La razón humana no es tan perfecta como casi siempre es considerada y, por el contrario, tiene grietas estructurales que conducen al error, las equivocaciones y las falsedades, o tal vez no sea así, y eso que consideramos tan despreciable es una expresión más de nuestro deficiente pensamiento. El razonamiento es tal vez el mejor mecanismo para ejemplificar cómo la naturaleza y la cultura se encuentran íntimamente ligadas, ya que una y otra se alimentan mutuamente formando una especie de simbiosis, donde una no puede existir sin la otra.
Mientras que por un lado, el pensamiento racional fue uno de los mecanismos decisivos en el proceso de la supervivencia, su refinamiento posterior llevó a una forma de pensar muy marcada, una forma de raciocinio que es la única que conocemos, pero no la única que suponemos, una paradoja que nos hace imaginar lo que podría ser sin definirlo completamente.