La Copa Mundial de Fútbol representa un jugoso negocio de cientos de millones de dólares, hablamos del patrocinio, los derechos audiovisuales así como de las entradas a los estadios y el merchandising. Para que el negocio sea lucrativo, es importante que ciertos países puedan avanzar a la siguiente ronda del torneo, por ejemplo, el país local u otros países con inchas apasionados pueden llevar a miles de personas a los estadios (generalmente vecinos del anfitrión) o desencadenar millones de suscripciones a pagos por evento.
Evidentemente una distribución premeditada de los grupos pueden favorecer los intereses comerciales evitando que algunos países se eliminan entre sí en las etapas preliminares, y siempre ha existido la sospecha de que el país local generalmente es protegido en el sorteo y hasta en el arbitraje, algo sucede, dicen algunos historiadores y teóricos de la conspiración, ya que Italia ganó el título bajo la guía atenta de Mussolini.