Mi primer deseo fue un vaso con agua. Algo sencillo para cerciorarme de que aquel hombre envuelto en un aura brillante no era producto de una alucinación vívida. “Concedido”, dijo el genio mientras asentía con la cabeza. Instantáneamente un vaso lleno de agua se materializó sobre la barra de mi cocina. El cristal estaba frío al tacto, y el líquido refrescante mientras bajaba por mi garganta.
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Estos son los arrepentimientos que más perduran en la vida
¿Vives arrepentido de algo? Seguramente muchos desearían tener el poder de regresar el tiempo para realizar algo que terminaría cambiando de forma significativa sus vidas. Y es que los arrepentimientos más duraderos son aquellos que nos conducen a la incapacidad de vivir según nuestro “yo ideal”. Así lo concluyó una nueva investigación encabezada por científicos de la Universidad Cornell.
El deseo de Amy – Creepypasta
Cuando Amy cumplió cuatro años, le hablé sobre el juego de las pestañas. Ya sabes, ese donde cada vez que te encuentras una pestaña cierras los ojos, pides un deseo, respiras profundo y la soplas en el viento. “Si tienes suerte”, le dije, “tu deseo se hará realidad”. Amy reflexionó por un momento y entonces dijo que era un juego estúpido. Me reí y le pedí que nunca más repitiera la palabra estúpido. Recuerdo que me sentí agradecido de que ella no creyera que Santa Claus y El Conejo de Pascua eran estúpidos. Eso sí que habría sido un problema.
El hombre de los deseos – Creepypasta
Cuando mi hija cumplió tres años empecé a tener sueños extraños. Me encontraba caminando por la casa en la oscuridad buscando algo que no puedo recordar. Me hacía camino hasta su habitación y ahí, en la oscuridad, inclinada sobre su cama se encontraba una figura alta y oscura vestido con lo que parecía una gabardina y un sombrero de ala ancha. Podía verle mirándola fijamente mientras esbozaba una sonrisa maniática. Sus ojos, si es que tenía, estaban cubiertos por enormes gafas en las que podía verme reflejado.
Creepypasta: La foto que ríe
Cuando yo tenía ocho años, mi padre fue diagnosticado con esquizofrenia. Pase diez años sin saber lo que era una buena noche de sueño. Él solía tener ataques de pánico todas las noches, y emitía gritos verdaderamente terribles. Teníamos que mudarnos frecuentemente pues ningún vecino nos soportaba. Y mi madre jamás quiso dejarlo al cuidado de otra persona. De la forma que fuera, ella lo amaba.
Mi padre nunca dio señales de algún problema mental. Por lo menos no hasta aquel accidente en la fábrica. Él trabajaba en una enorme fábrica encargada de crear piezas específicas para camiones. Eso, por supuesto, en una época donde no había robots que hicieran todo por ti. Un pequeño descuido, y listo. Mi padre quedó invalido de por vida.
25 mayores pesares en la vida: ¿cuáles son los tuyos?
La vida moderna suele ser demasiado ocupada. Si te pones a pensar un segundo verás que este ritmo tan ajetreado se resume entre posponer los objetivos para inicio de año, atrasar los encuentros con los amigos, perder un almuerzo con la familia, y un largo etcétera.