Madres de alquiler

vientre

Así las parejas con problemas de fertilidad tienen una opción diferente a la adopción.

Sin titubear reconoce que alquiló su vientre. Ella, de 29 años, madre de tres hijos y ex secretaria, prestó su útero para llevar el hijo de otra mujer. Una tarde de hace dos años, entre cuentas de arriendos, servicios y tres bocas que alimentar, vio un titular que cambiaría su situación: “Madres alquilan vientre en Medellín“.

En la misma ciudad, a una mujer de 31 años, luego de tres abortos, las pruebas médicas le confirmaron que no podía mantener un embarazo. “No quería sufrir más pérdidas, pero mi deseo de ser madre fue una razón poderosa para renunciar a la posibilidad de tener mi hijo yo misma“. Junto a su esposo buscaron alternativas y optaron por alquilar un útero.

La maternidad delegada, subrogada o alquiler de vientre es un procedimiento médico que consiste en implantar el embrión de una pareja en el útero de otra mujer. Al término de la gestación, el bebé es entregado a los padres de crianza. Hay tres opciones: usar óvulos y espermatozoides de los futuros padres y fertilizar in vitro a la madre subrogada; usar óvulos de la madre que alquilará su vientre o buscar una donante de óvulos. A cambio, la madre delegada recibe un pago y tiene gastos médicos, de manutención y atención psicológica asegurados.

En Colombia, un país que, de acuerdo al Departamento administrativo nacional de estadística (Dane), tiene un 46 por ciento de su población viviendo en la pobreza y un 17,8 por ciento en la pobreza extrema, el alquiler de vientres podría ser, para algunas, una forma de ganar dinero. O también podría ser una alternativa para el 11 por ciento de colombianas que sufren de infertilidad (según la Encuesta nacional de demografía y salud, 2010).

Cualquiera que sea el fin, lo cierto es que hasta hoy no está reglamentado por la ley y, aunque no es un delito, tampoco se considera una práctica legal.

La mujer de 29 años llegó al Centro de fertilidad de Medellín decidida a alquilar su vientre. Lo primero fue “llevar mi información y someterme a exámenes médicos“, cuenta. El centro se puso en contacto con ella cuando llegó una pareja con problemas de infertilidad. Y un embrión, que resultó del esperma y óvulos de los futuros padres, fue implantado en su útero.

Doctor, lo que nos importa es que sea sana mental y físicamente, y honesta, que no nos vaya a fallar“, pidió la pareja sobre la madre que alquilaría su útero. Después atravesó por un proceso médico: estimulación ovárica, seguimiento de su ciclo menstrual, aspiración de óvulos, unión con el esperma de su esposo para formar el embrión que implantaron en el vientre de Clara, Ana o Martha. Pudo ser cualquiera. Los padres no conocen a la madre subrogada.

Byron Ríos, director del Centro de fertilidad de Medellín, explica que escogen madres subrogadas saludables física y mentalmente, libres de enfermedades hereditarias, con mínimo dos hijos y un método de anticoncepción quirúrgico. Los padres de crianza, por su parte, deben tener un problema de fertilidad, capacidad económica para asumir los gastos (que pueden ir desde 13 a 30 millones de pesos (200,000 pesos mexicanos)) y se les deja claro que el tratamiento puede fallar en los primeros intentos. La selección del vientre la hace el centro.

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Bebé de 1 año embarazada

Una pequeña bebé de un año de edad en Arabia Saudita esta embarazada. Los médicos dicen que se trata de un caso único en el mundo. La explicación científica argumenta que cuando “la madre de la pequeña niña estaba embarazada, tenia dos fetos en su interior. Pero lamentablemente uno de los fetos creció dentro del otro, es por eso que la niña nacio con un feto en su vientre“.

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