Carlota de Bélgica: Lo bueno, lo malo y lo feo.

Carlota de Bélgica (1840-1927).

Carlota de Bélgica

LO BUENO: Diligente emperatriz.

Carlota de Bélgica, poseedora de una vasta preparación intelectual y amplia cultura, supo asumir con seriedad sus deberes imperiales desde que navegaba a bordo de la “Novara” hacia tierras mexicanas. Una vez instalada la casa imperial en el Castillo de Chapultepec, participó activamente en la política interna del imperio, convocaba al gabinete durante las ausencias de Maximiliano, intentó convencer al nuncio apostólico mexicano de respetar la libertad de cultos e incluso elaboró un proyecto de constitución.

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