Sabemos que en la actualidad se hacen estudios científicos sobre cualquier cosa, pues uno nuevo acaba de revelar la forma en que el cristiano estadounidense promedio imagina el rostro y la personalidad de Dios, y los resultados son muy distintos a lo que podrías imaginarte. Durante miles de años los escritores, artistas y filósofos han buscado entender y describir el rostro del dios cristiano. Y ahora toca el turno a los científicos.
En una época donde la fe cristiana era perseguida por poderosos gobernantes que no tenían intención de abandonar el statu quo, surgieron algunos personajes tan convencidos de sus ideas religiosas que las sostuvieron, literalmente, hasta el último aliento. A medida que sus historias fueron divulgadas y adornadas con historias fantasiosas por múltiples generaciones, y gracias al ascenso de la figura de Jesucristo en la esfera religiosa del mundo, estos mortales terminaron adquiriendo el título de santos.
La crucifixión era un método de represión y castigo muy popular en la antigüedad aplicado a esclavos, ladrones e individuos que representaban una amenaza para el poder del Estado. La coincidencia de que se haya integrado en múltiples relatos de figuras mesiánicas puede explicarse por la transmisión oral de estas historias, que eran contadas, modificadas y recontadas hasta que, finalmente, quedaban registradas en textos años después.
Como seguramente sabes, el sitio donde los fieles creen que Jesús fue sepultado tras su crucifixión en Jerusalén se convirtió en uno de los lugares más sagrados para el mundo cristiano. Esta sepultura (evidentemente vacía, pues según la tradición cristiana Jesús resucitó el Domingo de Pascua) se ubica en la iglesia del Santo Sepulcro, un templo con una historia realmente maravillosa.
Según la demonología, existen siete líderes en el infierno responsables por cada uno de los pecados capitales.
En el remoto año de 1589, un teólogo y obispo alemán llamado Peter Binsfield asoció a cada uno de estos demonios con un pecado. Belcebú sería el responsable por la gula. Su imagen provino del dios de la fertilidad Baal, idolatrado por los cananeos, pero considerado un falso dios por la doctrina cristiana. Sin embargo, en una serie de textos de 1613 escritos por el inquisidor francés Sebastien Michaelis, se le considera el promotor del orgullo.
A los estudiosos del cristianismo les resulta complicado afirmar las cosas con absoluta certeza, pues como todo tuvo lugar hace mucho tiempo, las evidencias disponibles son confusas. Sin embargo, existen algunos datos extraños sobre esta doctrina que no suelen mencionarse mucho en nuestros días, como…
