Las gemelas Gibbons

Con nada más que tres años de edad, las gemelas Gibbons se embarcaron en un comportamiento donde rechazaban la comunicación y la socialización con otros seres humanos, hasta el punto de desarrollar un lenguaje particular que resultaba incomprensible hasta para sus progenitores. Unidas en un mundo extraño y lleno de secretos, las pequeñas crecieron víctimas de acoso escolar, lo que contribuyó aún más a su retraimiento. Solo sus diarios y escritos literarios perturbadores servían de conexión entre la mente de las pequeñas y la realidad.

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