Aunque parezca extraño, una porción minúscula de la bomba atómica habita en nuestro propio ser. El bomb spike se encuentra en tus ojos, dientes e incluso el cerebro. Entre el pasado bélico y el presente científico de la humanidad, se teje un misterio inesperado. El término “bomba atómica” evoca imágenes devastadoras de explosiones y desolación, pero en realidad está mucho más cerca de los que imaginas. De manera sorprendente, ese vestigio atómico que se encuentra dentro de cada uno de nosotros no solo es inofensivo.