5 inventores que encontraron la muerte en sus propias invenciones

La experimentación de cualquier idea novedosa conlleva ciertos riesgos, desde algo tan irrelevante como terminar fracasando hasta consecuencias tan lamentables como la muerte. A lo largo de la historia no han faltado ejemplos de científicos que terminaron muertos a causa de sus experimentos. Pero esto también sucede con los inventores, como aquellos hombres que intentaron desarrollar un automóvil volador o el médico que terminó infectado por una transfusión sanguínea, todos muertos por las ironías del destino.

Inventores extremos

 

1 – El Tony Stark de la belle époque.

Empecemos por un sujeto al que ya le dedicamos una publicación entera en Marcianos: un sastre austríaco llamado Franz Reichelt que se había establecido en París, Francia, durante la belle époque y quiso jugar al Tony Stark inventando una chamarra para aviadores que se desplegaba convirtiéndose en una especie de paracaídas durante un accidente.

Los recortes periodísticos de esa época apuntan que la ropa era razonablemente ligera, pesando alrededor de 9 kilogramos, y las pruebas realizadas con maniquís lanzados desde una ventana en el apartamento de Reichelt habían resultado considerablemente malas.

Franz reichelt periodico

El sastre terminó convenciéndose de que su experimento era totalmente funcional lo único que necesitaba era probarlo desde una mayor altura, por lo que a las 8:22 de la mañana del día 4 de febrero de 1912, ante la negativa de las autoridades parisinas y frente a cientos de testigos, subió a la Torre Eiffel y saltó, perdiendo la vida pocos segundos después y algunos metros más abajo. El error más grande de Franz Reichelt quedó para la posteridad en una película en blanco y negro.

 

2 – Sangre por sangre.

A finales del siglo XIX existió un visionario ruso llamado Alexander Bogdanov, que si bien se dedicaba a la medicina también desarrollaba prácticas alquimistas muy obsoletas. Bogdanov asentó las bases para desarrollar la técnica de transfusión sanguínea entre seres humanos, pero su objetivo original iba mucho más allá de salvar la vida de personas heridas: pretendía desarrollar una técnica para el rejuvenecimiento.

Alexander bogdanov

El hombre murió a los 54 años, en 1928, intentando descubrir la fuente de la eterna juventud experimentando en sí mismo. Se realizó una transfusión con sangre obtenida de un joven que además de malaria, padecía tuberculosis y presentaba un tipo sanguíneo incompatible (algunas versiones de la historia no mencionan las enfermedades). El experimento resultó fatal.

 

3 – El Ford Pinto con alas.

En la década de 1970, en California, existió un hombre llamado Henry Smolinski, personaje muy audaz y aparentemente fanático de Los Supersónicos. Fundó una pequeña empresa llamada AVE que pretendía hacer económicamente viable el transporte aéreo personal.

El mizar de henry smolinski

Tenían un concepto muy poco sofisticado para solucionar el problema: junto con su socio Harold Blake compraron un Ford Pinto, un automóvil deportivo compacto, para instalar en la parte posterior el motor y las alas de una pequeña avioneta Cessna. Lo llamaron Mizar, y durante un vuelo de demostración en 1973 los dos estudiantes de posgrado terminaron muriendo de forma miserable.

Mizar carro volador

De acuerdo con un controlador de tráfico aéreo que observó toda la escena a través de sus binoculares, uno de los postes que conectaba directamente una de las alas a la defensa trasera se despegó provocando que el ala se doblara.

 

4 – Una mala impresión.

Las ideas del estadounidense William Bullock resultaron imprescindibles para el desarrollo de la prensa rotativa, esas máquinas gigantescas de impresión que actualmente se utilizan en cualquier periódico de gran circulación. Bullock murió en el año de 1867 mientras realizaba los ajustes finales a una de sus impresoras rotativas recién instaladas en el sótano del periódico Public Ledger, en Philadelphia.

William bullock

De acuerdo con los registros, una correa terminó saliéndose de una polea y Bullock intentó regresarla a su lugar de una patada. La pereza terminó cobrándole caro. El pie quedó atrapado en uno de los cilindros, le cayó gangrena y tuvieron que amputárselo. Al final no logró resistir la operación.

 

5 – Enrollado.

El ingeniero químico Thomas Midgley es recordado como uno de los grandes villanos contra el medio ambiente: entre las numerosas invenciones que llegó a patentar están las CFCs – los nocivos gases que provocaron un agujero en la capa de ozono y en 1987, a través del protocolo del Montreal, fueron prohibidos en todo el mundo. A los 51 años enfermó de poliomielitis y quedó parcialmente paralítico.

Thomas midgley

Para hacer más fácil su vida postrado en cama, desarrolló un sistema automatizado de cuerdas y poleas que asistía a los enfermeros en la tarea de levantarlo y cambiarlo de posición. En 1944 el artilugio se le enredó en el cuello y murió asfixiado.

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