Existe algo inquietantemente atractivo en los siguientes rostros. Después de todo, son personas que no existen en la realidad pues las facciones resultaron de combinar fotografías de celebridades. Pedro Berg Johnsen, mejor conocido en DeviantArt como ThatNordicGuy, es responsable de este trabajo. Al combinar dos o tres fotografías de celebridades destacando sus mejores rasgos físicos, obtiene un rostro imaginario que parece definir a los involucrados.
¿Alguna vez te han saludado con mucha familiaridad en la calle y no tienes la más mínima idea de quién era? Tranquilo, que la habilidad para reconocer rostros es un don de pocos. Claro, a menos que padezcas prosopagnosia. De hecho, las personas que logran identificar rostros humanos con extrema facilidad reciben el nombre de “súper reconocedores”, o super-recognizers en inglés.
Algo tan elemental como la barba es capaz de producir cambios drásticos en los hombres. Siempre vista como un símbolo de virilidad, la barba tiene un extraño poder para resaltar los rasgos faciales de los varones (muchas veces volviéndolos más atractivos para las mujeres) además de que, por supuesto, la evolución la puso allí para protegernos de los rayos solares, atrapar toda clase de agentes alérgenos y ofrecernos un extra de protección térmica. Más allá de esto, los hombres de las siguientes fotografías sufrieron una transformación completa cuando dejaron crecer (y cuidaron) su barba.
Las representaciones sobre la apariencia física de personas en el pasado generalmente dejan mucho que desear. En una época donde no existía la fotografía, la única forma de inmortalizar la imagen de determinado personaje era a través de obras artísticas que muchas veces presentaban pocos detalles o eran imprecisas.
¿Alguna vez has encontrado a una persona que dice saber tu nombre, aparentemente conocer a las mismas personas y mencionar algún evento reciente en el que coincidieron, pero no tienes ni la más mínima idea de quien se trata? Esta incomodísima situación es mucho más común de lo que imaginamos, y generalmente sucede cuando estos encuentros con conocidos tienen lugar en sitios fuera de contexto; por ejemplo, cuando coincidimos con un compañero de la escuela en un banco. Sin embargo, cuando estos episodios suceden con demasiada frecuencia, tal vez sea algo más que una confusión pasajera.
Es por todos bien sabido que nosotros, los humanos, tenemos un ancestro en común con los monos y que nuestra apariencia física evolucionó hasta llegar a lo que somos hoy. Uno de los trabajos que forman parte de esta discusión es la obra que desarrolló el artista francés del siglo XVII director de la Escuela de Bellas Artes en la época de Luis XIV, Charles Le Brun, que gracias a su enorme interés por la fisionomía decidió explorar la correlación existente entre la cara humana y la de un animal.
