Bajo mi hogar yacía un macabro secreto: veintisiete cadáveres. Los descubrieron accidentalmente tras un terremoto que perturbó los cimientos, de lo contrario, dudo que hubieran sabido jamás de su existencia. Después que la tierra dejó de moverse, un hedor putrefacto emergió desde las profundidades impregnando toda la casa. En mi afán por descubrir el origen de aquella pestilencia, enfoqué mi linterna hacia la trampilla de acceso al sótano. Entonces, vislumbré un brazo humano asomando entre la tierra.
Terror
El paseo de Diana
Diana ni siquiera podía reconocerse a sí misma. Tenía la piel completamente pálida y había perdido el control sobre los músculos del rostro. Se acercó a la tienda de souvenirs de donde tomó una gorra y unas llamativas en gafas de Sol. Le resultó imposible no observar su nueva imagen en el espejo del lugar. Mientras tanto, el dependiente pegó un salto olímpico por encima del mostrador y salió como alma que lleva el diablo hacia las calles de San Diego.
La inexpresiva
En el oscuro y ominoso mes de junio de 1972, una figura femenina emergió de las penumbras en el sombrío hospital Cedars Sinai. Vestida únicamente con un vestido blanco manchado de sangre, su presencia heló el aire y contagió a todos los presentes con una inquietante sensación de angustia. Aquellos desafortunados pacientes que llegaron a observarla terminaron vomitando y huyendo aterrorizados. Y no simplemente por su macabra apariencia, también por las aterradoras peculiaridades que presentaba.
Una manta de seguridad
“¿Una manta?”, me resultó imposible ocultar el tono de decepción cuando observé a mamá entrando a la habitación con aquella deteriorada manta de retazos. “¿Y cómo se supone que esto me ayudará?”.
Mi tío Roberto
Cuando tenía diez años de edad, mi tío Roberto falleció en un trágico accidente automovilístico. Me encontraba en el auto junto a él, acompañado también de mi tía Emilia, mientras nos dirigíamos al hospital. “Lo siento”, fueron las últimas palabras de mi tío.
Desenmascarando hombres en un grupo de Facebook
En el pueblo donde vivo tenemos un grupo público de Facebook donde las mujeres suelen publicar fotografías de hombres y solicitar información. Tiene cientos de miembros, la mayoría de los cuales se conocen entre sí. Ya sabes lo que dicen: pueblo chico, infierno grande. El grupo se creó con la intención de compartir experiencias personales e información clave adquiridas a través de las aplicaciones de citas.