Armas de la ciencia ficción en la realidad

La Weird Tech abarca todas las invenciones, proyectos e investigaciones que se basan en conceptos inusuales para la comunidad científica tradicional.

arma de tesla

Puede parecer un tema de ciencia ficción, pero la Weird Tech desempeñó (y dicen que lo sigue haciendo) un papel protagonista en la maquinaria de guerra a lo largo de la historia. Gobiernos de todo el globo gastaban cantidades ridículas de dinero en proyectos que sobre el papel parecían sacados de los guiones de cine, pero que de llegar a tener éxito, podrían haber sido considerados el próximo gran avance en la industria bélica.

Hoy podemos reírnos de proyectos que fracasaron miserablemente como las “armas de rayos” de los años 30 o los discos voladores nazis. Pero no debemos olvidar que los aviones supersónicos, las bombas nucleares, los submarinos nucleares, la tecnología Stealth y el mismo proyecto Guerra de las Galaxias (que sirvió de base para los actuales sistemas antimisiles) fueron considerados absurdos en su tiempo.

A inicios del siglo XX, el progreso científico posibilitó la creación de armas increíbles. Dispositivos letales cuyo propósito –aniquilar a los enemigos– aterrorizaba a todos y lanzaba al aire la pregunta: ¿hasta dónde estamos dispuestos a ir?

Las potencias mundiales se dieron cuenta que el futuro de la guerra dependía de investigadores y científicos capaces de desarrollar estos proyectos ultra secretos y transformarlos en una realidad.

Pocos años antes de que la Primera Guerra Mundial estallara en Europa, ingenieros alemanes laborando para la empresa armamentista Krupp,comenzaron el desarrollo de un proyecto llamado Howitzer. Se trataba de un obús que tendría la última palabra en artillería militar tanto en poder de fuego como en alcance. Los cañones eran tan grandes, que necesitaban ser acoplados sobre vagones de tren, el cañón de estas armas media más de 30 metros de largo y pesaba 43 toneladas. No por nada esta arma ganó tanta fama y el apodo de Big Bertha.

Big Bertha

Cuando era disparado, el retroceso de Big Bertha era tan brutal que impulsaba al vagón sobre las vías del tren a alta velocidad. Su ensordecedor rugido podía escucharse a kilómetros. El cañón de 68 centímetros de diámetro disparaba un proyectil explosivo de 830 kilogramos a más de 20 millas. Estas armas también fueron llamadas Paris Gun, pues conseguían alcanzar blancos en París cuando la ciudad fue sitiada por el ejército alemán.

Este tipo de artillería pesada continuó siendo desarrollada a lo largo de la Segunda Guerra Mundial y cañones más grandes y destructivos que el Bertha fueron empleados en este conflicto. Durante algún tiempo, la tecnología de los cañones fue consideraba obsoleta, hasta que en la década de los 80, el gobierno iraquí contrató a un científico estadounidense para construir “la madre de todos los cañones”.

Se trataba de un modelo inspirado en el Howitzer alemán, pero este dispararía un proyectil de 18 toneladas. El proyecto, llamado Babylon, jamás llegó a ser concluido por problemas de altos costos operativos, pero un modelo menor, el “babelon” sí se construyó. Este era capaz de disparar un proyectil de 9,750 kilogramos, más allá de las fronteras del país. Llegó a ser empleado en la ofensiva contra Irán, pero una vez más, su alto costo operativo hizo que fuera empleado unas pocas veces.

En la década de los 20, un oscuro inventor estadounidense llamado Harry Grindell Matthews diseñó lo que sería el arma definitiva: un rayo de calor.

rayo muerte

Matthews fue patrocinado por la sociedad Rockefeller y más adelante por el propio gobierno de los Estados Unidos en sus investigaciones. Su máquina, un gigantesco cañón de acero repleto de cables y controles, prometía derretir tanques blindados, matar hombres e incendiar construcciones a distancia. El principio de este era el rayo de calor, el precursor del láser. La “Arma Matthews” nunca funcionó según lo prometido, sin embargo, los archivos y planos fueron mantenidos en secreto.

En pleno auge de la Guerra Fría, la CIA descubrió que los soviéticos investigaban un arma cuyo principio era muy parecido al desarrollado por Matthews. De hecho, era la misma arma… agentes rusos habían obtenido de alguna forma los planos de construcción de la máquina. Las pruebas en Perenshkov, una de las bases más secretas de los soviéticos, el equivalente al Área 51 comunista, fueron llevadas a cabo durante los años 60. Se creía que los soviéticos habían avanzado bastante con el concepto de Matthews y que la máquina, hasta nuestros días, sigue siendo parte de la investigación el Departamento de Defensa de Rusia.

