Lo último que se piensa cuando se ve una estatua es que al interior hay una persona, mucho menos un persona muerta. Pero la imagen a continuación es precisamente eso: un monje escondido en un precioso relicario, un monje momificado hace mil años.
Lo último que se piensa cuando se ve una estatua es que al interior hay una persona, mucho menos un persona muerta. Pero la imagen a continuación es precisamente eso: un monje escondido en un precioso relicario, un monje momificado hace mil años.