Un nuevo estudio histórico revela un lado hasta ahora desconocido de Enrique VIII, presentándolo de forma sorprendentemente distinta a la narrativa convencional. Siempre considerado el monarca más despiadado de Inglaterra, recientemente se encontró evidencia de que pudo sentir remordimiento por sus pecados en la última etapa de su vida. Al punto de buscar la misericordia de Dios en sus últimos años de vida.