Pinocho, la maldición del muñeco de madera

Geppetto era un viejo viudo y solitario. Después de la repentina partida de su esposa, se había arrojado a los brazos del libertinaje, bebiendo en compañía de prostitutas y vagabundos, en uno de los lados más oscuros de la pequeña ciudad.

Cierta mañana despertó en uno de sus peores días, tirado sobre el sucio piso de su taller. Pasaba por un dolor de cabeza insoportable y sus ropas se encontraban cubiertas de vómito y orina. Fue entonces cuando se dio cuenta de la decadencia a la que había llegado. Geppetto se miró al espejo y se preguntó:

Pinocho

– ¿Todo esto para qué, Geppetto? Una vida de exageraciones sellada por la vejez, la decadencia, la vergüenza, la miseria y la desgracia…

Fue entonces que decidió abandonar su conducta libertina y se dedicó hasta los extremos a la confección de sus muñecos de madera.

Pero no pasó mucho para que Geppetto descubriera el motivo de su entrada triunfal en el alcoholismo. Después de la muerte de su esposa, no hubo nada más en su triste vida. En el alcoholismo descubrió un mundo nuevo y latente, y ahora que él mismo se había privado de esa adicción, ¿qué iba a hacer con su vida?

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