A través de la historia, muchos artículos que hoy consideramos femeninos o masculinos originalmente se diseñaron para el sexo opuesto. Desde la moda hasta los automóviles, estos objetos han evolucionado con el tiempo, transformándose en símbolos de género diferentes a los que se pensaba en su inicio.
Los trajes ajustados exaltados por poses imposibles, escotes gigantescos, traseros y senos con silicona. La “objetificación” del cuerpo femenino aún prevalece como toda una norma en los cómics, pero una artista parece tener una solución para escapar de esta práctica que a muchos les parece deleznable.
El canal Fanpage.it reunió a un grupo de niños y le preguntó que les gustaría ser cuando crecieran y el porqué de sus elecciones. Después, a cada uno se le presentó una niña muy linda y les pidieron su opinión sobre ella. Acto seguido, a los niños se les solicita que, primero, le hagan una caricia y, segundo, que le den una cachetada.
Una historia digna de los clásicos de terror del cine. Sin embargo, sucedió en realidad, en un experimento considerado como “el más cruel en la historia de la psicología”. Se trata de la historia del canadiense David Reimer, que fue castrado de forma accidental cuando apenas tenía 8 meses de edad para después tener que pasar por un tratamiento experimental para una reasignación de género que implicaba la remoción de sus testículos y la creación de un conducto vaginal.
El reggaeton se ha convertido, sin temor a decirlo, en uno de los géneros musicales más odiados de la historia. Tanto, que incluso en Cuba han llegado a prohibirlo en lugares públicos. Pero en el otro extremo se encuentran los fans “de corazón” del genero, esos a los que nos les importa hacer el ridículo con tal de comulgar con los ideales de su estilo. Así quedó de manifiesto en esta “entrevista” (que más bien sería una burla) que un vlogger salió a realizar a un concierto de reggaeton en la Plaza de Toros en la Ciudad de México.