo donó a el American Gun Club de Massachusetts. Más de 140 personas acudieron a la ejecución de este Porsche 911, mismas que llevaron armas y municiones.

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Si Osama hubiera sido mexicano

Si Osama fuera mexicano……ya tendría su comercial Tecate por los que se tiran a las gemelas. Ya tendría un corrido de Los Tigres del Norte. Hubiera gritado ‘tengo miedo, tengo miedo’. Lo presentarían con una playera Polo. No hubiera tenido el presupuesto para tirar las torres. Carlos Loret le estaría preguntando “Última oportunidad, Osama, ¿te …

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Danilo Palomino es Ryu

“Me decidí en este evento para distraerme porque en la iglesia cristiana en la que estoy no hubo culto porque hubo matrimonio y todos mis amigos se fueron al encuentro… Ademas agradezco al apoyo de mi tía Antonieta esposa de mi tío Roberto”

Calendario menstrual

Haciendo una analogía, este calendario menstrual para hombres es como una guía Roji para cuando sales de viaje. Alguien debería proponer una iniciativa para este gráfico fuera repartido de forma obligatoria a todos los hombres del mundo. Nos evitaríamos tanto problemas.

El anticuario

El anticuario

Don Ramón era un señor de edad avanzada que hasta hace algún tiempo vendía muebles antiguos en el barrio de La Lagunilla. Conseguía sus muebles en pueblitos y reparaba algunas piezas para venderlas; también reparaba muebles para los dueños originales. Entre semana trabajaba en su taller de la ciudad de México y los sábados y domingos vendía en su puesto.

En cierta ocasión llegó una ancianita y le dijo que tenía algunas antigüedades que quería le restauraran. Don Ramón aceptó visitarla para hacer un presupuesto y días después se presentó en una antigua casa en la colonia Roma. Valúo los muebles de la señora e hizo un presupuesto para lo que debía repararse. La señora dijo que no podía pagar esa cantidad, pero que en la parte alta de la casa tenía un ropero muy valioso con el cual podría cubrir el precio de sus servicios. Al anticuario no le agradó la idea de trabajar sin recibir dinero, pero sintió pena por la mujer y accedió a ver el valioso mueble. Don Ramón quedó muy sorprendido. Era un ropero de estilo barroco, de dos metros de alto, con adornos en hoja de oro y manijas de oro. Al frente tenía dos puertas adornadas con dos grandes lunas de buena calidad. El ropero se hallaba en buen estado y no tendría que hacerle grandes arreglos. Realizaría un buen negocio, o almenos eso creyó don Ramón. Durante el resto de la semana diariamente trabajó en la casa de la viejita. Le urgía terminar el trabajo para llevarse el ropero y venderlo el domingo siguiente.

Me platicó don Ramón que cada vez que iba a la vieja casa comenzaba con una picazón en todo el cuerpo, sentía mucho frío y percibía un olor como de ropa vieja, de humedad. No le dio importancia a esos detalles; se los explicaba como una posible alergia a los gatos que, suponía, habitaban en la casa de la señora, pues aunque nunca los había visto, sí los había escuchado maullar. Terminó el trabajo un jueves y al día siguiente llegó con su camionetita de carga para llevarse el mueble. La señora lo esperaba.

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Inyecciones de solución salina.

Inyecciones de solución salina (6)

Las modificaciones corporales han sido desde los inicios de este sitio un tema socorrido. Quizás las más impactantes que hayamos publicado alguna vez sean las de Zygzag y sus Modificaciones corporales extremas. En las imágenes de esta entrada aparece un grupo de jóvenes japoneses que parecen disfrutar ademas de sus tatuajes y piercings, de las inyecciones de solución salina en la frente, mismas que producen grandes inflamaciones de las zonas donde es drenado el liquido.

Más allá de la apariencia grotesca y endemoniada (cada quien sus gustos) que pudieran tener los practicantes, están los riesgos que implica introducir una aguja al cuerpo o llegar a una “zona peligrosa” y llevar alguna que otra bacteria. Estas modificaciones corporales no son permanente y desaparecen en cuestión de días.

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