5 grandes reacciones exageradas de la historia

Reaccionar con exageración a cosas sin importancia no es algo raro en el comportamiento humano. Afortunadamente, nuestras reacciones exageradas no van más allá de unas cuantas majaderías y algunos sentimientos lastimados. Pero, cuando la reacción exagerada proviene de una persona que ostenta demasiado poder, o incluso de una comunidad, la situación puede volverse catastrófica. Al extremo de que se pierdan muchas vidas. A continuación, conocerás 5 reacciones históricas exageradas que terminaron en tragedia.

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Las velas de Zhang Xianzhong.

Zhang Xianzhong destaca entre los gobernantes más sanguinarios en la historia de China. Cuando conquistó la provincia de Sichuan, el 90% de la población terminó muerta o desplazada. En el apogeo de su periodo como emperador, Xianzhong enfermó de gravedad, pero logró recuperar la salud. Como agradecimiento por perdonarle la vida, el tirano prometió a los dioses dos “velas celestiales”.

Ante los hábitos genocidas de este sujeto, tanto súbditos como sirvientes probablemente respiraron aliviados. Después de todo, tras años de intensas masacres un par de velas parecían el descanso que tanto anhelaban. Sin embargo, cuando el emperador mencionó “velas” no se refería específicamente a cilindros de cera con una mecha al centro. Zhang Xianzhong ordenó a sus hombres capturar a todas las mujeres que pudieran localizar, cortarles los pies y amontonarlos en dos pilas separadas.

Zhang Xianzhong
Zhang Xianzhong.

A continuación, este demente llamó a su concubina favorita y le cortó los pies para colocarlos en las pilas. Posteriormente, encendió los montones de pies cercenados. Esas eran las “velas” que prometió a los dioses por dejarlo seguir con vida. ¿Acaso conoces una mejor forma de celebrar la vida que mutilar a decenas de personas? Si los dioses vigentes en esa época le perdonaron la vida a Xianzhong, probablemente terminaron arrepintiéndose al instante.

Los juicios a las brujas de Salem.

Betty Parris (9 años) y Abigail Williams (11 años) eran unas niñas cualesquiera residentes de Salem Village, en Massachusetts, Estados Unidos. En febrero de 1692, ambas experimentaron una serie de extraños ataques epilépticos. Además de contorsionar sus cuerpos, se agitaban y gritaban cosas extrañas en un “lenguaje desconocido”. John Hale, el ministro de la comunidad, concluyó que la sintomatología observada superaba por mucho al “poder de una enfermedad natural”.

juicios a las brujas de Salem

Según Hale, la explicación más lógica era que las niñas estaban bajo un embrujo. Este diagnóstico desató tal histeria en la comunidad que dio pie a los infames juicios por brujería de Salem. De la noche a la mañana, los vecinos se acusaban entre sí de practicar la nigromancia y hacer pactos con satanás. Como resultado directo de estos juicios, aproximadamente 25 personas fueron directamente ejecutadas o perecieron estando en prisión. Y solo porque dos niñas experimentaron convulsiones a causa de una enfermedad completamente natural.

Selim II y el vino de Chipre.

Selim II, “el borracho”, era un sultán del Imperio Otomano en el siglo XVI que se ganó ese mote por una buena razón: le fascinaba el vino. Su favorito era el vino que se producía en Chipre, y un día se le terminaron sus reservas. Como uno de los imperios más poderosos en la historia de la humanidad estaba a sus pies, el gobernante tomó la decisión más lógica en estos casos: invadir Chipre.

Selim II retrato del sultan
Selim II, «el borracho».

Evidentemente, en la versión oficial señalan que la invasión se dio por la posición estratégica que ocupaba Chipre para los planes otomanos en 1571. Sin embargo, algunos historiadores sugieren que Selim solo quería controlar la producción de vino en la región. Pero, la Guerra turco-veneciana no resultó tan sencilla como esperaba el sultán. Los decesos estimados durante el conflicto ascendieron a más de 30,000. Una cifra a la que ambos bandos aportaron en partes iguales. El precio resultó demasiado alto, pero al final el borracho de Selim II cumplió sus objetivos. Ganó la guerra y se apoderó de los preciados viñedos chipriotas.

La Gran Depresión.

La naturaleza fluctuante del mercado hace que en la bolsa de valores existan días buenos y malos. Pero, en 1929 la bolsa cayó un poco más de lo habitual y la gente lo tomó con extrema preocupación. Quizá por temor, las personas dejaron de invertir en nuevas acciones, solicitar préstamos y gastar mucho dinero en general.

El frenazo repentino al gasto terminó inflando las tasas de interés bancarias. Esto provocó un segundo efecto en el que los estadounidenses empezaron a retirar el dinero de los bancos. Para las instituciones bancarias resultó imposible satisfacer la alta demanda de efectivo, pues los bancos nunca tienen tanto efectivo como el que hipotéticamente resguardan.

Gran Depresión

A medida que los bancos cerraban, los ahorros de toda la vida de muchas personas desaparecían. Por si fuera poco, las empresas caían como moscas. Este terrible periodo para la economía estadounidense es recordado como la Gran Depresión. La agitación económica tuvo un efecto global, allanando el camino para que Adolf Hitler tomara el poder en Alemania y orquestara la Segunda Guerra Mundial. Y todo porque las personas se asustaron de una fluctuación normal en el precio de las acciones.

Las pinturas de Iósif Stalin.

Iósif Stalin, el bigotudo dictador soviético, vivía obsesionado con la opinión pública y su imagen era de vital importancia para un buen gobierno. En un intento por imponer una imagen idealizada ante su pueblo, Stalin encomendó numerosos retratos. Desafortunadamente para el dictador, físicamente no imponía el respeto que demandaba la cabeza de la Unión Soviética. Además de una malformación congénita en su mano izquierda, era de baja estatura.

Iósif Stalin

Stalin solicitaba expresamente a los pintores que lo representaran de “forma realista”. Para el dictador, “realista” significaba “háganme lucir como todo un semental”. Muchos artistas tomaron las indicaciones al pie de la letra, y lo pintaron demasiado realista. Cuando Stalin se hizo de suficientes pinturas halagadoras, arrestó a los artistas que lo retrataron y ordenó que los ejecutaran. El pequeño ego de Iósif Stalin también aportó a los millones de muertes de las que fue directamente responsable durante su dictadura.

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