Las brujas más famosas

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Según su Historia, se dice que las supuestas brujas fueron perseguidas durante largo tiempo, muchas veces por miedo, otras veces siendo utilizadas como cabezas de turco, y en algunos momentos de crisis acusar al vecino de brujería llegó a ser una forma rápida y eficaz de librarse de él.

Ya Carlomagno (siglo VIII) ordenó la muerte para quienes provocaban tempestades que estropeaban las cosechas, hacían estéril al ganado o causaban enfermedades a otras personas. La manera en cómo se probaban estas acusaciones no parece muy “científico”.

Documentos religiosos anteriores lo que condenaban era creer en brujería, y encomendaban a los sacerdotes la misión de velar por que sus feligreses no cayeran en las ilusiones de Satán, que era quien les hacía ver esos fenómenos inexplicables (como creerse capaces de volar a lomos de bestias salvajes o ver tal cosa).

En 1484 el Papa Inocencio VIII promulga una bula, la Summis desiderantes, en una especie de declaración de guerra abierta contra las brujas, que instigadas por el Maligno, Enemigo de la Humanidad, asesinaban a niños en el vientre de la madre y se daban a los excesos.

A partir de ese momento, se designa a los dominicos Kramer y Sprenger como inquisidores encargados de perseguir estas “depravaciones”. Estos serían los autores del Maellus maleficarum o Martillo de las maléficas (1486). Se abría la veda para la persecución con todas sus consecuencias, pudiendo recurrir sin problemas a las torturas con tal de lograr confesiones.

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