7 ejemplos sorprendentes de tortura “no violenta”

Hace bastante que no hablamos de tortura en Marcianos, un tema por demás interesante que nos da una idea de los niveles que puede alcanzar la maldad humana. En el mes de diciembre de 1948, en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, los países miembros de las Naciones Unidas firmaban un documento conocido como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un escrito estructurado para impedir, entre otras cosas, la tortura de cualquier ser humano. Sin embargo, la tortura es un fenómeno que prevalece en todo el mundo, a pesar de que los gobiernos y los organismos militares hacen hasta lo imposible por ocultar su existencia y su práctica.

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Según Amnistía Internacional, se recibieron informes de actos de tortura de más de 150 países entre los años 1997 y 2000. Pese a esto, así como el tradicional “dale hasta que ya no pueda más”, existen otros métodos de tortura más sutiles desarrollados a través de los años, que pisan el límite entre tortura y presión. Aunque (casi) no llegan a ser dañinos para quien los sufre, pueden resultar verdaderamente desagradables. A continuación te presentamos siete formas de “hacer que cante” sin recurrir a la “violencia”.

 

Tortura con agua.

Pese a que tradicionalmente se ha atribuido a los chinos, esta forma de tortura aparece por primera vez en los anales de la historia en libros del siglo XV en Italia. La víctima es sometida e inmovilizada y, a veces, se le vendan los ojos. Después, de una forma lenta pero constante, se deja caer una gota de agua sobre una parte expuesta del cuerpo, generalmente sobre la zona frontal del cráneo. La frente es elegida particularmente por la sensibilidad de la región, y a la vez porqué permite “visualizar la tortura”: la víctima además de sentir, puede ver la gota de agua cayendo sobre su cráneo incesantemente sin poder hacer nada al respecto.

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El sentimiento de impotencia, junto con la desagradable experiencia de que estás inmovilizado, hace que este método de tortura sea realmente desagradable. Su efectividad para sacar información resultó bastante popular durante la época de la Inquisición española, por eso, llegó a ser conocida como la Tortura de Agua Española en algunas regiones de Europa. Hace algún tiempo, la popular serie de “Cazadores de Mitos” puso a prueba este método, sus resultados fueron concluyentes y, desafortunadamente, la tortura por agua es un mero desperdicio de tiempo.

 

Confinamiento en solitario.

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Retirarle a una persona la posibilidad de interactuar con otras es un medio efectivo para provocar locura. Ampliamente utilizada como una forma de castigo y de tortura, la oubliette – un calabozo con poca luz originado en Francia al que sólo es posible acceder por una escotilla en la parte superior – es una de las formas más primitivas conocidas del confinamiento en solitario, cuyo uso data del siglo XIV. Uno de los records más impresionantes de confinamiento en solitario lo mantiene Albert Woodfox quien ha estado 42 años a solas en la Penitenciaría del Estado de Louisiana. Al ser utilizada como una forma de tortura se espera que la víctima se desespere tanto por el contacto social, que será todo un orador cuando se le pregunte sobre cualquier tema.

 

“La Casa de la Lealtad”

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Actualmente, en la ciudad de Budapest hay un maravilloso museo que documenta el reinado de terror, primero del régimen nazi y después del régimen soviético, de quienes apoyaron al comunismo húngaro. Hoy conocida como “La Casa del Terror”, en otrora la llamaban “La Casa de la Lealtad” y fue un sitio donde sistemáticamente se torturaba y ejecutaba a las personas durante los regímenes antes mencionados. Un método de tortura en particular – no muy diferente al confinamiento en solitario – implicaba privar a la víctima no sólo de la interacción con otros, sino también de la capacidad de moverse. Eran colocados en un receptáculo apenas lo suficientemente grande como para entrar en cuclillas, y eran mantenidos en este sitio durante largos días, sin poder estirarse o mover cómodamente las extremidades. Sin ningún tipo de compasión se les dejaba hacer sus necesidades en el mismo sitio donde comían y dormían. Después de algunos días de este trato inhumano, casi todos estaban ansiosos de soltar la lengua. En nuestros días este edificio se ha convertido en un santuario de las miles de atrocidades que fueron cometidas entre sus paredes y es también una fuente de información que nos imparte una lección en medio del vibrante paisaje de Budapest.

 

Tortura musical.

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Es perfectamente posible afectar los sentidos de una persona sin atacarlos de forma física, aunque podría argumentarse que la música a alto volumen es una forma de tortura violenta ya que termina dañando permanentemente el tímpano de la víctima. Pero esto no fue un impedimento para que en los EE.UU. se empleara la música como tortura durante años. En el año 2003, la BBC informó que los detectives estadounidenses empleaban música heavy metal a volumen altísimo para quebrantar la voluntad de los sospechosos, ya que no estaban acostumbrados a escuchar esta clase de música, y mucho menos durante periodos prolongados. Quizá en un acto más cruel, también se valían de temas infantiles como las canciones de Plaza Sésamo y Barney. Un militar operativo de los Estados Unidos comentó que durante el entrenamiento “me obligaron a escuchar la canción ‘I Love You’ de Barney durante 45 minutos. Es algo por los que jamás quiero volver a pasar.” Curiosamente, The Guardian tomó este asunto desde una perspectiva diferente, planteando en el 2008 que la cuestión de la música que se reproducía en las salas de detenciones podría deberse a las regalías por hacerlo. Es decir, se ahorran el costo de reproducir estas pistas en lo que podría considerarse un “espacio público”.

 

Luces estroboscópicas.

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A menudo son empleadas junto con la música, las luces estroboscópicas atacan directamente al sentido de la vista. La exposición continua y prolongada a este tipo de luz podría tener un efecto adverso en la vista de la víctima y, como tal, también puede considerarse una tortura violenta. Pero en dosis mínimas, resulta realmente eficaz para inducir nauseas, vómito, malestar general y, en ocasiones, hasta la pérdida del conocimiento.

 

Tortura olfativa.

 

Siguiendo con el tema de la tortura de los sentidos, el siguiente objetivo es el olfato. ¿Alguna vez has percibido un hedor tan asqueroso que instantáneamente deseas hacer una confesión de tus secretos más oscuros y profundos? Quizá la respuesta sea no, pero si se te sugiere que un hedor podría cambiarse por otro más agradable, quizá estés más dispuesto. De hecho, los hedores terribles como el de la carne en descomposición, el pelo quemado y el de las heces son utilizados para extraer información de los prisioneros en algunos campos de detención. Sin embargo, este método fracasa continuamente dado que el olfato se acostumbra rápidamente a los olores y termina bloqueándolos, convirtiéndolos en algo no tan detestable para nosotros.

 

Privación sensorial.

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En lugar de bombardear los sentidos, también es posible simplemente privar a las personas de ellos. Poner una capucha, vendar los ojos, tapar los oídos o la nariz durante largos periodos de tiempo resulta en un efecto negativo de privación sensorial. Este método fue ampliamente utilizado por los oficiales de seguridad del Reino Unido en Irlanda del Norte en la década de 1970. Irlanda llevó al Reino Unido ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y, después de un juicio, terminó ganando el caso.

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