Otro proyecto para un arma mortal basada en la Weird Tech fue desarrollado en los años 40 por el Departamento de Guerra de Gran Bretaña. Se trataba de un emisor de radiación electromagnética. El arma era montada en una estructura semejante a una antena de radio y cuando se accionaba bombardeaba un área con radiación electromagnética lo suficiente como para causar una serie de efectos perjudiciales para el organismo. Este bombardeo de radiación electromagnética provoca el deterioro del sistema nervioso, causando el colapso de las señales eléctricas que viajan al cerebro. El resultado varía desde un dolor de cabeza, insomnio y pérdida de la memoria, hasta la amnesia e incluso, en casos severos, el colapso mental.

Esta arma fue probada durante años y una versión llegó a ser implementada en 1944 sin los efectos deseados. No hay razón para creer que dicha arma haya dejado de ser investigada, de hecho, circularon rumores de que durante la Guerra del Golfo (1990), un prototipo fue empleado con el fin de inducir en los combatientes iraquíes depresión y conductas suicidas.

Sin embargo, ningún científico del siglo XX inspiró tantas investigaciones de Weird Tech como Nikola Tesla. Este genio inventor diseñó una serie de armas y dispositivos exhaustivamente examinados por los militares.

rayo muerte

Su arma más conocida era el “Rayo de la Muerte“, una especie de rayo que, según algunos estudiosos, empleaba un acelerador de partículas para generar un rayo capaz de causar una destrucción sin precedentes. Tesla habría desmantelado la máquina y quemado los planos después de una sola prueba.

Cuando los EE.UU. fueron a la Primera Guerra Mundial, Tesla intentó vender otras invenciones al Gobierno para que fueran producidas. En esa ocasión, todas sus ideas fueron descartadas y Tesla se ganó una reputación de lunático.

Pero en los años 40, con la llegada de un nuevo y más amplio conflicto global, Tesla volvió a ser el centro de atención. No sólo los estadounidenses investigaban algunos de sus inventos, Alemania designó un departamento especial con científicos de renombre, dedicados a diseccionar los inventos de Tesla y a transformar su tecnología en armamento.

Los científicos nazis investigaron exhaustivamente las bombas teledirigidas, los explosivos activados por frecuencias de radio, vehículos que no necesitaban combustible y lo más fantástico: el arma de rayos.

rayo mortal san francisco

Las armas de rayos eléctricos investigadas por los nazis se basaban en el principio del arco eléctrico que Tesla había desarrollado en sus estudios de corriente alterna. El arma debía ser alimentada por un generador manual y un cátodo capaz de generar la energía suficiente para los disparos. Según los cálculos de Tesla, el alcance de su arma sería de 200 millas y con carga máxima alcanzaría los 50 millones de voltios. Un arma como esta, si hubiera llegado a ser construida, sin duda hubiera cambiado el curso de la guerra, ya que sus disparos serían capaces de destruir ciudades enteras. Sería la primera arma de destrucción masiva en la historia.

Afortunadamente dicho armamento jamás llegó a ser perfeccionado. Cuando los Aliados llegaron a Berlín encontraron bastante documentación de los esfuerzos por parte de los científicos alemanes para la creación de estas armas, pero ningún modelo fue concluido.

¿Armas destructivas o ficción?

Los proyectos que tienen como inspiración a la Weird Tech parecen algo salido de los sueños. Pero con el avance científico y tecnológico, quien podría asegurar que esta no sean las armas del mañana.

En el año 395 a.C., Dionisio de Siracusa financió la construcción de lo que él creía sería el arma definitiva, un arco de ballesta que podía ser disparado por cualquier persona y que se recargaba de forma automática. La invención de un ingenioso griego debería terminar con la guerra, porque si todo el mundo tuviera esta arma, no quedaría nadie para pelear.

Dionisio estaba equivocado y aún seguimos buscando nuevas formas de matarnos.

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11 comentarios en «Armas de la ciencia ficción en la realidad»

  1. Edison solo fue un idiota que destrullo la credibilidad de Tesla engañando a gente idiota como dante, si no estuvieramos mas adelantados en tecnologia.

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  2. Sin tesla no tendrías internet, el invetó las bases del wi-fi e internet, se vé que eres de esos que se creen todo de los libros de historia de le escuela, apuesto que crees que Edison es el mejor científico…

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      • se podría decir que si inventó las bases del Wifi y de toda la tecnología inalámbrica, puesto que inventó la transmisión de radio y de ahí, pero despues de muchísima investigación y desarrollo, partió todo

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  3. Tesla no debió existir? Vaya que te falta criterio, solo es el padre de la eléctrica y la electrónica. Aun viviríamos a base de velas si no fuera por el.

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  4. tesla no debio existir las guerras no provocan mas que muertes y destruccion carajo somo humanos de la misma especie y asi nos odiamos y nos matamos que trizte

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