En la competida modernidad la vida de las personas suele transcurrir tan rápido que cualquier idea que facilite la vida cotidiana es rápidamente adoptada. Afortunadamente, el ingenio humano propulsado por la imaginación no conoce límites y algunos genios terminan encontrando formas diferentes de hacer que nuestro cotidiano sea un poco mejor.
Ingeniosos diseños que satisfacen las necesidades más diversas de forma práctica, afortunadamente para todos, están cada vez más lejos de quedarse solo en el papel, pues las ideas inteligentes se vuelven parte cada vez más activa en nuestra vida cotidiana.
Esta es una de esas pruebas que ves y piensas “está papita”, pero que en realidad puede ser un poco más compleja de lo que imaginas. Bueno, “compleja” quizá no sea una palabra muy adecuada, pero sí es una de esas pruebas que, como se suelen referir, nos hace “pensar fuera de la caja”.
Lo puntualizamos hace poco en el artículo Historia secreta de la obsolescencia programada, la publicidad es el combustible que mantiene en marcha a la sociedad consumista en la que estamos inmersos. A donde quiera que vuelvas la vista en este justo instante serás capas de ver algún tipo de publicidad, de algún producto cualquiera, por muy pequeño que este sea.
De forma permanente estamos siendo bombardeados por una infinidad información de ofertas, publicidad, marketing, etc. Los medios tradicionales incluyen a los comerciales en televisión y radio, impresiones en periódicos y hasta banners publicitarios en el Internet. Pero existe un tipo de publicad mucho más directo y agresivo al que los expertos llaman marketing de guerrilla, un conjunto de técnicas que básicamente se componen de ingenio y creatividad, difundiendo el mensaje a través de medios no convencionales y bastante directos.
A grandes problemas, grandes soluciones y a pequeños problemas pequeñas soluciones. Esa sería una lógica bastante razonable, pero el ingenio humano no conoce de limites y a veces los pequeños problemas tienen soluciones impensables o por demás extrañas. El buen Rumpeltzinky Ykniztlepmur nos ha enviado esta colaboración donde ilustran los extremos del ingenio del ser humano.
Un hombre de entre 50 y 70 años de edad, y con una cantidad enorme de nietos, dijo: “Cada uno de mis hijos tiene tantos hijos como hermanos, y el número combinado de mis hijos y mis nietos es exactamente mi edad”.