Hernan Cortés: Lo bueno, lo malo y lo feo.

Hernan Cortés (1485-1547).

LO BUENO: Intrépido y persistente hasta la temeridad.

Hernán Cortés fue un agudo observador, supo percibir los temores de Moctezuma y distinguir que el poderoso imperio azteca contaba con acérrimos enemigos a los que logró atraer a su causa con impecable elocuencia. Nunca consideró la posibilidad del fracaso, decidido a lograr su objetivo mandó quemar las naves quedando él y los integrantes de su expedición sin posibilidad de dar un paso atrás. Si bien se permitió un momento de debilidad llorando sus desgracias debajo de un ahuehuete la noche del 30 de junio de 1520, no vaciló ni abandonó su idea de conquista hasta alcanzarla.

LO MALO: Codicioso y sanguinario.

En su camino a Tenochtitlan, Hernán Cortés celebró alianzas o libró sangrientas batallas con aquellos de quienes recibía negativas. Acostumbrado al triunfo, se permitía ser «benévolo» a conveniencia liberando prisioneros a cambio de víveres, tesoros y esclavas que eran repartidas entre sus hombres. Con maliciosa astucia, disimuló desconocer los planes de ofensiva de los cholultecas y cuando menos lo esperaban los encaró; mientras de su boca salían amenazas de muerte, sus aliados se lanzaron sobre ellos matando a más de tres mil hombres en sólo unas horas.

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